Tamara Suju Roa: La negociación de los Derechos y el trueque de los Presos Políticos en Venezuela

Tamara Suju RoaGabriel San Miguel salía aquel 9 de septiembre rumbo a España, a ese exilio forzado que significó la negociación que con la dictadura, mantuvo el Ex Presidente Zapatero.  Gabriel estuvo  injustamente  preso 82 días en distintas cárceles del país, donde fue uniformado y le raparon la cabeza.   Luego vendría el trueque para la liberación de Francisco Márquez, quien había sido apresado con Gabriel, y pasó 121 días de periplo carcelario, para luego irse al exilio forzado a Estados Unidos, país del que también es nacional.

 

Lo que está sucediendo en nuestro país, no es más que un ritual propio de las dictaduras, donde por presión internacional y la intervención de la Iglesia Católica generalmente, se logra que los regímenes cedan ante el encarcelamiento de disidentes, y sus libertades sean negociadas de distintos modos y circunstancias. 20 de los 75 presos de la primavera negra de Cuba, fueron parte de la negociación que la dictadura de Castro tuvo que hacer con la Unión Europea y la intervención de la Iglesia, para que bajara la presión internacional, y cesara la huelga de hambre que el disidente Guillermo Fariñas, de 48 años, había mantenido por 135 días para exigir la liberación de los 25 presos que estaban muy enfermos.





 

Venezuela transita por veredas parecidas.  La entrada y salida de detenidos por las manifestaciones no han cesado, sino que se han multiplicado.  Cientos de ellos pasan por lo menos 48 horas encarcelados, otros son liberados después del mal rato de ser insultados y maltratados por la fuerza pública, y otros engrosan la lista de los encarcelados por motivos políticos. El hecho es, que los detenidos  más recientes sirven como rehenes para  darle credibilidad a esta nueva etapa que hoy transita Venezuela, donde el Vaticano, el Departamento de Estado, UNASUR y Zapatero llevaron a la oposición y al régimen a sentarse en un subibaja, para evitar lo que a todas luces venia: la confrontación final entre quienes luchan por rescatar la democracia y el Estado de Derecho y los tiranos que quieren atornillarse en el poder.

 

Para ello, derechos constitucionales como el de elegir y ser elegido, terminaron en una de las mesas técnicas conformadas, la oposición terminó compartiendo responsabilidades sobre la crisis económica y sus posibles soluciones, cuando es el Estado el que tiene la total responsabilidad sobre lo que ha sucedido en ésta materia. Los presos políticos, mencionados como “personas privadas de libertad” pasaron a ser parte de la mesa de reparación a la víctima y observamos algunas liberaciones denominadas absurdamente “de buena fe” que se otorgaron esta semana, demostrándonos que, primero, el que decide y suelta a los presos políticos es el Ejecutivo y además, que el Estado ha mantenido a ciudadanos venezolanos encarcelados por capricho, violándole sus Derechos Humanos, en las mazmorras, donde han sido tratados con crueldad.

 

La dictadura seguramente no quiere que le toquen a sus presos emblemáticos, aquellos que usa y ha usado para acreditarle a la oposición los supuestos planes de desestabilización  que jamás han podido probar, pero que les ha servido para ir por el mundo echando el cuento llorón que se repite en estos países abrazados al socialismo bolivariano, de que los quieren “tumbar”.  Tal es el caso de Leopoldo López, el preso de conciencia que el gobierno se da el tupé de maltratar en una cárcel militar, y que la mayoría de la oposición partidista ahora evita nombrar, para no “interponer ésta piedra en el zapato que es López, a ese intento de diálogo con la dictadura, que además de mantener secuestrada la justicia y sus Instituciones, nos arrancó los derechos constitucionales fundamentales, para llevarlos luego a mesas de negociación, y así no solo extender los tiempos que se le agotaban con los reclamos ciudadanos por el Referendo que ellos impidieron y las elecciones regionales, sino también para bajarle “dos” al clamor internacional que los desnudaba, y que finalmente los llamaba Dictadura.

 

Quienes durante años hemos denunciado a viva voz, nacional e internacionalmente lo que ocurre en nuestro país, nos hemos quedado estupefactos, leyendo y escuchando a quienes de pronto, aún cuando a penas los días anteriores llamaban a la confrontación y a la defensa de la “revolución” en la calle como fuera, se vistieron de blanco y rosado, y comenzaron a hablar de respeto, tolerancia y paz, como si  se estuvieran tomando una merengada de fresa, y se sentaron a sacarse la foto en el cuento de caperucita, con quienes por años hemos sido victimas de su persecución,  represión e intimidación, torturas y tratos crueles, inhumanos y degradantes, encarcelamiento y exilio, bajo la sonrisa 360 de Zapatero que se entrelazaba con la de Delcy Eloina, porque habrían logrado que nuestros derechos, aquellos consagrados en la Constitución, fueran llevados a mesas de negociación.

 

Quisiera como buena cristiana, conservar la fe en el mejor de los casos, en el buen oficiante que es en estos momentos el Vaticano, para que ayude a la mayoría del pueblo venezolano a buscar urgentemente el método para cambiar el modelo político fracasado que nos han tratado de imponer, y que la vileza del régimen no los envuelva en sus intereses por preservarse en el poder, falseando responsabilidades, negociando derechos y usando a los presos políticos como objeto de  trueques “benevolentes”.  Los venezolanos exigen un cambio verdadero, y no una tiranía disfrazada con matices de derechos conculcados.