Voces de Cuba: Obama sí y Trump también

Voces de Cuba: Obama sí y Trump también

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Dos eran los Donald que los cubanos asociaban a Estados Unidos: el pato de los dibujos animados y la famosa cadena de hamburguesas. A partir de este viernes, se suma a la lista Donald Trump, el nuevo presidente del país vecino. Sin ser tan simpático como el personaje de Disney ni tan adictivo como el fast food, el magnate también levanta pasiones en esta Isla.

Por Zunilda Mata para 14yMedio

Después de dos años de deshielo entre los Gobiernos de Washington y La Habana, el proceso de normalización se ha topado con un obstáculo en su camino. La elección del controvertido empresario para regir los destinos de EE UU amenaza con alterar los planes de la Plaza de la Revolución y sacude la cotidianidad de la Isla.

“Si logra arreglar la economía de Estados Unidos, eso nos va a ayudar también a nosotros porque llegará más dinero y turismo desde allá”, confía Víctor Manuel, de 28 años y bicitaxista en los alrededores del parque de la Fraternidad, en La Habana. El joven opina que “una cosa es el Trump en campaña y otra bien diferente cuando esté en la Casa Blanca”.

En 2015, las remesas a Cuba alcanzaron la cifra récord de 3.354,12 millones de dólares según The Havana Consulting Group. La nueva relación entre los dos países ha favorecido sobre todo a este tipo de transferencia. Limitarlas sería una medida muy impopular entre los nacionales.

La Trumpmanía ha llegado a la Isla y tiene muchas maneras de expresarse: si hace dos meses llevar una bandera norteamericana podía leerse como un guiño al Tío Sam, hoy puede ser un mensaje mucho más personal y dirigido a un hombre.

“Ese es el tipo que nos hacía falta, para que acabe de poner las cosas en su lugar”, confía Eduardo Mesa, quien este jueves se conectaba en la wifi del Estadio Latinoamericano para indagar sobre la suerte de dos amigos varados en Colombia.

Obama contribuyó a la popularidad que en los últimos días ha ganado Trump en la Isla. Pocos días después de que el inquilino de la Casa Blanca eliminara la política de pies secos/ pies mojados que favorecía a los migrantes cubanos que alcanzaran territorio norteamericano, la popularidad del presidente saliente ha caído al mínimo en ocho años.

“Nos engañó, vino y se portó como uno de nosotros para al final hacernos daño”, opina Román, de 27 años y residente en Guanajay, que tenía preparada la balsa para lanzarse al mar e intentar llegar a las costas norteamericanas.

“Había conseguido las sales de hidratación, el motor, la comida enlatada y un GPS comprado en bolsa negra” para emprender el viaje, pero la fecha de salida estaba planificada para el 14 de enero, dos días después de que se suspendieran los beneficios migratorios.

Lucía Pereira, maestra retirada y residente en Lawton, cree que los cubanos siempre recordarán a Obama como “el presidente estadounidense que ayudó a que ambos países se acercaran y dejaran atrás tantos odios inútiles”. Tras el deshielo, su hijo radicado en Miami la ha visitado en dos ocasiones.

Norma está entre los decepcionados con el presidente saliente. La mujer, de 76 años, ha acudido a la parroquia de la calle Reina para comprar una biblia nueva porque la anterior se la dio a su hija, que está de misión en Venezuela. “Ella no quería acogerse al Parole para los médicos, pero una amiga muy cercana sí”, cuenta. La eliminación del programa que beneficiaba a los galenos cubanos que solicitaran la residencia en Estados Unidos fue, en su opinión, “una travesura de Obama antes de decir adiós”.

A las afueras de la Iglesia, Manolo, que pide limosnas con una pequeña imagen de San Lázaro, duda que su suerte vaya a cambiar con el nuevo inquilino de la Casa Blanca. “Aquí la gente pobre seguirá siendo pobre, porque no tiene nada que ver con lo que ese presidente haga”, comenta a 14ymedio.

Vestido con uniforme gris y atento a todos los que suben la escalinata de la Universidad de La Habana, un custodio, que prefiere no dar su nombre por temor a represalias, parece poco interesado en los detalles del Gobierno del vecino del Norte. “Da igual, Obama o Trump es lo mismo”, dice con desgana. Sin embargo, considera que vienen tiempos difíciles para Cuba porque no se ve nungún progreso. “Trump puede ser bueno o malo, pero lo que más necesitamos es que estos de aquí aflojen la mano y den un respiro, porque nos estamos ahogando”, concluye.

Los empresarios y comerciantes de la Isla sí se sienten concernidos por las decisiones del nuevo inquilino de la Casa Blanca.

En el mercado de la calle Infanta y Manglar el nuevo mandatario genera algunas expectativas. “El año pasado tuvimos muchos problemas con el abastecimiento de productos”, señala una empleada, “pero si este hombre es tan empresario como dicen, mejorará los negocios con Cuba y llegarán más productos”. Entre la mercancía made in USA que prefieren los clientes del lugar están “el pollo congelado, el maíz en grano, las verduras, las salsas de tomate y la avena”, desgrana.

A la salida del restaurante privado Presidente, en la céntrica calle G, del Vedado, Christian esperaba en la tarde de este jueves por una amigo para comer juntos. “La Habana está llena de turistas gracias a Obama, pero con Trump eso puede llegar a su fin”, teme el viajero alemán, de visita por primera vez a la Isla.

Pero hay quienes no pueden evitar ver la toma de posesión en clave interna y viran los ojos hacia dentro de la Isla. Yunior, de 41 años y desempleado, reflexiona: “Lo único que yo sé es que desde que nací he conocido a ocho presidentes norteamericanos y a solo dos cubanos ¿Por qué será?”.

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