Los narcosobrinos podrían rebajar su condena si delatan a su familia

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Los dos sobrinos del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, declarados culpables de narcotráfico el viernes en Nueva York, podrían aprovechar el plazo de tres meses en que se demorará el anuncio de su condena para cooperar con la Justicia estadounidense y reducir algo el tiempo que deban pasar en prisión. Su dilema es que tendrían que denunciar a parte de su familia, presumiblemente también envuelta en actividades delictivas, según se desprende de las pruebas examinadas en el juicio. La información podría servir en otros procesos contra altos cargos del chavismo, publica ABC de España.





Por EMILI J. BLASCO ejblasco Madrid

Efraín Campos y Franqui Flores, de 30 y 31 años, respectivamente, hallados culpables por el jurado de un delito de conspiración para introducir ochocientos kilos de cocaína en Estados Unidos, conocerán su condena el 7 de marzo, fecha tentativa avanzada por el juez de la corte de Manhattan que se ha ocupado del caso.

«Hasta ahora no se daban cuenta de que la familia les estaba sacrificando, aconsejándoles no delatar a nadie y convenciéndoles de que podían quedar libres, pero cuando este fin de semana recapaciten en su celda es posible que la situación cambie completamente», afirman fuentes que han participado en la investigación del caso. Confiesan que al principio la agencia antinarcóticos de EE.UU. y la Fiscalía se sorprendieron de que los sobrinos no quisieran cooperar, porque es lo que hacen todos los narcotraficantes, pues «nadie se autoinmola y acepta sin más una posible cadena perpetua».

Una persona que recientemente habló con la familia de los Flores –la matriarca es Cilia Flores, la esposa de Maduro, que desde hace tiempo ha colocado en buenas posiciones a gran parte de su parentela– asegura que la pareja presidencial decía estar convencida de que los cauces abiertos con Thomas Shannon, el enviado del Departamento de Estado para la crisis de Venezuela, finalmente permitirían liberar a los dos jóvenes, detenidos en noviembre de 2015 en Haití. «Están acostumbrados a que en Venezuela no haya separación de poderes, y creen que en todos los lugares es igual», decía ese empresario.

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