Vivir la experiencia de ser un preso, al menos por un día y sin ninguna consecuencia penal, es lo que el empresario Geronimos Dimitrelos quiere ofrecer a los turistas que visiten Vero Beach, en Florida, Estados Unidos, y se alojen en su “cárcel”.
Dimitrelos compró recientemente en una subasta pública el antiguo correccional del condado de Indian River, que fue clausurado por el estado en 2012 por falta de presupuesto.
En principio este prominente empresario de Fort Lauderdale (Florida) quiere reconvertir el lugar en la sede de su compañía “Algae to Omega”, dedicada a la investigación científica de las algas para los mercados de la nutrición, la belleza y la salud.
Sin embargo, ahora se plantea también el alquiler turístico y hasta tiene ofertas para usar el antiguo correccional como lugar de filmación de películas.
Espacio no le falta para desarrollar esas y otras muchas ideas que se le ocurran.
Repartidos en un terreno de 99 acres (más de 40 hectáreas) hay 17 edificios en los que llegaron a estar recluidos hasta 484 presos, vigilados por más de un centenar de funcionarios.
“Es muy importante seguir investigando las propiedades de las algas y las capacidades que tiene para mejorar la vida de la sociedad, por eso creo que este lugar es perfecto para seguir desarrollando nuestra actividad”, explicó a Efe Dimitrelos.
Sin embargo, Rob Goodman, uno de sus mejores amigos, tuvo la idea de publicar un aviso a través de la plataforma de alquiler temporal Airbnb para ver si realmente habría interesados en alojarse en la antigua edificación penitenciaria por 100 dólares la noche en la “celda”.
“Decidí hacer una prueba y poner una oferta en internet. Tuve muchísimas solicitudes, muchas más de las que hubiésemos querido”, indicó.
Ante la avalancha de pedidos, Goodman, que también ejerce de administrador, se vio obligado a retirar el anuncio de internet ya que el antiguo correccional, donde habían cumplido condena jóvenes de edades entre 14 y 18 años, aún no estaba preparado para acoger este tipo de experiencias.
Goodman dice que sigue “recibiendo contactos” de gente interesada en pasar una noche en una cárcel de Estados Unidos “para tener la sensación de estar recluido”.
“Incluso me han escrito antiguos presos que habían estado aquí para venir con su familia y mostrar cómo era su vida dentro de este correccional”, aseguró Goodman, que se dedica a la producción de cine y televisión.
Las celdas siguen conservando las camas, hechas de hierro, con la letrina y el lavamanos, mientras que en los laterales de los pasillos están las cuatro duchas exteriores, a la vista de todos.
Para llevar a cabo este tipo de negocio, los dueños de esta prisión abandonada no deberían cumplir con ningún requisito legal ya que, según dicen, “los usuarios estarían haciendo cámping” y “la gente solo debería traer todo lo necesario para pasar una noche aquí”.
Algunas zonas de estas instalaciones han quedado prácticamente intactas, como la librería o la enfermería, que sigue teniendo algunas de las camillas y los aparatos médicos que se utilizaban por aquel entonces.
Podría ser el enclave perfecto para rodar una película de terror por su ambiente tétrico y lúgubre y, es por eso, que algunas compañías ya se han puesto en contacto con ellos “para convertir este lugar en un parque temático de horror”.
“También algunas productoras están muy interesadas en rodar aquí, eso es fantástico”, añadió Goodman mientras mostraba orgulloso algunos de los espacios más característicos del lugar.
Pese a eso, tanto él como el director general de “Algae to Omega” insisten en que el objetivo principal de la compra es reconvertir esta prisión en un centro de investigación científica pionero en el mundo, “un negocio multimillonario”.
“Nos tomamos muy en serio todas las propuestas que nos hacen, pero nuestra prioridad es el desarrollo de la compañía”, subrayó.
En ese sentido, el también cineasta apuntó que en el momento en el que encuentren “un equilibrio” para desarrollar ambas actividades, empezarán a alquilar las celdas a aquellos que quieran pasar una noche en la cárcel.
Antoni Belchi/EFE