Gustavo Azócar Alcalá: En política no se puede ser virgen

Gustavo Azócar Alcalá: En política no se puede ser virgen

thumbnailgustavoazocarHay quienes se proponen mantener su virginidad hasta que llegan al matrimonio. Algunos lo logran. Otros no. Pero en política es muy difícil —y complicado— ser virgen. Todo aquél que se meta a la política ha de saber que lo primero que va a perder — si es que aún la tiene—- es precisamente su virginidad. Suena muy duro decirlo, pero es la verdad: las (y los) vírgenes no dirigen un partido político, no ocupan un cargo en la MUD, no llegan a la Asamblea Nacional y mucho menos suelen pisar los pasillos del Palacio de Miraflores.

Lo anterior viene a colación porque resulta increíble (y a ratos exasperante e inconcebible) ver como una organización como la MUD, integrada por curtidos y experimentados zorros de la política, se comporta como una doncella de 15 años a merced de unos depredadores sexuales representados por el PSUV. Una de dos cosas: o la MUD es demasiado virgen para hacer política o quienes la integran son unas estrellas del cálculo político que mueven sus hilos en función de sus propios intereses. De otra forma no se explican tantas metidas de pata juntas  y en tan poco tiempo.

Hay quienes creen que más que un problema de virginidad, lo que hay es mucho cálculo político. Esto en razón de que es evidente que algunos dirigentes están jugando su propio juego, midiendo los tiempos y con su propia estrategia. Es triste reconocerlo pero es así: hay una campaña presidencial adelantada que nos está haciendo mucho daño. Pero también hay algo de virginidad, porque de otro modo no se explica la manera como la MUD se enfrenta a ratos al gobierno de Nicolás Maduro, creyendo que ésta es una pelea entre adecos y copeyanos en tiempos de Herrera Campins o Jaime Lusinchi.





La virginidad (¿ingenuidad?) de algunos dirigentes de la MUD nos recuerda aquella célebre frase de un veterano de la política, quien recriminó a los dirigentes de su partido porque les hacía falta un poco de burdel. Si la MUD quiere mantenerse en esta lucha y no morir en el intento (está a un paso de imitar a Chacumbele), está obligada a hacer dos cosas lo antes posible: 1) debe dejar de ser virgen y 2) debe aprender a jugar fútbol americano, es decir, debe jugar duro y rudo.

En  política, por solo citar un ejemplo, ser virgen es asistir a una reunión con Nicolás Maduro, en La Rinconada, sin saber qué hacer cuando el ex chofer del Metro de Caracas estire su mano para apretar la tuya. Es hablar con Jorge Rodríguez, Alcalde de Libertador, y sonreir junto a él sin darte cuenta que hay decenas de cámaras y camarógrafos colocados allí precisamente para eso: para tomarte la foto que segundos más tarde irá al canal del estado y a las redes sociales para mostrarte como un vendido.

En política, virginidad es suspender una marcha a Miraflores y un juicio político en la Asamblea Nacional a cambio de nada. Es entregar todas tus cartas, sin que tu adversario haya mostrado una sola. Es creer que los representantes del gobierno quieren dialogar contigo, junto a dos representantes del Vaticano, para llegar a un acuerdo y entregarte el poder la próxima semana para que luego tú los metas a todos en la cárcel. Esto último no sólo es ser virgen, también es ser bien pendejo.   

Quienes están en la MUD deben releer el Arte de la Guerra, y recordar las tres reglas de oro de Sun Tzu: 1) Lo más importante en la guerra es combatir la estrategia del enemigo. 2) El que no tiene claros sus objetivos, no podrá responder a su enemigo. 3) Si desconoces a tu enemigo y a ti mismo, estarás en peligro en la batalla.

Tal parece ser el gran problema de la MUD: creer que está peleando con demócratas a carta cabal. La MUD olvida que del otro lado de la acera no hay demócratas. Lo que hay son asesinos, delincuentes, comunistas y narcotraficantes dirigidos desde La Habana por dos viejos zorros de la política: Fidel y Raúl.

Una parte importante del país no puede creer que la Mesa de la Unidad Democrática se comporte como una doncella virgen e ingenua. Y no lo cree, por la sencilla razón de que la MUD no está integrada por adolescentes, imberbes y advenedizos. Todo lo contrario: allí hay veteranos de mil batallas con mucho kilometraje, curtidos en el arte de la política. Ninguno de los miembros del G4 ni del G7 son vírgenes en la política. ¿Por qué razón se comportan entonces como si lo fueran?

La MUD no puede anunciar una marcha a Miraflores si no la va a hacer. Tampoco puede anunciar un Juicio Político a Nicolás Maduro para suspenderlo pocas horas después. Y lo peor: no puede decirle al país que si no hay resultados concretos antes del 11 de noviembre se va a retirar de la Mesa de Diálogo, porque sabe que eso tampoco lo puede hacer. No se puede ir a la Mesa de Diálogo con las cartas al descubierto. No se puede ir a una Mesa de Diálogo sin una estrategia clara y definida. Todo el que se sienta en una Mesa de Diálogo tiene que mostrar sus cañones. Y estar dispuesto a jugarse el todo por el todo. Las FARC y los representantes de Juan Manuel Santos dialogaban en La Habana mientras se caían a plomo limpio en las montañas de Colombia.

Después que el CNE anunció la suspensión de la recolección del 20%, la MUD mató al tigre y le tuvo miedo al cuero. Anunciaron una marcha que posiblemente iría a Miraflores y luego arrugaron. Pero la movilización nacional fue de tal magnitud que puso a temblar a Maduro. El inquilino de Miraflores fue a El Vaticano porque sintió que el mundo se le venía encima. La convocatoria a una Marcha hacia el Palacio de Gobierno y el inicio de un Juicio Político en la Asamblea Nacional lo descolocaron y lo pusieron a la defensiva. Su respuesta fue pedir ayuda al Papa Francisco para que enviara a sus representantes a Caracas lo antes posible y a Obama para que mandara a Thomas Shannon.

Es cierto: la representación del vaticano pidió a la MUD que suspendiera la Marcha hacia Miraflores. Pero no dijeron nada sobre el Juicio Político en la Asamblea Nacional. El enviado del Departamento de Estado, Thomas Shannon, también pidió una tregua mientras se resuelve el tema de las elecciones presidenciales en EEUU previstas para el venidero martes 8 de noviembre. Pero tampoco pidió suspender la sesión de la AN sobre el Juicio Político contra Maduro. Shannon dijo que Obama estaba muy ocupado tratando de ayudar a Hillary y que una batalla frente a Miraflores sólo le daría argumentos a Donald Trump, quien ya ha dicho que de ganar la presidencia le aplicará el ácido a Maduro.

La MUD fue obligada a suspender la marcha, pero nadie le pidió que suspendiera el Juicio Político. Haberlo hecho, indudablemente, fue un grave error. ¿Ingenuidad? ¿Virginidad? O ¿Cálculo político? Las tres son desastrosas para el país en los actuales momentos. La MUD quedó desarmada y sin argumentos. Y eso lo aprovechó Maduro, quien acudió a la instalación de la Mesa de Diálogo envalentonado y sobrado,  a sabiendas de que el viento soplaba a su favor.

Quienes están al frente de la MUD no pueden ser vírgenes. Perder la virginidad política es entender, de una vez por todas, que Maduro no tiene ningún interés en el Diálogo. Para Maduro la Mesa de Diálogo es un Teatro, un show, montado con la única finalidad de ganar tiempo para evitar que se pueda llevar a cabo el revocatorio. Maduro ya tiene su plan para darle una patada a la Mesa. Lo hará después del 10 de enero de 2017, cuando ya no haya tiempo (ni ganas) de hacer un referendo.

Maduro está haciendo lo imposible (provocaciones, amenazas, insultos) para que la MUD se levante de la Mesa de Diálogo. La MUD debe hacer exactamente lo mismo: jugar duro, para que sea Maduro el que le de la patada a la Mesa y no al revés. Si la MUD no quiere perder la poca credibilidad que aún le queda, debe hablarle claro al país y explicarle que el diálogo con el gobierno va a tomar su tiempo. Aquí no hay soluciones mágicas. Las mesas de Diálogo no son mesas de pool ni de billar donde el juego se termina tan pronto como se acaban las bolas.

Cualquier diálogo con el gobierno debe entablarse desde una posición de fuerza. Se puede dialogar, pero sin abandonar el campo de batalla, sin tirar la toalla y sin colgar los guantes. Si la MUD abandona la calle habrá perdido la pelea. No se puede ir a una Mesa de Diálogo con una lista de mercado generando expectativas que, en el corto plazo, no se pueden cumplir. Hay tres cosas importantes que deben ser colocadas en la mesa de diálogo: la primera, el Referendo Revocatorio. El país quiere revocar a Maduro. Pero antes, los directivos de la MUD deben definir si se va a seguir luchando por el RR. Ya está bueno de contradicciones. Ramos Allup dice que el RR está muerto, pero Capriles dice que todavía está vivo. ¿A quién le creemos?

En segundo lugar, hay que resolver lo de los diputados de Amazonas y con ello la mayoría absoluta en la AN. El gobierno debe reconocer a los diputados y si no lo hace, que el CNE convoque nuevas elecciones. Si hay nuevos comicios, la MUD ganará las 4 curules.

En tercer lugar, está el nombramiento de los nuevos rectores del CNE. Maduro quiere que la Sala Constitucional del TSJ los vuelva a designar como ya lo hizo años atrás. La AN no puede designar nuevos rectores sin antes resolver el tema de la mayoría absoluta y los diputados de Amazonas.

Perder la virginidad significa imponer una salida electoral que el gobierno no desea. Pero eso sólo es posible si se tiene el control del CNE. Las vírgenes están en el cielo y no hacen política.

  1. 5 de noviembre de 2016

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