Las condiciones del pueblo soberano, por @MichVielleville

Las condiciones del pueblo soberano, por @MichVielleville

michelleLa forma de gobierno democrática tiene como máximo principio el respeto a la voluntad soberana, a las preferencias ciudadanas. Ello plantea la idea de un sistema de gobierno en el cual quienes fungen como gobernantes aceptan las obligaciones de tener que rendir cuentas, de someterse a las leyes y hacer cumplir la voluntad de lo que la mayoría desea. Pero en Venezuela esa mayoría se ha venido expresando por caminos no regulares, manifestando constantemente su malestar ante las acciones de un  Gobierno que ha desafiado aquellos ideales centrales.

Hay un régimen instaurado que se ha negado a aceptar sus obligaciones, que no quiere rendir cuentas, ni respetar el orden constitucional, y que se ha negado a escuchar la voluntad de lo que el pueblo venezolano verdaderamente quiere. La semana pasada el CNE anunció al país unas condiciones que sólo confirmaban el papel que este organismo ha venido asumiendo, que ahora no puede ocultar su color partidista, siendo así merecedor del título de “oficina electoral del régimen”, al colocar trabas a la voluntad del soberano, estableciendo la recolección de un 20% regional, cuando claramente el artículo 72 de la Constitución señala que este porcentaje corresponde al padrón electoral nacional; y disponiendo de una cantidad de máquinas de 5.392 inferior a las exigidas (que fueron 19.500), cuando en procesos de elecciones internas de otras organizaciones con fines políticos (PSUV) la asignación fue superior. Pero hay un pueblo que no está dispuesto a permitir que su voluntad sea contenida.

La estrategia oficialista tenía la intención de conducir a la Unidad a una encrucijada. Donde aceptar las condiciones, significaba hacer cómplices a los ciudadanos del irrespeto a nuestra constitución. Pero en la cual negarse a aceptarlas también se convertiría en el mejor pretexto para negar toda posibilidad de realización del referendo revocatorio, al no enmarcarse en las reglas del juego dispuestas por el poder electoral, con lo cual desde el gobierno se utilizaría el recurso discursivo de que la no realización del revocatorio era culpa de la oposición, y no de ellos, pretendiendo así desmoralizar y desmotivar a la ciudadanía. Pero desde la Mesa de la Unidad Democrática, de la mano con el pueblo, exitosamente ya ha sido posible desmontar ese plan.





Hoy hay un pueblo que sabe que las tiranías incrementan la represión cuando no pueden contener el descontento, ni sostener las mentiras en las cuales se apoyan para tratar de conseguir adeptos que les permitan perpetuarse en el poder. Hoy hay un pueblo que cada día manifiesta su profundo rechazo a un gobierno que ha desmejorado su calidad de vida, que ha traído pobreza y que le ha hecho más difícil la obtención de su bienestar. Un pueblo que también es consciente de que sólo la movilización, la protesta pacífica, la presión ciudadana, la participación política, es la mejor arma con la cual puede contar para obligar a este gobierno a retomar el hilo constitucional.

Sólo las condiciones impuestas por el pueblo soberano podrán conquistar el cambio que todos queremos. El 26, 27, y 28 de octubre es nuestra mejor oportunidad para demostrar a Venezuela y al mundo la inmensa mayoría que nos acompaña, y el urgente deseo que tiene la ciudadanía de encontrar un mejor destino. Una vez superado ese último escalón podrá consolidarse definitivamente nuestros más importantes propósitos. Luego de ese día histórico, en el cual venceremos con creces los límites establecidos, enviaremos al régimen un mensaje contundente: Ningún obstáculo, ninguna artimaña podrá contener la necesidad de cambio político que exige la sociedad venezolana. Porque los lineamientos que se impondrán serán los establecidos en la Constitución, y no los diseñados por nadie más. El referendo revocatorio será este año, es esa la única vía para resolver nuestros conflictos. De negar esa posibilidad, habrá un pueblo en la calle dispuesto a conquistar su gloria cívica. Esas serán las verdaderas condiciones que imperarán en los días por venir.