Emilio Nouel: Mi solidaridad con México

thumbnailemilionouelNov2014

 

México es uno de los países más importantes de nuestro hemisferio. Forma parte de la comunidad continental y de su institucionalidad. Su relevancia política y peso económico en el marco de las relaciones regionales no puede ser soslayada.





En particular, es también miembro del tratado comercial conocido por las siglas en inglés NAFTA (North American Free Trade Agreement), mediante el cual, junto a sus socios EEUU y Canadá, ha ido construyendo durante 22 años, un bloque de integración económico-comercial de gran peso en el planeta.

Recuerdo que cuando se negociaba el acuerdo, los agoreros de siempre, los antiamericanos irracionales y, por supuesto, la izquierda mexicana y continental, también irracional, auguraban las peores cosas para los mexicanos, si se llegaba a suscribir. “El imperialismo yanqui dominará y explotará a México” y “la integración es imposible entre un país en vías de desarrollo y uno desarrollado”, decían, y así, otras opiniones pesimistas o ideologizadas.

Lo cierto hoy es que el balance para el que sería subyugado y esquilmado es muy distinto del que pronosticaron los opositores al tratado.

En 1983, México exportaba sus productos por un monto alrededor de 53.000 millones de dólares, y en 2014 las exportaciones alcanzaron la suma de 400.000 millones de dólares, aunque en los dos últimos años se han reducido (2015: 380.000 millones). En 2015, importó de EEUU 187.300 millones de dólares, y hacia ese país exportó 309.213 millones, una balanza comercial positiva para México.

Las inversiones extranjeras igualmente, se han ido incrementando desde entonces hasta cifras importantes, lo cual ha redundado en aumento del empleo.

Sin duda, a México, en su conjunto, le ha ido muy bien.

Pero lo más importante de todo el proceso integrador de Norteamérica es que se ha estructurado un bloque comercial poderoso en el que sus tres socios han sacado enorme provecho de una dinámica sinérgica derivada del libre comercio de mercancías y servicios, así como del flujo libre de capitales, todo con base en reglas muy claras.

El comercio entre los tres socios se ha incrementado en 265%. México es el segundo mayor destino comercial para los productos estadounidenses El New York Times dice que el intercambio mercantil diario entre EEUU y México alcanza a 1.400 millones dólares.

Y no debe olvidarse que no solo se venden bienes entre sí, igualmente los producen juntos, a través de cadenas de valor.

Que aún persisten algunos problemas y que hay sectores, sobre todo, mexicanos, que no se han adecuado a la liberación comercial, es muy cierto, pero esto es algo normal en este tipo de arreglos comerciales, que, por cierto, tienen más que ver con las políticas gubernamentales internas que con el tratado mismo.

No se comprende entonces la visión del nuevo presidente de EEUU, quien ha manifestado la idea de denunciar el tratado o de renegociarlo, mediando además, un tratamiento, en lo retórico, desconsiderado e insultante hacia un socio y vecino que se ha conducido de manera decente y leal frente a aquel país.

Decir que el desempleo de EEUU se debe al NAFTA es una falacia. Son otros los factores, en especial, el tecnológico, que lo explican.

El presidente Peña Nieto ha sido muy claro y razonable en este absurdo impasse: “Ni confrontación ni sumisión con Trump”. Veremos qué sale al final de este desaguisado creado por Trump, quien parece dispuesto a abrir frentes en todos lados, que van a perjudicar a su país y crear problemas innecesarios en le mundo.

Nuestra solidaridad vaya hoy a ese pueblo que tanto valoramos: MÉXICO.

EMILIO NOUEL V.