Gustavo Romero Umlauff: Turquía: descifrando la violencia

Gustavo Romero Umlauff: Turquía: descifrando la violencia

La ciudad de Esmirna –la tercera más poblada de Turquía- ha sido víctima hoyde un nue-vo atentado terrorista con el saldo de varios muertos y heridos civiles, constituyendo parte de una escalada sin precedentes de ataques por parte de los grupos rebeldes kurdos, que se suman a los sangrientos hechos ocurridos en el país durante el año pasado y, en especial, el más reciente sucedido en la emblemática ciudad de Estambul, donde un extremista del autodenominado Estado Islámico (ISIS) mató, sin piedad, a un enorme grupo de personas que abarrotaba una conocida discoteca en la que se celebraba la llegada del Año Nuevo.

Aquellos hechos no hacen más que exhibir el polvorín en la que se encuentra, quizás, uno de los países más simbólicos para la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y que, por su ubicación geográfica, le otorga una particular clasificación estratégica de ámbito regional; de manera que los luctuosos acontecimientos afecta directamente, no sólo a sus ciudadanos, sino también a las naciones europeas y a la estabilidad política de los estados de Oriente Medio, Asia Central y Oriental.

Pero los atentados, además del propio asesinato del embajador ruso AndreiKarlovfrente a cámaras de televisión turcas hace menos de un mes, ponen al desnudo las fracturas de un país con una excesiva fragilidad política pero también fragmentado por grupos separa-tistas que ejercen una violencia extremista, ya no sólo conocida en Perú en las épocas de Sendero Luminoso o bajo el yugo del dictador y genocida Pol Poten Camboya sino que, también, en las antes apacibles ciudades europeas, y donde se pretende imponer un nuevo orden mundial sustentado en la intimidación, el desasosiego y el miedo de los ciudadanos.

El caos que se ha derramado en Medio Oriente y la cruenta guerra en Siria ha arrastrado a Turquía a participar militarmente contra elEstado Islámico (ISIS) siendo, ahora, objeto de las acusaciones de ser “servidores de los cristianos” con sus ataques y bombardeos pese a ser un país musulmán, volviéndose una zona más vulnerable y peligrosa para Oc-cidente.

Los rebeldes kurdos y el extremismo de ISIS no sólo son los protagonistas delterrorismo en Turquía sino que la inseguridad ha sido caldo de cultivo para que los opositores al régimen del controvertido Presidente Erdoganensayaran un fracasado golpe de Estado que ha contribuido a incrementar las cifras de víctimas por la violencia.

Por ahora, el ciclo de terror parece no detenerse en Turquía ni avizorarse, siquiera,su fin próximo. Parece que continuaremos viendo a un país sumido en un círculo perverso don-de la inestabilidad política interna los pone a una mayor más vulnerabilidad frente a los ataques extremistas separatistas y del fanatismo islámico.Sin duda, para este rico país en historia,el panorama se vislumbramuylóbrego.

@GRomeroUmlauff

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