Omar Villalba: El diálogo en 2017: Nuevos cambios y retos

Omar Villalba: El diálogo en 2017: Nuevos cambios y retos

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La próxima reunión entre el Gobierno y la UNIDAD está a la vuelta de la esquina; y ya nos encontramos con que hay un cambio sustancial en la dinámica. El Vaticano, a través de un comunicado, ha informado, tanto al gobierno como a la MUD, que su delegado no asistirá a las próximas reuniones. El encargado Claudio María Cellí, dará paso a monseñor Aldo Giordano; este cambio de representante es recibido con buenos ojos por parte de ambos sectores, pero no por ello deja de generar suspicacias.





A la luz de estos cambios, es necesario preguntarse ¿Es buena o mala esta situación? ¿Cómo se puede interpretar el cambio de señas? dar una respuesta concreta a estas interrogantes es un poco difícil, ya que la subjetividad está de por medio. Sé que desde el Gobierno no hubo mayor queja, el presidente ya se reunió con algunos representantes de la Iglesia y de UNASUR para adelantar terreno favorable a ellos sin duda alguna, pero es un adelanto mientras que algunos miembros de la AN y la UNIDAD han indicado que esta permuta, es resultado de un hecho concreto: el Vaticano se hartó de la incapacidad de ambos bandos para generar la confianza necesaria para que el proceso de diálogo arroje un resultado satisfactorio.

Dicho esto, de nuevo, es imperativo evaluar desde una óptica crítica al fenómeno. Sin duda hay un mensaje de fondo: es cierto que las partes han decepcionado al mediador que otorga más legitimidad (los ex presidentes no cuentan, porque son representantes de UNASUR y es harto sabido que esta organización internacional no es más que un club de amigos del chavismo, club, que por cierto, esta menguando) en especial el Ejecutivo con su negativa a cumplir los acuerdos. Con su andar escurridizo, a pesar de que públicamente dice que no van a ceder en su empeño para encontrar una salida democrática a través del proceso de negociación, el Presidente y la Revolución hacen más daño a la mesa de negociación que todos los radicales, extremistas, disidentes y balas perdidas dentro de la UNIDAD.

Dada esta situación, donde se dan dos pasos para adelante y cincuenta para atrás, no es de extrañar que el Vaticano trajese sangre nueva, a pesar que es muy probable que ellos quisieran, en algún momento, desertar. Pero la llegada de este nuevo interlocutor no es del todo negativa. Un nuevo actor representa un punto de vista diferente, fresco y obliga a las partes a hacer un análisis valorativo en términos de costo-riesgo-ganancia para posicionarse de una manera favorable. Monseñor Aldo Giordano es, por lo tanto, un oyente valido que permitirá que surja una nueva dinámica en el proceso.

¿Qué debemos hacer entonces? Como demócratas, que aspiramos a una salida pacífica, anhelamos una nueva Venezuela, un buen gobierno, más justo, más social, inclusivo y honesto, estamos en la obligación de dar nuestro apoyo al proceso de negociación. Esta es una cuestión donde está en juego el bienestar, no de los venezolanos actuales, sino de las generaciones futuras. Este período será recordado, dentro de unas cuantas décadas, como el momento en el cual la democracia fue salvada y con ella el pueblo venezolano alcanzó la madurez política. Por eso el diálogo es la salida, estamos frente a una situación donde se está luchando entre la Civilización y la Barbarie. De obtener un resultado favorable a través de este instrumento, Venezuela habrá abandonado de una vez por toda el siglo XIX y podremos hacer política propia del siglo XXI. La brecha es muy grande, sin duda, pero no insalvable.

A pesar de esta arenga, no debemos olvidar que nada de esto se alcanzará si el pueblo se mantiene pasivo. Hay que apoyar, con toda nuestra fuerza y voluntad, la salida democrática, aspirar al buen gobierno; pero no hay que olvidar que la política se cobra su cuota de sangre y sudor. No desconozcamos el peso de las acciones de calle, las cuales deben ser retomadas, con civilizad y madurez. Hay que recordarle a este gobierno que hay un sector que es mayoría del pueblo venezolano que no está de acuerdo con su modelo de país, y mucho menos, con la actual administración y gestión. Estamos hartos de su duplicidad, jugadas siniestras y actitud de guapos, a lo Pedro Navaja.

Es necesario que retomemos la calle y recordemos a este gobierno, que fueron los civiles, quienes harto de los abusos de una tiranía funesta, decidieron asumir el control de sus destinos librando a Venezuela, al futuro de la dictadura de Marco Pérez Jiménez.

Para exhortar a este gobierno a que se haga un cronograma para las próximas elecciones regionales; ordenarle porque es una prerrogativa del pueblo en su carácter de Soberano que se preparé todo para que, en el marco y tal como lo ordena la CONSTITUCIÓN, se renueven los cargos de Gobernadores y Alcaldes. Hacer todo lo posible para refrescar la administración pública, al menos en este ámbito, y pasarle factura a estos gobernadores que se está dando colita de más, es hora de alternar, es hora del cambio, que el pueblo opte por un buen gobierno.

Con estas ideas en mente, exhorto, a quienes me siguen a través de esta plataforma, a que no abandonemos las acciones de calle; la lucha política, para recordarle a esta gente que, si bien estamos apostando por las salidas democráticas, también estamos dispuestos a elevar nuestra voz. Debemos hacernos oír, hacernos notar; demostrar que somos mejores. Y, para a hacer todo esto, es necesario abandonar la pasividad.

El cambio se puede alcanzar. Un nuevo y buen gobierno está emergiendo, pero no terminara de llegar hasta que no nos comprometamos con la democracia, nuestros principios. Pero por encima de todo, hasta que no tomemos la situación en nuestras propias manos no seremos testigo del cambio.

Las oportunidades se están presentando, debemos aprovecharlas por el bien de los más jóvenes, por el bien del futuro de nuestro país llamado Venezuela.