Claudio J. Sandoval: El candidato presidencial de la oposición

Claudio J. Sandoval: El candidato presidencial de la oposición

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Inesperadamente el chavismo ha decidido ceder el poder. Nicolás Maduro aceptó su abandono del cargo, con base en la declaratoria de la Asamblea Nacional. Ubicados en este remoto escenario, el CNE procedió a convocar la elección presidencial adelantada, dentro de los treinta días consecutivos siguientes, a tenor del artículo 233 de la constitución.

¿Quién es el candidato presidencial de la oposición? En este artículo me enfoco en el escenario electoral y concluyo que si la celebración de una elección presidencial está presente en todas las alternativas que maneja la oposición, entonces ésta debe escoger su candidato a la brevedad posible.





¿Dónde estamos?

El principal problema de la oposición es su desunión en los métodos de lucha: Unos quieren desobediencia civil y elecciones ya; otros piden la intervención castrense para instalar una junta cívico-militar, mientras se preparan elecciones de nuevas autoridades; un tercer grupo plantea el diálogo y la ruta electoral como única solución; y, por último, hay quienes están abiertos a cualquier alternativa.

El segundo problema de la oposición tiene que ver con que no se sabe exactamente quién es su líder principal. Para resolver esto, la oposición debe hacer dos cosas: i. acordar y comprometerse a cumplir las reglas del juego (el método de lucha para sacar al chavismo de Miraflores); y ii. elegir a una sola persona como su líder oficial y principal.

El plan de vuelo

En caso de que la opción diálogo-elecciones prevalezca, el paso siguiente es definir la plataforma de unidad electoral que utilizarán para tales contiendas (probablemente la MUD cumpliría dicho rol).

De igual modo, tendrán que decirle la verdad a sus seguidores, es decir, reconocer que no pueden sacar a Maduro este año porque su método de lucha es pacífico y electoral. Esto significa que la batalla decisiva sería en el 2018, año en el cual debe realizarse la próxima elección presidencial, de acuerdo a lo previsto en la constitución nacional.

Con ese objetivo en mente, la oposición tendría tiempo de preparación suficiente para i. obligar al gobierno a realizar la elección presidencial del 2018 y ii. derrotar al candidato del chavismo en dicha contienda electoral.

Muchas manos ponen el caldo morado

El hecho de que cada facción opositora esté constantemente intentando arrimar la brasa para su lado, le ha traído consecuencias negativas a la oposición en su conjunto, que pareciera estar tirando flechas sin un blanco fijo. De allí la desmotivación, desgaste y desconfianza no sólo entre ellos mismos, también de parte de su audiencia y potenciales aliados externos.

Pienso que la mayoría de los opositores se motivarían y activarían cívicamente con un candidato presidencial que comience a recorrer los caminos de Venezuela, enamorándoles cara a cara, con un mensaje de esperanza.

La gente debe identificar la alternativa al desastre con alguien concreto. La constante de mis conversaciones con los electores es la angustia y/o escepticismo, particularmente cuando entramos en la parte de las potenciales soluciones. La pregunta recurrente es: ¿quién lo va hacer? Y la respuesta a esta incógnita no suele convencer a mis interlocutores mesiánicos. Sospecho que ellos no son distintos a la mayoría del país.

Términos y condiciones

En cuanto a la fórmula de escogencia del líder-candidato, cualquiera sea ésta, deberá prescindir del CNE. No solamente por el tema de la manipulación de resultados en favor del candidato que le convenga al chavismo como contendor, también porque, en general, sería torpe supeditar el éxito del proceso a la voluntad del chavismo.

Pensando en voz alta sobre incentivos para que todos remen hacia un mismo destino, el candidato escogido podría, inclusive bajo obligación legal, comprometerse a hacer lo siguiente -una vez sea proclamado presidente de la República: i. liberar a todos los presos políticos; ii. habilitarlos políticamente si estuvieren inhabilitados (mediante indulto, si fuera el caso); y iii. convocar a una Asamblea Nacional constituyente para desincorporar a todos los poderes constituidos y restaurar el orden constitucional con la designación de nuevas autoridades democráticas.

Este planteamiento da oportunidades de participación y acceso al poder en el corto plazo a líderes políticos marginados como Leopoldo López, por mencionar el más emblemático de ellos.

El país no llega al 2018, se ve que ni estás preso ni pasas hambre

Son los presos políticos, como por ejemplo Yon Goicoechea y Delson Guarate, quienes piden diálogo y paz. Las encuestas dicen que la mayoría de los venezolanos prefieren el entendimiento y la paz. Pareciera que la paciencia y la calma están predominando sobre la violencia como salida.

Si en efecto esa es la tendencia real sobre la cual marcha el país, entonces la sociedad toleraría un ambiente de campaña electoral, lejos de rechazarlo, pues la alternativa sería caótica y traumática.

El chavismo ya tomó la delantera, a juzgar por el mensaje de Maduro para hacer preparativos con miras al 2018. En los años 50 el grueso de la oposición (desde la extrema izquierda, representada por el partido comunista, hasta los copeyanos) se unió en contra de Pérez Jiménez ¿Qué impide a las elites políticas venezolanas del presente pactar una nueva unidad en contra del autoritarismo actual?

Es hora de que los políticos opositores dejen a un lado las apetencias personales y en un acto de madurez y compromiso con Venezuela, logren un pacto democrático.
Claudio J. Sandoval (Twitter / Linkedin / Instagram: @Claudiopedia), es Venezolano, abogado e investigador del Departamento de Ciencias Políticas de Georgia State University, con sede en Atlanta.