Al menos 40 soldados murieron y otros 50 resultaron heridos en un atentado suicida el domingo en la ciudad de Adén, en el sur de Yemen, informó a la AFP el jefe del servicio local de Salud.
AFP
El balance de víctimas podría agravarse ya que, entre los heridos, hay algunos “casos críticos”, precisó Abdel Naser al Wali.
Es el tercer ataque de este tipo en menos de cuatro meses en esta gran ciudad portuaria del sur del país.
El domingo por la mañana, un kamikaze se hizo explotar mientras los soldados estaban reunidos para cobrar sus salarios en una base en el noreste de Adén, indicaron responsables militares.
El kamikaze se introdujo entre la multitud de soldados delante de la residencia de un jefe militar cerca de la base de Al Sawlaban, situada en el barrio de Al Arish, antes de perpetrar el atentado, precisó uno de ellos.
El atacante “se dirigió a soldados congregados delante de la residencia, en una zona abierta y sin seguridad”, añadió este responsable militar.
Después del atentado, el suelo estaba lleno de manchas de sangre y recubierto de restos de zapatos y de ropa, según un fotógrafo de la AFP.
El coronel Naser Sarea, jefe de las fuerzas de seguridad especial yemeníes en Adén, declaró que el kamikaze “aprovechó la concentración y activó sus explosivos”.
El 10 de diciembre hubo otro ataque parecido, reivindicado por el grupo yihadista Estado Islámico (EI), en el que perdieron la vida 48 soldados que también estaban esperando para cobrar su sueldo.
El 29 de agosto, un kamikaze al volante de un coche bomba se abalanzó contra un grupo jóvenes reclutas del ejército en Adén, causando 71 muertos. El EI también asumió la autoría del ataque.
Al Qaida y el EI han aprovechado el caos desatado por la guerra en Yemen para multiplicar sus acciones, sobre todo contra las fuerzas gubernamentales.
Las autoridades tienen problemas para mantener la seguridad en las zonas bajo su control y para reclutar a jóvenes soldados.
El jueves, Al Qaida en Yemen tomó distancias con el atentado del 10 de diciembre, afirmando que el EI era una formación “marginal” que buscaba “sembrar cizaña” entre las tribus y Al Qaida.
Las fuerzas gubernamentales yemeníes, apoyadas desde marzo de 2015 por una coalición militar árabe, se enfrentan simultáneamente a los rebeldes chiitas hutíes, que controlan una parte del territorio, incluida la capital Saná (norte), y a grupos yihadistas implantados en el sur y el sudeste del país.
El conflicto de Yemen ha dejado más de 7.000 muertos y cerca de 37.000 heridos en casi 21 meses, según la ONU.