Thays Peñalver: ¿Qué está pasando en la MUD?

Thays Peñalver: ¿Qué está pasando en la MUD?

thumbnailthayspeñalverAhora cuando la confusión reina, es necesario tratar de encontrar sindéresis a lo que sucede. Quienes me conocen, porque han seguido mis escritos, saben muy bien las razones por las que yo no me inclinaba como estrategia por el revocatorio, no solo porque lo que ha sucedido estaba cantado, sino por una razón que les diré luego de dar una necesaria explicación. Mi propuesta, contenida en media docena de artículos previos, era muy simple convencer a la oposición de que era necesario enfrentar las elecciones regionales, quitándole al chavismo nada menos que 21 gobernaciones para restarle buena parte de su aparato y piso político, luego acudir a las alcaldías para rematarlo y finalmente reducido a su mínima expresión convocar a una Constituyente, porque era necesario remover no solo a Maduro del cargo, sino un sistema gigantesco que es como una hidra de mil cabezas.

Pese a que mucho cabeza de chorlito cree que hay negociaciones verdaderas en el chavismo para sacar a Maduro, adelantar una elección “significativa” para sacar de la ecuación a Maduro no significa otra cosa que el final del chavismo, porque fue Hugo Chávez quien de forma clara y tajante: “firme, plena, irrevocable, absoluta y total” nombró a Maduro su sucesor, pero a la vez la forma de hacerlo fue también una orden “firme, irrevocable, etc.” de que nadie más, en todo “el Movimiento”, podrá continuar “la Revolución Bolivariana”. El revocatorio en sí, significaba el fin de todo el proceso, antes de tener la institucionalidad necesaria para recoger los pedazos (Asamblea, gobernaciones y alcaldias).

Intentar el Revocatorio significaba un nuevo ciclo, donde se acabó también la transición pacífica y democrática al socialismo, que como bien han esgrimido sus impulsores, no es otra cosa que el viejo comunismo. Por lo tanto, el régimen de Maduro al verse contra las cuerdas traspasó el punto de no retorno hacia la dictadura. Bastaba con ver la foto de Maduro en el summitt de los dictadores, en Margarita, abrazado a Raul Castro, al Presidente de Corea del Norte, a Robert Mugabe y el resto de los tiranuelos africanos era la imagen perfecta de una nueva Venezuela en la que su Tribunal Supremo de Justicia que actúa nada menos que como un Poder Constituyente, mientras que el régimen comunista gobierna solo a través de un decreto ilegal de emergencia, hecho para terremotos y calamidades, con los que asume su propio presupuesto y gastos sin control, por lo que a efectos prácticos, el Poder Legislativo ha dejado de existir en Venezuela.





Intentar el revocatorio significaba que el régimen se convirtiera rápidamente en un Estado Militar que ya sin vergüenza alguna, aparece en la televisión nada menos que en uniformes de guerra (no de campaña) con chalecos blindados y pistolas terciadas, algo nunca visto en Latinoamérica desde la época de Pancho Villa o las fotos del Cabito y de Gómez con bandoleras igualmente terciadas que seguramente pretendían un mismo fin. Mientras que el Estado Policial prescinde de toda garantía constitucional y jurídica básicas, en su accionar contra la oposición. El Poder Judicial ha decretado como “nulo” el mandato electoral de la Asamblea Nacional emanado de la voluntad de la mayoría, mientras que el Poder Electoral ha decretado que no se llevara la votación democrática en los términos expresados en la Constitución y por eso todo indica que en esta nueva Venezuela, no se volverá a votar.

Pero como dije al principio, el peor efecto del Revocatorio es el que ocurrió en la oposición, al adelantar el modelo dictatorial (desconocimiento de la voluntad del pueblo, fin del periodo electoral, estado policial) puso a la oposición contra las cuerdas al tener que definir que se estaba frente a “un Golpe de Estado” y frente a “una dictadura” y en consecuencia, en este nuevo panorama ya no hay mucho margen de maniobra posible. Frente a una dictadura solo queda activar un mecanismo de lucha en las calles, la cárcel y el exilio para unos líderes opositores y la docilidad y negociación de otra parte del liderazgo.

De allí a que observáramos esa inmensa contradicción luego de que un sector explicara que había ocurrido “un golpe de Estado” otro corrió a implementar el dialogo en contrasentido, buscando que el Vaticano salve el pundonor de un grupo que ve perdida toda esperanza, porque cree que aun la gente no se halla en  ánimos para emprender una lucha de largo aliento y en especial, porque aún no ve una formula clara de alcanzar el poder.

Por eso todos vimos esa inmensa contradicción. Mientras un grupo negociaba con el gobierno sus propios intereses judiciales, otro trata de alargar el proceso lo más posible para estar mejor situado políticamente, otro sin ambages y públicamente trata de negociar que Maduro se quede hasta el 2018 y para todos estos el Vaticano representa el mayor salvavidas político, mientras que otra parte de la oposición siente la urgencia de las calles. En fin que el revocatorio trajo como consecuencia lo que de todas formas parecía inevitable, la figura de la dictadura y si la Mesa de la Unidad se retira de su posición tendrá un problema gigante y si continúa en su postura, tendrá otro igual de grande porque ambos representan un duro tránsito para la oposición.

Sea como fuera y aunque parezca malo. No lo es. Ahora bien todo dependerá del temple democrático de quienes tienen la responsabilidad histórica de salvar a Venezuela de la tiranía que hoy la tiene secuestrada, de estar a la altura de la calle que ha trascendido ya a la tímida defensa de la Constitución y de quienes en estas horas menguadas asuman definitivamente OPTAR POR VENEZUELA.