Virginia Contreras: No solo has de serlo, sino parecerlo

Virginia Contreras: No solo has de serlo, sino parecerlo

thumbnailVirginiaContrerasMientras la población venezolana se preparaba para una segunda ronda de manifestaciones públicas a favor del referéndum revocatorio (RR), la misma se entera por boca del Gobierno Nacional que desde hace algunas semanas un grupo de miembros de la agrupación política, Mesa de la Unidad Democrática (MUD), había comenzado a reunirse con destacados representantes del oficialismo con la idea de “negociar lo negociable” (esta frase proveniente de uno de los negociadores oficialistas participantes, el ex embajador Roy Chaderton).

A raíz de esta noticia se han venido sucediendo una avalancha de informaciones de parte de representantes del gobierno sobre las pretendidas negociaciones, las cuales sorprendieron no solo a los propios miembros de algunos partidos que forman parte de la MUD, sino a la comunidad nacional e internacional. Tanto así,  que medios de comunicación internacionales, que regularmente han manifestado su solidaridad con la oposición del país hicieron saltar las alarmas frente a una información, que como la mencionada, a todas luces parecía ser falsa. ¿Y cómo no iba a parecerlo, se preguntaban estos, si los más connotados líderes de la referida agrupación política habían manifestado publica y reiteradamente, la imposibilidad de que llegasen a sentarse con el oficialismo a negociar temas tan importantes para aquella, como el RR?

Esta duda respecto a la veracidad del anuncio fue aderezada por la reacción de la MUD, la cual si bien inicialmente algunos de sus líderes se adelantaron a negar tales reuniones, a las pocas horas la organización ofrecía un comunicado, cuyo efecto resulto aun peor que la información inicial. Y es que en el referido mensaje publico dicha agrupación, si bien reconoce su participación en dos reuniones de “pre dialogo”, a cuyo efecto incluso llego a constituir una “Comisión de Alto Nivel”, niega a muerte su intervención en un dialogo. Algo así como la hija soltera que frente a la reacción molesta de su padre, le aclara que por los momentos no se encuentra preñada, sino medianamente embarazada.





El tema del dialogo, o como lo quieran llamar, requeriría de una serie de análisis que a la hora de la verdad resultarían inocuos frente a la gravedad de la situación planteada. Es obvio que toda sociedad organizada, y Venezuela no es la excepción, requiere de negociaciones continuas para el cumplimiento de sus objetivos. Si la MUD entendió que era necesario un dialogo para destrabar algún aspecto del ámbito político, beneficioso para los venezolanos, nada de particular tendría en reunirse con miembros del Gobierno venezolano, con o sin intermediarios, a fin de conversar al respecto.

Pero una cosa es la necesidad de un dialogo, y otra muy diferente es la realización de este a espaldas de una sociedad ingenua que ha apoyado de manera casi absoluta  y hasta temeraria a las ocurrencias de la ahora MUD, y de la antes Coordinadora Democrática (CD), en las buenas y en las malas.

Particularmente en estas últimas, en las cuales han sido los ciudadanos comunes y no sus líderes quienes han terminado en el cementerio o en la cárcel por seguir estrategias poco ortodoxas, con resultados bastante discutibles, como participar en el paro petrolero, o en las famosas “guarimbas”.

¿Qué podrían pensar los venezolanos al enterarse que algunos de los líderes opositores se habían venido sentando junto al oficialismo para negociar temas como el RR, cuando el pasado mes de julio, por ejemplo, el Presidente de la Asamblea Nacional, Henry Ramos Allup, manifestaba que el RR no sería “objeto de negociación, entendimiento o trueque con ninguna otra circunstancia política que sugieran sectores oficialistas”? ¿Y en donde además advertía que de existir comentarios sobre posibles negociaciones estos eran “estimulados por sectores oficiales para enfrentar a la oposición y para posicionarla mal ante la opinión pública”?

¿Qué puede sentir cualquier ciudadano, cuando en respuesta a su lógica reacción de asombro y molestia, se le acuse de ser divisionista, o chavista?

¿Cuál sería la diferencia entre la reacción del gobierno bolivariano, el cual cada vez que es censurado por algún miembro de la oposición venezolana lo acusa de formar parte de un complot para defenestrarlo, y la actitud de la MUD, que acusa a sus detractores de formar parte de algún otro mecanismo complotista? 

Tal vez algunos miembros de la MUD, a sabiendas de la cantidad de elementos que conspiran en el ambiente para evitar una solución pacífica a la crisis política que vive Venezuela, sientan frustración por el rechazo que su actitud ha causado en gran parte de la sociedad venezolana. No obstante, lo que todos sus integrantes deben entender igualmente es que lo que están pretendiendo negociar no es la mudanza de una sede del partido de un lugar a otro, o la exención de impuestos de alguno de sus miembros, sino la democracia y la paz de la Republica, circunstancia que afecta no a un sector del grupo político, sino a todos los venezolanos. Bien deberían tener en cuenta los integrantes de la MUD, o de cualquier organización cuya obligación sea asumida de manera genérica, respecto a la necesidad de actuar como un “buen padre de familia”, aquella acepción proveniente del Derecho Romano, referida a la culpa, aceptada casi universalmente como regla de conducta que toda sociedad debe esperar de un ser razonable.

Por mucha buena fe que las actuaciones de un sector de la oposición hayan puesto en su proceder, la  actividad política de cualquier ciudadano o grupo de expresión requiere de una extrema transparencia, más aun en la actualidad cuando el efecto de una situación es transmitido en segundos por el mundo, y peor aun cuando cotidianamente se acusa al Gobierno venezolano de mentir y actuar con engaños frente a la población. Y es que así como “la mujer  del César no sólo debe ser honesta sino además parecerlo” (Emperador Julio César, 102-44 a. C.), en política la imagen que se proyecta al exterior vale más que el contenido de un comunicado público.