Los pueblos se cansan y tienen límites, por Ismael García

Los pueblos se cansan y tienen límites, por Ismael García

thumbnailismaelgarciaEste año hemos librado una lucha no convencional en términos políticos y democráticos, en virtud de que el gobierno autoritario de Nicolás Maduro, producto del despecho de la contundente derrota recibida el 6 de diciembre de 2015 con el resultado de las elecciones parlamentarias, se quitó la careta y mostró a Venezuela y al mundo, la nueva dictadura del Siglo XXI que pretenden instaurar en el país, llevándose a su paso la historia demócrata de nuestro país

Maduro ha desconocido la voluntad del pueblo, las instituciones del país, la Constitución Nacional y el carácter democrático del Estado venezolano, con artimañas, marramucias e inconsistencias jurídicas avaladas por la putrefacción de un Tribunal Supremo de Justicia, que pasará a la historia como el cómplice del holocausto que hoy vive Venezuela.

La dirigencia de la unidad democrática venezolana, nos sentamos en la mesa de diálogo con los capos y mafiosos que conforman el gobierno nacional, por intermediación de El Vaticano, y buscando una última posibilidad cierta de evitarle al país, un derramiento de sangre y un estallido social. El inmoral que hoy nos desgobierna nos quiere conducir a una salida violenta de pronósticos incalculables, e implementa todo un ejecútese  corroido y hampón, que no respeta ni siquiera sus propias convicciones, porque el único objetivo es, mantenerse en el poder para seguir chupándose sus mieles, y para blindarse de la justicia que tarde o temprano tendrán que rendir.





En esta hora menguada de nuestra historia, uno de los requisitos más importantes para salir de esta pesadilla, es la unidad a toda costa y a prueba de balas, porque nuestro pueblo reclama justamente unión, convicción, decisión y organización de la dirigencia democrática del país, y no nos perdonarían una división propiciada desde los laboratorios del mal del oficialismo.

En esta etapa de alta tensión social y de sentimientos y emociones encontrados, Maduro nos dio la guinda que le faltaba al plastón que ha puesto en la gestión más medíocre y corrupta de presidente alguno, y es que en su posición de mafiosos y en su lucha entre mafias, en una medida ebria y entre gallos de media noche, nuevamente da una estocada al pueblo venezolano, al sacar de circulación el billete de 100 bolívares y dar un plazo absurso para que la gente deposite el dinero que tiene en las entidades bancarias y botarlo prácticamente antes que pierdan su validez.

Con esta medida impropia y autoritaria propia de regímenes, quedó más que claro que quienes lideran las mafias en este país es el propio gobierno nacional, porque decretaron un estado de excepción en la frontera venezolana, y justamente desde allí y según los voceros policiales y de inteligencia,  sacaban los billetes de 100 para fines de desestabilización; hemos visto camiones blindados de la Guardia Nacional, custodiando el dinero de los chinos y empresarios del régimen para ser depositados, y el pueblo que se joda y se someta a colas inhumanas para llevar a los bancos lo poco que tienen ante el temor de perderlo todo en el peor momento económico, político y social de nuestra historia.

Las colas que debería estar haciendo nuestro pueblo es el Banco Central de Venezuela, recibiendo el dinero que los corruptos de este gobierno le robaron a nuestro país. Sí el dinero que se robó Carlos Osorio que era para la importación de alimentos y medicinas que eran para nuestro pueblo; asi como los 11 mil millones de dólares que se robó Rafael Ramírez de PDVSA, y toda la fortuna que dilapidó la revolución para sus cochinos y obscenos intereses familiares y familiares.

Pues bien, nuestra lucha no es convencional, nuestra lucha se intensificará en las calles de toda Venezuela, dejando el pellejo si es necesario y aunando todos nuestros esfuerzos, porque Nicolás Maduro tiene que abandonar el cargo que siempre le quedó grande, y será este pueblo que hoy subestima quien lo desalojará de Miraflores. No obstante, este es un pueblo con hambre y herido de muerte por las botas aplastantes y miserables de la revolución, y será nuestra gente quien le dará el golpe de la derrota

Estas fechas deben servirnos de reflexión, de introspección y de mucha oración, para que 2017 sea el año de la transformación y del cambio definitivo de nuestro país. No es tiempo de mesías, no es tiempo de restar sino de sumar, no es tiempo de divisiones sino de unidad. Es tiempo de encuentro y reconciliación. Es el momento de la verdadera unidad, no podemos morder el peine de quienes lideran esta mafia de gobierno, encabezada por Nicolás Maduro, Diosdado Cabello y José Vicente Rangel entre otros, que hacen gestiones indignas y sucias para tratar de dividir y poner a pelear a los sectores de la unidad democrática.

Dios bendiga y proteja a Venezuela en momentos tan difíciles para nuestra patria, tengan la convicción que esta lucha la daremos en las calles, y el camino que nos queda es con la Constitución Nacional en la mano, buscando el cambio, y eso se va a lograr con la fuerza de nuestro pueblo organizado y movilizado para que definitivamente el MaduroCabellismo se vaya de Miraflores.

Ismael García

Diputado a la Asamblea Nacional

PJ-Unidad

@ismaelprogreso