La vejez es sinónimo de sabiduría, menos para Nicolás Maduro. Para Nicolás Maduro esta aparición sorpresiva de canas es preocupación por su incapacidad debido a que, lo sabe el mundo entero (menos Evo), la sabiduría brilla por su ausencia.
Obviando la sudoración excesiva producto del descomunal sobrepeso, el presidente venezolano que se burla del hambre del pueblo, vociferó bravuconadas en la tarde de este viernes frente a una minúscula porción de caraqueños en las cercanías del Palacio de Miraflores.
Comandante perdedor contra la auto-inventada “guerra económica”, crisis real que se ha dado por las paupérrimas políticas que él mismo comanda y que ha convertido a Venezuela en el país con mayor inflación del mundo e índices de escasez de latinoamérica.
Comandante perdedor del cierre de la frontera, que significó una crisis humanitaria de desplazados y que él mismo tuvo que ponerle un fin sin que diera resultados de las razones para su actuar.
Comandante perdedor de las llamadas OLP, cayapa en contra de la descontrolada delincuencia que mata día a día cientos de venezolanos y que ahora está bajo investigación de distintas ONG por considerarse cuna de ejecuciones extrajudiciales.
Comandante perdedor de la guerra petrolera, cuando viaja por todo el mundo diciendo que controlará el mercado mundial y ningún país petrolero le para ni a él, ni al presidente de nuestra maltrecha empresa nacional Petróleos de Venezuela.
Comandante perdedor del chavismo. Ese que llegó, actuó y se mantuvo en el poder gracias a la democracia y que ha perdido su esencia puesto que hace lo imposible para no medirse, perdiendo su talante democrático y por ende, su existencia misma.
Comandante perdedor de la elección, al ganar bajo sospecha su magistratura por un minúsculo margen y caer derrotado contundentemente en las elecciones a la Asamblea Nacional y torpedear cualquier tipo de iniciativa del Parlamento escudándose en sentencias nocturnas del Tribunal Supremo de Justicia.
Comandante perdedor del pueblo, al mantener y no soltar el campeonato de impopularidad para presidente venezolano alguno con índices que rozan el 90 % de la población en cualquier tipo de encuesta seria que se realice desde dentro y fuera del país.
Autodenominado “hijo de Chávez”, bajo la sombra de ser ilegítimo por la sospecha de haber heredado la nacionalidad de su madre y no estarle permitido ejercer el cargo con doble nacionalidad, Nicolás Maduro, aparece este 28 de octubre aferrándose a lo indefendible, una primera magistratura que le quedó grandísima en el país que fue el más rico de América Latina y en el que hoy en día sus ciudadanos deben mendigar comida en colas kilométricas.
El canoso de incapacidad, presidente Nicolás Maduro, comandante del miedo al saberse perdedor de un referendo revocatorio que evita y al que su “padre”, Hugo Chávez, se enfrentó en su oportunidad con la valentía que él no heredó.
LaPatilla.com / Fotos: Reuters
