Julio Cesar Arreaza B.: Restablecer la Constitución

Julio Cesar Arreaza B.: Restablecer la Constitución

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Desde el primer grito de Independencia el 19 de abril de 1810, los venezolanos comenzamos la vida política propia en la búsqueda de la libertad y la democracia, y decidimos establecer una república independiente de cualquier yugo colonial. Este es el proyecto fundacional de los padres de la patria.
A pesar de los desvíos autoritarios del caudillaje decimonónico, como bien anota el historiador Tomás Straka, en el plano de las ideas siempre se ha defendido que la república debe ser producto de unas limpias elecciones. La civilidad y la democracia son las dos grandes aspiraciones del movimiento independentista de 1810, que luego fueron plasmados por los 44 diputados del más esclarecido Congreso de la República en la Constitución de 1811.Desde entonces los venezolanos demostramos que somos capaces de grandes realizaciones.

En estos 206 años de república, las fuerzas telúricas, cósmicas, aspiracionales y espirituales condensadas en la conciencia nacional se trasformaron en vectores que nos impulsan y dirigen con sentido y dirección a emprender una larga marcha hacia la democracia, sabemos que ésta es en esencia perfectible.





Por supuesto que los 300 años de colonia pesan como herencia y nos dejaron atavismos autoritarios que encarnaron luego los caudillos decimonónicos, entre los cuales contamos al galáctico y su heredero, forman parte de una lacra, una especie de reyes sin corona; y si miramos a nuestro devenir histórico notamos de manera intercalada períodos sombríos de prácticas personalistas y corruptas, lo cual indica que la tentación autoritaria siempre ha estado al asecho contra la estabilidad de la república, que reconocemos ha tenido fallas pero se superan con el rescate de las buenas prácticas democráticas, y jamás cayendo en el remedio peor que la enfermedad, de las viejas fórmulas autoritarias disfrazadas de apariencia democrática, como el modelo fracasado del socialismo del siglo XXI, que nos ha sumergido en 19 años de destrucción nacional, son ya dos décadas de empobrecimiento económico y retroceso institucional.

La libertad vence al despotismo y es condición para vivir mejor, una lección aprendida después de este desastre dictatorial que acabó con el país. El destino histórico que nos corresponde, es un régimen de libertades sostenido en la soberanía popular y promotor del bienestar social, con acceso a la tierra, a la educación y salud para todos.
Se rompió el orden constitucional y debe ser restablecido a la brevedad por los demócratas que son la mayoría. Más del 90 por ciento desaprueba al régimen forajido. Suprimieron el derecho al sufragio, el CNE y TSJ espurio son cómplices de la monstruosidad oscurantista. Nueva MUD, con reglamento de funcionamiento, para alcanzar consenso. Ya contamos con una gran unidad democrática.

¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!