Un sorbo de agua de leche calmó el hambre de un bebé antes de morir

Un sorbo de agua de leche calmó el hambre de un bebé antes de morir

 Familiares de Royer Augusto Machado nino muerto el pasado sabado por desnutricion en el barrio Las Trinitarias. Foto: La Verdad

Familiares de Royer Augusto Machado nino muerto el pasado sabado por desnutricion en el barrio Las Trinitarias. Foto: La Verdad

La vivienda de las Machado la sostienen con piedras. La lluvia se avecina y el rancho verde, sin puertas ni ventanas y separado por latas, se tambalea. La fuerza del viento tumba una roca y por poco cae sobre la cabeza, de uno, de los cinco niños que juguetean con arena debajo del almendrón. El luto, por la muerte del bebé de la casa, Royer Augusto Machado Machado, de 18 meses, no se percibe en el ambiente, hay risas, reseña La Verdad.

En tres sillas de metal con cojines desgastados y grises por la suciedad, las dos adultas de la casa reciben a La Verdad. La muerte del menor de los hermanos sorprendió a la comunidad. Murió de hambre, envuelto en trapos y sobre una cama de colchón desgastado el pasado sábado 20 de agosto. Su madre, Jazmín Machado, no notó ni siquiera la hora de su último aliento.

Yesenia Machado, abuela del bebé, corre por la avenida 84D del sector 2 de Las Trinitarias para buscar a su hija, Jazmín, a quien una vecina le regalaría algo de almuerzo. A su regreso, juran que hicieron lo posible para que el bebé no muriera.





Cada día, la anciana y su hija caminan kilómetros, tocan puertas, ofrecen sus servicios domésticos a cambio de algo de dinero o un plato con comida. No siempre consiguen y desde hace algunos meses deben conformarse con darle a los niños un bocado, con suerte, cada 24 horas.

Atadas de brazos

Jazmín, quien tiene dificultades visuales, viste un jean desgastado y una franela negra. Cariñosamente, sienta en sus piernas al penúltimo de sus hijos, de cinco años. A pocos metros, se acomoda en otra silla su madre, para reforzar las declaraciones de la mujer.

Los niños tenían muchas horas sin comer, el ama de casa no precisa con exactitud cuánto tiempo. No recuerda. Comer para su familia no es un hábito diario. Explica que esa noche una vecina le regaló unos gramos de harina de maíz, un par de arepas las distribuyeron entre los seis niños, su madre y ella. Al bebé le calmaron, a las 7.00 de la noche del viernes 19 de agosto, el llanto con unas onzas de “agua de leche. Un poquito de tetero pa’ que aguantara pal otro día”.

Al bebé lo envolvió en una sábana y lo recostó. El sábado a la 1.00 de la madrugada le extrañó que el bebé no se movía. levantó a su madre asustada y le dijo que algo andaba mal, trataron de auxiliarlo pero no respiraba. “Pedimos ayuda y vino la Policía”, los detectives trasladaron a Jazmín con el bebé hasta el centro asistencial más cercano. Allí certificaron la muerte.

La Policía científica inició las averiguaciones. “Pensamos que sería un caso de maltrato, pero la autopsia reveló lo contrario”, informó un oficial. A las 9.00 de la mañana, la madre llegó escoltada por los detectives a la morgue forense. Sigilosamente se bajaron de la camioneta. El cadáver iba envuelto en una cobija entre sus brazos “como si estuviera dormido”. En la necropsia los médicos forenses determinaron que un cuadro de desnutrición severa fue la causa de muerte.

Tres días tardaron para sepultarlo, no tenían recurso para el ataúd y los gastos fúnebres. Pidieron por el barrio y el Consejo Comunal les ayudó con el gasto. El cadáver de Royer Augusto Machado Machado, de 18 meses, lo sepultaron en una fosa común en el cementerio municipal. Allí permanecerá hasta que otra criatura necesite fosa.

Dos años tienen las Machado residenciadas en Las Trinitarias. Los ladrones las despojaron de los pocos electrodomésticos que tenían.

Uno de los hijos, de 18 años, anda en malos pasos en el centro de Maracaibo y otro, de 15, trabaja en un depósito de licores. El resto abandonó la escuela por falta de recursos.

Precariedad

En dos habitaciones se divide la casa sin puertas, un cuarto estrecho con dos camas individuales que utilizan las niñas. En el segundo otras dos camas comparten las mujeres con los varones, allí mismo tienen la nevera blanca, una lavadora dañada y la cocina de cuatro hornillas. Electrodomésticos a medio andar, vacíos y cubiertos de sucio.

Un tanque azul en la entrada los sustenta de agua, deben llenarlo con una manguera “cuando viene el agua y no es siempre”. El único baño “está dañado, debemos utilizar los baldes y luego vaciarlos en el pozo séptico”, explica la abuela tranquila, mientras se acomodaba su bata de dormir color salmón. Pese a que no tenía sostenes buscaba estar lo más presentable posible con lo que llevaba puesto.

Buscan causas

Una comisión del Ministerio de Alimentación de Caracas viajó a Maracaibo para investigar el deceso del bebé. Reaperturarán el caso y solicitaron una investigación. Los médicos forenses ratificaron el deceso por desnutrición.