Dámaso Jiménez: El blues del billete de 100

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¿Por qué el país se sintió sorprendido con la medida de Maduro de retirar intempestivamente de las calles el billete de 100 en 72 horas?

Lo que al principio parecía más una broma irracional, tropical y bailable, terminó derramando un malestar atómico cada vez más inflamable y una conmoción histérica casi instantánea que encendió las alarmas de la crítica situación nacional que viven los venezolanos en la calle y que fue retratada por redes sociales.





El estado de shock en las caras al siguiente día es porque nadie imagina que puedan ser capaces aún de ponerle una guinda más al pastel de la grave crisis económica que padecemos, luego de una extrema escasez de alimentos y medicinas, con interminables y agotadoras colas, una hiperinflación implacable, un dólar disparado con altas réplicas, salario deteriorado hasta la burla, reaparición de productos dolarizados inalcanzables para el venezolano común, crisis en los puntos de ventas y cajeros automáticos, exceso de billetes en la calle que súbitamente desaparecen, encarecimiento infartante en plena navidad, enfermedades, miseria, encierro, claustrofobia, gente buscando comida entre la basura y hambre pareja. Pero en Venezuela ya nadie subestima el talento de Maduro a la hora de ponerlo todo peor a como estaba cada vez que aparece de nuevo encadenado en pantalla.

El presidente dijo que tomó la decisión después de una larga investigación de 2 años en la que descubrió “miles de millones de bolívares en poder de las mafias internacionales dirigidas desde Colombia”. Inmediatamente ordenó recoger solo el de mayor denominación para hacerle frente a las mafias colombianas que almacenan el papel moneda para desestabilizar el país.

De inmediato surgieron preguntas que por ahora no serán respondidas por ninguna autoridad: ¿Por cuál frontera pasaron estas toneladas de billetes de 100 bolívares que terminaron en manos de grupos delictivos externos, que desde Colombia tienen mayor poder en la economía venezolana que la institucionalidad representada por el  BCV y Miraflores? ¿Será por la misma frontera resguardada militarmente por la FANB, desde donde por cierto se desangra desde hace años el país con el contrabando de combustible y el bachaqueo de alimentos? ¿Tal cantidad inimaginable de dinero podría haber salido del país por los camiones “permisados” por las gobernaciones fronterizas del Táchira y Zulia que traen alimentos colombianos a precios dolarizados? ¿Esas mafias son aliadas del gobierno?

Las diferentes tesis sobre una presunta conspiración llenaron los portales de noticias independientes y hasta los de apoyo oficial del chavismo. Voceros del gobierno describieron mafias con galpones subterráneos con pilas de billetes de 100 para inducir una guerra económica. Algunas superaban la tesis de conspiración de cualquier antena de DirectTV.

El mismo presidente Maduro contó sobre la existencia de almacenes con billetes de 100 bolívares en Cúcuta y ciudades fronterizas de Brasil y como un mensaje a García lanzó el siguiente ultimátum como grito de guerra: “Te quedarás con tu estafa en el exterior, compadre (…) ¡Hay que golpear las mafias! Por lo que pido la pena máxima a los responsables de esta trama, tengan el apellido que tengan”.

Oscar Forero, un economista de confianza del gobierno de Vielma Mora fue más lejos y soltó todo el engranaje de dos años de investigación sobre la conspiración del intempestivo y escurridizo billete de 100. Dijo que era usado para la falsificación de dólares, desestabilización de la economía y legitimación de capitales. Aseguró incluso la existencia de una serie de esa especie monetaria con doble letra en el serial utilizada para elaborar facsímiles de 20 dólares estadounidenses. “Se han conseguidos bolívares venezolanos en Ucrania, Japón, Alemania, Francia y Brasil”. Según el ministro Néstor Reverol más de 300 mil millones de bolívares salieron del país mediante operaciones efectuadas por ONG´s contratadas por el Departamento del Tesoro. Nunca antes hubo tanto conocimiento en el gobierno de lo lejos que queda La Guaira

Algunos expertos en la opinión 2.0 revelaron que la teoría de conspiración del gobierno norteamericano era casi inverosímil y la del narcotráfico y lavado de dinero no dejaba de ser un poco exagerada ya que los carteles operan con dólares y no con bolívares. En cuanto a las mafias colombianas la lógica apuntó que no podrían operar sin conexiones con mafias venezolanas con acceso a grandes cantidades de billetes con control del tránsito fronterizo.

Si el gobierno pretendía distraer lo logró. El problema de efectivo y la disfuncionalidad bancaria desplazaron el tema político del cambio, incluyendo la reposición de las rectoras chavistas del CNE, elecciones, RR y desacato a todo lo acordado con el Vaticano en el inútil diálogo. La explosión social por hambre y agobio económico es una vena palpitando estresada en la cola, pero al final de la jornada no deja de ser un mal chiste contado miles de veces ante tanta impotencia.

En las primeras 24 horas aparecieron cajas repletas de billetes de 100 que buscaban desesperadamente ser contabilizados por los mismos bancos de donde irónicamente habían sido sacados días previos por muchos ahorristas por temor a un corralito financiero aupado por el gobierno. A través de videos que a falta de noticieros se hicieron virales por redes sociales, vimos llegar hasta camiones de la GNB y de otros entes de Estado tratando de ingresar sus cajas sin ningún prurito. Familias enteras devolviendo lo previsto para comprar los costosos productos básicos que les permitiera una puesta en escena casi normal de navidad con año nuevo para finales del 2016. No hubo noticias sobre los dueños de almacenes repletos de billetes de 100 intentando devolverlos. Nadie reparó en el daño causado al bolívar ni a la humillada y violada efigie del padre de la patria que nunca pidió lucir su eternidad en un billete tan devaluado.

De la noche a la mañana los marrones no solo perdieron su valor sino que dejaron de ser venezolanos. “El bolívar vintage” de mirada viva y profunda se convirtió en un apátrida execrado y condenado por el propio príncipe de la revolución.  Pasó de ser el billete de mayor denominación de un país petrolero en desarrollo a arma letal usada por terroristas económicos para empobrecer y esclavizar a 30 millones de venezolanos. Todo el trabajo de la independencia de Venezuela de hace casi 200 años completamente echados a perder.

Los buhoneros y los comercios al detal lo rechazaron de inmediato. Un intenso dispositivo de seguridad en terminales y aeropuertos impidieron su paso a la patria perdida. Los que pasaban la frontera eran vendidos a la mitad de su precio. El Bolívar del billete de 100 terminó siendo tan impopular como Maduro.

El subversivo e injuriada moneda de pago en realidad arrastra episodios tan difíciles y complicados como la historia de un blues, comenzando porque en realidad es la denominación exacta de 100 mil bolívares de una extinta economía de progreso de finales del siglo XX, degradado por el exministro de finanzas Rodrigo Cabezas en enero del 2009, para resolver un mero asunto psicológico llamado reconversión monetaria que tanto molestaba al presidente Hugo Chávez.

De un decretazo le quitaron tres ceros a la humillada moneda. Desempolvaron una vieja denominación de “bolívar fuerte” para rememorar tiempos de gloria económicamente falsos mientras desmantelaban el oro y el tesoro nacional. Su estado de salud fue desmejorando pero las autoridades de la revolución negaron las cifras y su estado durante varios años.

A raíz de las constantes devaluaciones en el gobierno de Maduro, el BCV evidenció que tan solo en el último año la emisión de billetes de 100 se incrementó en un 130% sin ningún tipo de respaldo. En julio del 2015 estaban en circulación 199,3 millones de billetes y para el mismo período del 2016 la cifra dio un salto triple olímpico de 459,3 millones de unidades, con réplicas de aumentos de efectivos en los meses subsiguientes. En julio del 2015 se contabilizaron 65,2 millones de billetes y para el mismo mes del 2016 sumaron 117,1 millones, lo que da como resultado un incremento de 79,6%.

La colocación del papel moneda en el país pasó de 447,3 millones a 459 millones con un alza de 2,68 %, con fuertes colocaciones de unidades en enero, marzo, abril, mayo del 2016, mucho después de la investigación abierta por el presidente Maduro hace 2 años.

El billete de 100 desaparece justo cuando el bolívar ya no vale nada en comparación a los impresos cuando la reconversión monetaria del bolívar fuerte. Según el diputado José Guerra para la fecha perdió el 99 % de su valor, cuando emitirlo en la maquinita del BCV le costaba al Estado entre 150 y 200 bolívares.

La situación es tan apremiante que el billete de 100 es el único de la historia que ha sido completamente relevado de su cargo mucho antes de hacerse presente el nuevo cono monetario de 500, 1000, 2000, 10000 y 20000 bolívares.

Lo peor es haber sido parte de una economía basada en el hermetismo y el secretismo de los negocios turbios puesta en práctica por una revolución que ahora termina desechándolo como artículo responsable de la crisis y que ahora lo acusa de estar apiñado en bóvedas de bachaqueros, narcotraficantes, lavadores y traidores de la patria, pero que nunca dijo una palabra sobre la fuerte hiperinflación desatada a la fuerza por decretos de emergencia criminales.

El billete de 100 es hoy el primer degradado de una tragedia. Vaya usted a saber en que finalizará la pila de 6.111 millones de facsímiles que ya se encuentran fuera de circulación y que nadie sabe si terminarán conformando una guerrilla monetaria mirando al Mercosur.

@damasojimenez