La maldición chavista por @CarmonaBorjas

La maldición chavista por @CarmonaBorjas

thumbnailRobertCarmonaBorjasEl país se hunde en medio de un caos muy peligroso. Un Gobierno ineficiente e ineficaz que se limita a promover mediáticamente una obra irreal en medio de las mayores dificultades que atraviesa el pueblo, expresa la anarquía que reina desde hace años en el país, lo que trae como consecuencia, además de la destrucción de las instituciones, una impunidad sin precedentes y como consecuencia de ello, una gravísima inseguridad en medio de la cual se mueven grupos paramilitares, promovidos y protegidos por el mismo Estado, que controlan gran parte del país.

Al ritmo de la crisis política que se agrava constantemente con una cada vez mayor persecución, más presos, más torturados, más amedrentamiento, el irresponsable régimen de Nicolás Maduro acaba con lo que queda de país, anunciando nuevas políticas nacionales divorciadas de la realidad. En el ámbito agrícola, retoma el tema de los conucos productivos, y del trueque como herramienta para solventar el problema alimenticio que afirma se debe a la “guerra económica” que ha emprendido desde diversos frentes y a través de múltiples testaferros políticos o sicarios como lo dijera acerca del Presidente argentino Mauricio Macri, el imperio norteamericano. Junto a los CLAP, la migaja de la revolución, la política del conuco hará de Venezuela “un país libre de hambre”.

En materia educativa anuncia como novedad que más del 80 por ciento de los niños van a la escuela y que un porcentaje importante pasa a la Universidad y culmina sus estudios. Al mismo tiempo organiza un show mediático con más de 5.000 jóvenes que se habrían graduado de manera express de médicos comunitarios para mostrar al país los “éxitos” de la revolución, ignorando que en este sector como en todos, se ha retrocedido, el resurgimiento de la malaria y de otras enfermedades una vez erradicadas en el país, un ejemplo del desastre nacional.





La nueva política del “exterminio” de la delincuencia “muestra” que el régimen está también decidido a hacer de Venezuela “un país libre del hampa y de la inseguridad”. No se ha hablado mucho de las últimas acciones de los cuerpos policiales, informadas por los Ministros responsables del área, pero pronto deberá hacerse una evaluación que lamentablemente conducirá de nuevo a la constatación de políticas ineficientes y catastróficas propias de un régimen dictatorial como el de Nicolás Maduro.

En su afán de hacer un “país nuevo” libre de todo lo malo, maduro inicia un viaje a Turquía para encontrar a algunos productores energéticos y a su homologo y buen amigo el Presidente Erdogan, un dirigente cuestionado por todos y con razón, por sus “debilidades” en materia de derechos humanos. Pero en fin, afinidades hay y no precisamente en el tema petrolero, sino en cuanto a sus prácticas en aspectos como las violaciones a los derechos humanos, limitaciones de libertades individuales y destrucción del sistema democrático.

El régimen enfrenta el caos adentro y las calamidades producto de ese caos interno, afuera. El chavismo no solamente ha destruido la industria privada, sino que ha arruinado la industria estadal, PDVSA una vez emblema del desarrollo y del progreso de un país pujante y libre.

Después de las locuras confiscatorias de Chávez y el régimen chavista los últimos años, el régimen ha adquirido una deuda enorme que compromete el futuro del país y de las nuevas generaciones. Las demandas ante órganos arbitrales internacionales arruinan al país, mientras enriquecen bufetes extranjeros y algunos abogados en el país, por supuesto vinculados a los hombres del petróleo, tema al que en otra oportunidad me voy a referir, para desenmascarar a ese grupo de parásitos que desde el poder se ha enriquecido descaradamente.

Lo último en relación con la deuda por las confiscaciones y las demandas internacionales es una nueva demanda que la Conoco Philips introduce en un tribunal en el estado de Delaware en contra de PDVSA y su filial en Estados Unidos, CITGO, para defender sus intereses por considerar que  la estatal venezolana intenta defraudar con la venta de sus activos a sus acreedores. Un nuevo tema que junto a los otros que hacen del país un desastre debe ser examinado con la mayor seriedad por todos.

 

Robert Carmona-Borjas