¿Por qué viajar es lo mejor para tus hijos?

¿Por qué viajar es lo mejor para tus hijos?

Ya sabemos que, para los adultos, los beneficios de viajar son incontestables, y alcanzan desde mejoras en la salud hasta ¡el incremento del atractivo! Pero ¿y los pequeños de la casa? ¿Cómo cambian con los viajes? ¿Son también buenos para ellos o es mejor que se queden en casa y mantengan sus rutinas?. Traveler.es

Todo esto lo ha notado Daniel Ruiz, autor del veterano blog Viajares (empezó su andadura en 2009). Él tiene tres pequeños en casa, con los que se ha recorrido desde Barcelona a Alemania, pasando por Islandia. “Es difícil ver los cambios que se van sucediendo, por una cuestión de perspectiva. Los padres estamos muy cerca, viviendo con ellos a diario. Pero sí que notamos que crecen en base a comentarios, por la predisposición que muestran delante de un próximo viaje, o por cómo integran y relacionan vivencias de diferentes viajes realizados. Se van sumando pequeños cambios imperceptibles que, de pronto, se manifiestan y cristalizan a medida que van madurando“, cuenta.

De hecho, estos “comentarios” de los que habla Daniel son una de las expresiones de que el conocer otros lugares está haciendo mella en sus hijos, pues, como apuntan desde Sant Joan de Déu,”Viajar también sirve para aumentar la capacidad de observación, que incentivará a los niños a adoptar un papel más crítico y reflexivo ante la vida”.

Los niños que viajan, más preparados/ @ D. R.

LEJOS O CERCA, LA AVENTURA SERÁ EXTRAORDINARIA

Pero ¿hay que ir hasta las antípodas para que el viaje cambie la vida de nuestros hijos? Nada de eso; según los expertos del hospital catalán, el cambio positivo se notará estemos cerca o no de casa. “No hace falta irse muy lejos para que los niños puedan disfrutar de la experiencia de viajar y de todos los beneficios que ello conlleva. Sea al pueblo de al lado o en otro país, irse a un lugar con una cultura diferente debe servir como espacio de formación y aprendizaje, claves para el desarrollo y maduración personal de los pequeños”, conceden.

Daniel también apoya esta idea y la ejemplifica así: “Lo que aprenden es parecido a una fina lluvia que va calando poco a poco y que está presente cada vez que salimos de casa. Algunos viajes tienen un matiz más cultural que otros pero, en general, en cualquier viaje, escapada o pequeña excursión de fin de semana hay cosas que aprender e incorporar al saco de los conocimientos”.

Esos conocimentos van desde los más prácticos, (“Cosas como hacer una maleta, subir a un avión o alojarse en un hotel también se aprenden, y estar familiarizado con estas experiencias es algo muy positivo”, especifica el autor) hasta los más abstractos: “Apreciamos los aprendizajes vitales que pueden extraer de los viajes que vamos haciendo con regularidad. Viajar desde una edad temprana conlleva aprender a respetar a los demás, abrir la mente, practicar la tolerancia, respetar la naturaleza, adquirir flexibilidad y paciencia, incentiva las ganas de conocer y alimenta la curiosidad innata de los peques”, nos cuenta Daniel.

El respeto por la naturaleza, un aprendizaje importantísimo/ @ D. R.

Los profesionales están de acuerdo, y añaden incluso nuevos beneficios a los anteriores: “Verán nuevas realidades, conocerán personas diferentes, nuevas culturas, nuevos idiomas, nuevas maneras de hacer… Esta nueva visión de otras realidades potenciará el sentido aventurero y explorador de los pequeños, el de querer conocer y descubrir nuevos lugares. En definitiva, destapará su curiosidad. También aprenderán a ser más respetuosos y tolerantes con los demás y con el medio ambiente”.

La única frontera geográfica, según Daniel, es la seguridad… y el cuidado del tiempo en pareja: “Los límites que ponemos a la hora de viajar con los niños guardan relación principalmente con la seguridad y la salud. Eso y, lógicamente, el presupuesto, es lo que nos marca más. Soñamos con viajar los cinco a un montón de destinos, aunque también nos apetece a mi mujer y a mí, de vez en cuando, programar un viaje sin los peques. Una escapada en pareja es muy necesaria y recomendable para cualquier familia. Nos apetece regresar a algunos destinos que conocimos en su día sin los niños y que nos gustaron especialmente, como por ejemplo Cabo Verde o la ciudad de Nueva York”, confiesa el papá.

Viajar con niños, ¿sí o no?/ @ D. R.

LA CAPACIDAD DE ADAPTACIÓN, UN PLUS“A los niños que por las razones que sean no viajan asiduamente les cuesta más adaptarse a los cambios y no cuentan con tantas herramientas para enfrentarse a la vida diaria”, explica Daniel, aunque se apresura a asegurar que no lo puedo afirmar categóricamente: “cada niño es un mundo”,  asegura. “En cualquier caso, nunca es tarde para empezar a viajar con los niños, y lo recomiendo encarecidamente”, nos anima.

Desde Sant Joan de Déu también inciden en la capacidad de adaptación como un valor a tener en cuenta: “Las diferentes situaciones que vayan apareciendo durante el viaje, ya sean reconfortantes o problemáticas, fomentarán la capacidad de adaptación, la flexibilidad y la paciencia de los niños. También, y no menos importante, permitirán experimentar la toma de decisiones para encontrar soluciones a los obstáculos que vayan surgiendo”, explican.

Precisamente esa capacidad de sentirse cómodo en todas partes es de las cosas que más han sorprendido al progenitor de Viajares: “Si están los padres al lado, los niños se sienten bien en casi cualquier lugar que puedas ir. Da la sensación que pueden cambiar su “hogar” con mucha facilidad si estamos junto a ellos. Imagino que les reconforta y les da seguridad en entornos nuevos o distintos a los habituales. Por otro lado, es sorprendente su facilidad para adaptarse y su flexibilidad mental. A los adultos creo que nos cuesta algo más, cargamos con más prejuicios e ideas preconcebidas cuando aterrizamos en un nuevo destino”, reflexiona.

Profesionales de la aventura/ @ D. R.

VENTAJAS PARA TODA LA FAMILIA

Por si fuera poco, no son los peques los únicos que ven mejorar sus habilidades cuando descubren la aventura, sino que toda la familia en conjunto sale reforzada: “Una de las necesidades más importantes para los niños es sentir que pertenecen a un grupo, y viajar es una buena manera de reforzar las relaciones más estables y significativas para su desarrollo. Se crea un espacio ideal para el aprendizaje de valores, de respeto por las normas, y para el desarrollo socioafectivo y emocional con la familia. Ya durante la planificación del viaje, es importante hacer a los niños partícipes de las experiencias que vivirán; esto les motivará, los capacitará para la toma de decisiones, fomentará la autodeterminación y los hará sentirse valorados”, concretan los profesionales.

Y sí, no hay duda de que los niños lo pasarán genial… Pero, reconozcámoslo: al final, los que más disfrutan son los padres: “Viajar con los niños nos permite ir construyendo poco a poco un relato familiar común, lleno de anécdotas, pequeños descubrimientos y aventuras. Ser partícipe de ello es muy bonito y nos llena de satisfacción como padres. Es un lujo poder acompañar a los niños en su camino hacia la madurez conociendo otras formas de vivir y culturas. Todo este tiempo lleno de experiencias es muy valioso para su formación. Además, en situaciones poco habituales vemos aflorar el carácter y personalidad de cada uno de nuestros tres hijos, lo que nos ayuda a conocerlos mejor”, concluye Daniel.

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