Bernard Horande: ¿Le importa Venezuela a Trump?

Bernard Horande: ¿Le importa Venezuela a Trump?

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El hecho quizá más significativo de la semana pasada fue la llegada a la Presidencia de los Estados Unidos de Donald Trump. Un empresario de difícil y hasta a veces dudosa trayectoria, sin experiencia en cargos públicos ni políticos, que viene anunciando cambios extremos.





Por supuesto, tanto los norteamericanos como la comunidad internacional están a la expectativa. La polarización sobre el tema no tiene precedentes en la historia reciente de ese país.

Su discurso inaugural dice mucho de lo que puede venir. Populismo, demagogia, nacionalismo extremo, patriotismo… Todo ello con la utilización de frases clichés, pre-hechas, “frases cohete”, simplonas, radicalonas, aderezado con ataques a la prensa, a la libertad de expresión, a los hispanos, y a un largo etcétera.

Un coctelito que, en la historia universal, cuenta con demasiados fracasos. Ya veremos qué sorpresas le depara al pueblo estadounidense y al mundo entero.

En el caso venezolano, la incógnita es total.

Por una parte, en alguna oportunidad Trump se ha referido a quienes todavía mandan en Venezuela de manera fuerte, señalando su inconveniencia. Ha dicho que un gobierno no puede tener a un pueblo en las condiciones que Maduro tiene a los venezolanos. Son “incompetentes y disfuncionales”, según miembros de su equipo.

Uno espera que el Departamento de Estado de Trump sea menos condescendiente de lo que en la práctica fueron individuos como Kerry y Shannon, quienes directamente los cabronearon, jugando a dejarlos en el poder.

Es verdad que hay varios delincuentes chavistas, algunos con cargos muy altos en el gobierno, que están en una lista negra elaborada por Obama y su equipo. Pero esto a veces suena a saludo a la bandera. Porque los venezolanos, en la práctica, no hemos visto aún el primer resultado concreto y tangible.

Ahora veamos la otra cara de la moneda.

Hay una frase que dice que “los amigos de mis amigos son mis amigos”… y Trump parece bastante determinado a ser “el mejor nuevo amigo” de Putin, quien a su vez no oculta su amplia simpatía por Maduro, quien le ha aportado maravillosos negocios relacionados con petróleo y compra de armas.

Sumado a esto, el nuevo Secretario de Estado designado por Trump, Rex Tillerson, viene de ser el Presidente de la Exxon Mobil, un gigante petrolero a quien Maduro, más allá de su discursito antagónico sobre el “Imperio”, le ha entregado la mayor parte de la Faja del Orinoco.

No sólo eso: la Exxon Mobil está asociada a la petrolera rusa Rosneft en la exploración de inmensas extensiones en el mundo.

No quiero dejar de señalar que no se trata de pensar que dependamos de los Estados Unidos o de cualquier otra injerencia extranjera para salir de los causantes de la catástrofe que vivimos los venezolanos. Sin embargo, sin una mayor determinación de países claves, será mucho más difícil.

De tal manera que será interesante ver como Donald aborda el tema venezolano.

Eso, si es que le interesa abordarlo. Porque resulta que hace muy pocos días, The Washington Post publicó un artículo acerca de los retos que en materia de política exterior tiene Trump frente a sí.

Allí se mencionan nueve casos concretos: el Estado Islámico, la guerra en Afganistán, el tema nuclear con Corea del Norte, el conflicto en Ucrania, el tópico comercial con China, las alianzas con Europa, el acuerdo nuclear con Iran, el caso de Israel y Palestina, y finalmente la relación con Mexico.

¿Latinoamérica? Nada.

¿Venezuela? Cero.

¿Seguiremos, al igual que con Obama, siendo parte del patio trasero?

@BHorande