Gustavo Tovar-Arroyo: ¿Marcha interruptus?

Gustavo Tovar-Arroyo: ¿Marcha interruptus?

 

    

 





“Otra vez os digo:

Si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra

acerca de cualquier cosa que pidieren,

les será concedido por mi Padre

que está en el cielo”

Mateo 18:19

 

El único defraudado

Después de la decepcionante actuación del liderazgo político opositor en las últimas elecciones presidenciales de 2013 mantuvimos una crítica de tono alto contra la Mesa de la Unidad (MUD) y algunos de sus representantes hasta que tuvo un cambio de directiva (y dirección).

Nadie nos puede señalar por haber permanecido callados, mucho menos clementes, ante uno de los peores fraudes que ha sufrido el pueblo venezolano en su historia. Fraude que contó con la extravagante complicidad de los perpetradores del robo electoral (el chavismo) y de todos aquellos que lo permitieron (la oposición), desoyendo la sagrada voluntad popular que se manifestó a través de los votos.

El único defraudado real de aquel episodio fue el pueblo de Venezuela que, contra todo pronóstico, desafió a la dictadura y se pronunció por un cambio.

Un cambió que no llegó, que se les niega.

 

El encarcelamiento de Yon Goicoechea

Agrade a quien agrade el siguiente argumento, es innegable que el liderazgo de Yon Goicoechea al frente del movimiento estudiantil en 2007 fue fundamental para propinarle la única derrota electoral que sufrió Hugo Chávez en vida. La única.

Pese a que el sátrapa vivía su apoteosis, con un barril de petróleo por encima de los 100 dólares, sin oposición política organizada ni medios de comunicación que permitiesen neutralizar las archimillonarias campañas propagandísticas del régimen chavista, Yon logró capitalizar el descontento nacional, desafió al poder omnímodo y omnipotente del chavismo y le metió una pela a su comandante supremo. Tremenda pela. No hubo violencia, hubo firmeza. No dejó que le robaran las elecciones -no al él- al pueblo de Venezuela.

Aquella impecable victoria hoy lo tiene preso, años más tarde le están cobrando muy caro su osadía.

 

Voto y calle, nos une

Desde los fraudulentos y muy frustrantes resultados de la elección presidencial pasada, hemos llamado la atención, urgido, hasta rogado al liderazgo opositor para que se movilice en las calles, para que entienda que sin presión popular “movilizada” la dictadura chavista hará lo que le da la gana y seguirá cometiendo los peores crímenes que podamos imaginar, como actualmente está sucediendo. Lo hemos hecho con desinterés y sin ánimo de causar divisiones internas, impulsados por la única historia de éxito que hemos tenido frente a Hugo Chávez (las elecciones de la reforma constitucional de 2007), mostrando que sólo con movilización en las calles y votos la dictadura cede.

Después de mucho trajinar y debatir, después de mucho dolor y sufrimiento, la MUD se ha organizado y movilizado en torno a la realización del Revocatorio y, pese a todas las esperadas trabas y dificultades, ha persistido. Lo ha hecho bien y lo hemos reconocido, incluso celebrado con humildad.

La Unidad (en mayúsculas) es evidente. Estamos “unidos” en la misma ruta: voto y la calle, nuestro destino último es la libertad.

¡Al fin!

 

La toma de Caracas

La extraordinaria convocatoria de la toma de Caracas es prueba de que unidos somos más fuertes, de que unidos somos invencibles. Ya lo habíamos comprobado en las pasadas elecciones parlamentarias y la rotunda derrota que le propinamos a las fuerzas dictatoriales del chavismo, y lo corroboramos esta semana con la descomunal e impecable marcha capitalina convocada exitosamente por la Mesa de la Unidad.

Pese a la comprensible frustración de muchos, estimo que el balance de la toma de Caracas fue positivo. Millones de venezolanos movilizados y desafiantes fueron el mensaje.

La colosal movilización ejerció una doble presión sobre el régimen y la MUD. La ciudadanía quiere cambio, se moviliza masivamente por él. Un día a través del voto; el otro, en las calles.

Estamos convencidos de que la dictadura chavista no respetará el agobiante clamor popular si no hay presión en las calles, no lo ha hecho antes, no lo hará en el futuro.

La pregunta es: ¿qué hará la MUD si nos niegan el Revocatorio?

¿Tocará cacerolas?

 

¿Marcha interruptus?

En el marco teórico y estratégico de la lucha noviolenta, lo ocurrido el pasado 1 de septiembre fue extraordinario. Volvimos a la calles para manifestar pacífica, pero masiva y categóricamente nuestra voluntad de alcanzar un cambio por las vías democráticas, como la Constitución lo permite. Ese evento no fue propuesto para salir del régimen ni para tomar Miraflores, fue propuesto para mostrarle los dientes de cambio a la dictadura, para exigir la realización del Revocatorio, y se logró con creces el objetivo: organización, movilización, lucha pacífica y ruta estratégica.

No creo que se haya tratado de una “marcha interruptus”, todo lo contrario, creo que fue una manifestación orgásmica y completa de la voluntad de cambio de la ciudadanía, que cumplió un doble propósito, como expreso antes, por un lado, le advirtió a la dictadura que la quiere fuera del poder y arrinconó a la MUD para que actúe con rigor y con la fuerza estratégica que sea necesaria para lograrlo.

El Revocatorio es la última iniciativa democrática y republicana que nos queda para alcanzar el tan ansiado cambio en Venezuela. Todavía está activo y hay que ofrecer nuestro mejor y mayor esfuerzo para que se logre. Si lo lidera Capriles o la MUD, hay que apoyarlos con determinación, sin ningún resquicio de duda. Yo lo hago, pese a mis consideraciones críticas, lo hago con humildad. Su ejecución es por el bienestar de Venezuela, por el tan ansiado y urgente cambio.

Lo que sigue, si nos niegan el Revocatorio, es la desobediencia civil y noviolenta, la rebelión popular. No sería la primera vez que Venezuela o una nación del mundo se rebele a una tiranía. No será la última.

Sabemos qué el régimen saboteará e intentará impedir el referendo. La pregunta crucial -insisto- es: ¿qué hará la MUD entonces? ¿Obedecerá al régimen chavista u obedecerá el clamor del glorioso y bravo pueblo de Venezuela? Nuestros niños mueren de hambre. Nuestra nación es una ruina.

Yo estoy claro, estaré del lado de mi admirado y amado pueblo venezolano.

Mi pueblo…

Gustavo Tovar-Arroyo

@tovarr