Félix Seijas Rodríguez: ¿Hablamos?

Félix Seijas Rodríguez: ¿Hablamos?

 

 

Durante algunos días la opinión pública centró su atención en comentarios sobre supuestos encuentros entre Gobierno y oposición. El martes pasado las dudas quedaron despejadas: los encuentros eran ciertos y los nombres de los protagonistas se conocieron.

Para que Venezuela pueda salir del hoyo en el que se encuentra, sin traumas adicionales a los que ya padece, es imperativo que Gobierno y oposición se acerquen a través de un diálogo que allane el camino a soluciones democráticas. Adicionalmente, cerca del 80% de la población identifica el diálogo como un elemento que, más allá de lo que cada quien piense que deba suceder con la Presidencia de la República, puede brindar soluciones inmediatas los problemas más agudos que les aquejan. Es decir, estos intentos de encuentros no solo son necesarios, sino que además responden al clamor de la mayoría, por lo que no se puede sino celebrar que los mismos se estén llevando a cabo.

Entonces, ¿por qué la noticia sobre reuniones entre las principales facciones de la política nacional causó tanto revuelo? Pues porque las mismas eran secretas y fueron divulgadas de manera no planificada y con intenciones innobles, en un país que atraviesa por una situación social y económica de gran sensibilidad, y en el cual el 60% desconfía de la clase política.

Puede que la aprensión hacia tal desconfianza haya llevado a la MUD a mantener estos primeros acercamientos alejados de la opinión pública, y evitar así que estos fuesen mal interpretados. Sin embargo, tal decisión colocó en manos de su adversario la oportunidad de asestar un nuevo golpe a la imagen de la Unidad. Y es que hay dos cosas que le hacen mucho daño a la MUD. Una es transmitir a la población falta de cohesión, y la otra es emitir señales que activen las alarmas de la desconfianza. Estas reuniones privadas han sido utilizadas por el Gobierno para atacar ambos flancos. Por un lado, al no estar todos los actores de la coalición opositora informados sobre tales acontecimientos, resultaba sencillo crear un ambiente de zozobra, al menos por unas horas, que pusiera en entredicho la solidez de la Unidad. Por otra parte, el hecho de que la opinión pública no estuviese enterada sobre estas reuniones ni de sus propósitos, dio pié a que a representantes oficialistas les bastara con soltar algunas frases para sembrar la duda sobre cuáles eran los puntos tratados en los encuentros, y las intenciones que estos perseguían. Y  todo esto sucede estando aún fresca en la memoria la experiencia de las reuniones en Santo Domingo.

Estamos a las puertas de eventos cruciales en el desarrollo de la agenda política del país. Se acerca la decisión sobre la fecha y las condiciones para la recolección del 20% de voluntades para la activación del Referendo Revocatorio. Este evento representa en sí mismo un riesgo enorme para el Gobierno, que necesita minimizarlo a toda costa. Por lo tanto, es de esperar que las condiciones que coloque el CNE para la recolección de firmas sean las peores para el propósito opositor. También, en algún momento quedará claro que el Referendo no se realizará en 2016, con las consecuencias que esto supone. Con todo esto a la vuelta de la esquina, resulta indispensable para el oficialismo debilitar a la MUD como representante de la masa opositora; mermar su capacidad de movilizar a millones como lo demostró el pasado primero de septiembre; restarle fuerza como ente canalizador de una energía latente que hoy se muestra dispuesta a manifestar su molestia. Por eso busca confundir. Por eso busca dividir. Por eso hace creer a la población que en reuniones exploratorias se están negociando cosas a espaldas de la gente.

La oposición debe evitar facilitarle el trabajo al Gobierno. El foco debe estar en el evento del 20%, en lo que él representa y puede originar. Existen más de diez millones de almas que dicen querer el Referendo. Esa motivación hay que cuidarla. Ese ánimo hay que potenciarlo porque las trabas que se avecinan así lo requieren. En enero advertíamos que la estrategia comunicacional jugaría un rol vital en el desarrollo de los acontecimientos durante este año y que de ella dependería el éxito o fracaso de la cruzada opositora. La principal amenaza para la coalición es que precisamente en el tema comunicacional pareciera que en estos momentos se encuentra su debilidad.

Félix Seijas Rodríguez

13-09-2016

@felixseijasr

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