Virginia Contreras: Nadie puede alegar su propia torpeza

Virginia Contreras: Nadie puede alegar su propia torpeza

thumbnailVirginiaContreras

Tras la suspensión del dialogo entre la oposición política y el Gobierno de Venezuela, son muchas las dudas e inquietudes que se han venido generando dentro y fuera del país. Particularmente, porque la colectividad en general no parece apreciar una propuesta de enmienda por ninguna de las partes dialogantes.

Por Virginia Contreras





Si bien hay quien reniega de hacer referencias al pasado, cuando de análisis de responsabilidades se trata, este es un importante punto de referencia. Con esto no solo se entiende en qué momento histórico se encuentra el país, sino cuáles han sido los errores cometidos, no para crucificar a alguien, sino para evitar volver a cometerlos. Esto último adquiere una importante relevancia, si entendemos que el próximo 5 de enero deberá instalarse una nueva junta directiva del parlamento venezolano, cuyos miembros señalarán la ruta parlamentaria a seguir para los próximos 4 años.

A despecho que los lectores tengan en mente otras fechas relevantes, muchos de los especialistas consultados coinciden en establecer el 5 de enero pasado como la fecha que marcaría la muerte de esa salida “pacifica, constitucional y electoral”, a la cual la oposición política del país suele mencionar cada vez que desean animar a los venezolanos a luchar por el restablecimiento del sistema democrático.

En aquella oportunidad, momento en que la junta directiva de la Asamblea (AN) asumía sus funciones, su nuevo presidente anunciaba al mundo entero, que uno de los propósitos esenciales asumidos por la institución sería el de “la búsqueda de un método, un sistema, para cambiar el gobierno por vía constitucional”. De acuerdo con esto, la AN sería la encargada de defenestrar al gobierno venezolano en el plazo perentorio de seis meses.

Con esta declaración de guerra, la máxima autoridad legislativa del país no solo se atribuía una competencia que no le correspondía, olvidando que de acuerdo a la Constitución de la Republica (Articulo Artículo 201) “Los diputados o diputadas son representantes del pueblo y de los Estados en su conjunto…”, sino que se presentaba como un blanco certero a atacar por parte del Gobierno Nacional, quien en definitiva ya ninguna duda tenia respecto a cuál sería la agenda del nuevo parlamento con mayoría opositora.

El problema no era que este estuviera interesado en sustituir al gobierno, por otro que representara los valores democráticos establecidos en esa misma Constitución. El hecho era que con esto, tal y como lo demostraron los meses subsiguientes, el antiguo Congreso de la Republica asumía prácticamente el control de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), organización política de acogida de la mayoría de partidos políticos opositores. Hasta tal punto esto fue cierto, que cuando el presidente del legislativo hablaba, no se sabía si lo hacía como presidente de la AN, o como presidente de la MUD.

De allí que las acciones y declaraciones del secretario general de la MUD se percibieran como la ejecución de los dictámenes provenientes de la AN, obviándose que la organización política era, y debía seguir siendo, un partido político nacional, y que como tal debía ejecutar sus propias acciones apoyado por la sociedad civil, y por supuesto, estratégicamente amparado en esa importantísima herramienta que era el parlamento.

Probablemente uno de los pocos políticos que avisto el liderazgo que asumía el presidente de la AN dentro de la MUD, fue el Gobernador del estado Miranda, Henrique Capriles. Esto podrá explicar por qué en muchas oportunidades ha tratado de contrariar los designios del jerarca parlamentario, asumiendo igualmente roles que le competen al representante de la Mesa de la Unidad.

El caso no es que uno fuera mejor o peor que otro, o que ambos tengan expectativas presidenciales. El problema ha sido que en ambas situaciones, a los intereses nacionales se han antepuesto sus propios intereses, sin darse cuenta que con esto cavaban su propia fosa al momento de recoger réditos de parte de la sociedad civil. De igual forma, con el exacerbado protagonismo de ambos líderes, distraían la ruta a seguir. Esto es lo que han determinado muchos analistas como causa de los pocos o nulos resultados políticos opositores, concluyendo que, en vez de buscarse la vía pacifica, electoral y constitucional para salir del gobierno, lo que se ha venido buscando es la ruta pacifica, electoral y tal vez constitucional para colocar en el poder a alguno de estos personajes.

Esta situación, de entrometerse permanentemente en los asuntos de un partido político por parte de la AN, tiene un aditamento aún más grave, y es que al presentarse como el verdadero impulsor de la salida del Presidente Maduro, y al mimetizarse con la MUD, facilito al gobierno el desmoronamiento de ambos organismos, la AN y la MUD, con una sola piedra. “Si la MUD es un apéndice de la AN, concluyeron los asesores del mandatario nacional, resulta esencial aniquilar a este último, para que con esto la MUD se sienta igualmente afectada”.

Como bien es sabido, los resultados del dialogo han sido prácticamente nulos, llegándose al caso que los pocos logros obtenidos por la oposición venezolana, ejemplarizados en el renacer de la participación de la sociedad civil en las calles, la obtención de una mayoría calificada en el parlamento y hasta el juicio político iniciado en contra del mandatario venezolano, se vieron reducidos a la nada. Lo paradójico de esto, es que ahora, esos mismos líderes, cuyo actuar parecía eclipsar a la MUD como organización política participante en el dialogo, parecieran distanciarse de esta. De tal suerte que mientras el secretario general de la MUD anuncia que “la liberación de los presos políticos, la ayuda humanitaria, las elecciones generales y el respeto a la Asamblea Nacional son los puntos esenciales con los que debe cumplir el Ejecutivo para retomar las reuniones del diálogo”, el presidente de la AN declara públicamente “que el dialogo está absolutamente muerto, no tiene ningún sentido seguir ahí, ha fracasado como instancia…”. Por su parte, el Gobernador Capriles manifiesta que “es necesario un relanzamiento de la Mesa de la Unidad Democrática-MUD- para hacerla más transparente ante la gente”.

Todo esto que señalamos tiene un ingrediente que muy probablemente habrá servido de catalizador para este cambio tan abismal de actitud de dichos líderes políticos, y es que reconocidas encuestadoras del país (Keller y Asociados) dan testimonio gráfico -como consecuencia del frustrado dialogo- del cambio de adeptos de opositores que anteriormente se declaraban como tales, de un 45 % , existentes para finales de septiembre, a un a un 38 % para el último trimestre del año, los cuales hoy en día se hacen llamar “independientes”.

“Nemo auditur propriam turpitudinem allegans” (Nadie puede alegar su propia torpeza), es una conocida máxima de origen latino, la cual suele ser utilizada durante los litigios para señalar que los jueces no deben aceptar las pretensiones de quien a sabiendas de su propia culpa, busca corregir su error. Esto se traduce en la práctica, que quien teniendo los elementos de juicio suficientes para defender sus derechos no lo hizo, debe asumir las consecuencias jurídicas de su omisión.

En el caso del consabido dialogo, está claro que ambas partes antes de su inicio conocían perfectamente los intereses y características de la otra. Esto también lo conocían los líderes políticos antes aludidos, y la sociedad en general que en muchas oportunidades clamaba por evitarlo. De allí que a estas alturas, cuando los hechos desfavorables los han generado las partes interesadas, mal podrían alegar su propia torpeza, ¿o será que se la atribuirán a los venezolanos?