Se pasaron… Estudiantes envenenaron la bebida de una compañera en México

Se pasaron… Estudiantes envenenaron la bebida de una compañera en México

Secundaria-17

 

Una adolescente de 12 años estuvo a punto de morir en el poblado de San Nicolás de los Agustinos, en Guanajuato (occidente), México, cuando sus compañeros echaron plaguicida en su bebida.





Desde hacía semanas, un grupo de compañeros insultaba y agredía a Sara tras la ruptura de su amistad con otra jovencita. En varias ocasiones comentó a su madre que no quería ir a la escuela, la Secundaría Técnica 17. Cuando accedió a revelarle el motivo, la señora acudió con las autoridades escolares a denunciar que su hija era víctima de bullying y a solicitar ayuda psicológica. Se habló con los presuntos agresores, pero los ataques no cesaron.

El 1 de febrero, Sara dejó una bebida destapada en el salón de clases para tomar su descanso, al regreso, le dio un trago, pero una de sus compañeras le advirtió que la tirara porque creía que le habían puesto veneno.

Después empezó a sentir náuseas y cayó al piso. Una vez que llegó al hospital, el diagnóstico fue intoxicación por un químico usado en la fabricación de plaguicidas que se aplican en las siembras.

La joven permaneció cuatro días en el hospital y, ahora, un problema entre adolescentes se convirtió en un caso penal en el que ya toma parte el Ministerio Público para deslindar responsabilidades.

En un comunicado, la Secretaría de Educación de Guanajuato (SEG) informó que en la bebida de la alumna se había encontrado un insecticida agrícola llamado Rapaz.

“La Unidad Jurídica de la Delegación Regional de Educación está recabando pruebas para determinar cómo ocurrieron los hechos, para así deslindar la responsabilidad y dar con los responsables de la agresión”, señala el comunicado.

Un informe del año pasado de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) reveló que México es primero, entre las 34 naciones integrantes, en casos de bullying entre niños y adolescentes.

Según el reporte, cerca de 18 millones son víctimas de esta práctica cada año, lo que propicia intenciones suicidas y consumo de drogas entre este segmento de la población.