Las amenazas, los golpes y las balas no nos amedrentan. Nada ni nadie nos detendrá en la lucha por una Venezuela libre y de oportunidades para todos por igual.
Comienzo mi columna semanal con esta reflexión, que en lugar de ser un aliciente propio es una palabra de ánimo para todo nuestro pueblo, para que no caigamos en la desesperanza.
Para el gobierno es más fácil caer en los descalificativos y agravios e intentar doblegar nuestra lucha que, adelantar una política de calidad y con P mayúscula a favor de las soluciones que necesita el pueblo.
El jueves pasado vimos a unas rectoras del Consejo Nacional Electoral escudándose en los efectivos de la Guardia Nacional. Temerosas de las exigencias de un grupo de diputados que representan al pueblo. Mandando a los efectivos castrenses a desalojar violentamente a quienes fueron elegidos por el pueblo para que lo defendiera.
Y así hemos visto en varias oportunidades, cómo sin importarles nada mandan a sus emisarios de la violencia a crear zozobra, pretendiendo amilanar nuestro ánimo.
Que entiendan el Gobierno y sus voceros, desde la Unidad no creemos en salidas improvisadas ni en el uso de la violencia como mecanismo de lucha. Creemos en los derechos del pueblo, la reivindicación social y en la fuerza del voto.
Nuestra única arma es la cédula de identidad y nuestra huella digital. Venezuela va a cambiar con la fuerza de la voluntad del pueblo. No descansamos hasta lograr que Venezuela pueda expresarse, seguiremos pidiendo elecciones ya, hasta que el gobierno entienda que ya no los queremos más.
Si el gobierno no cambia, el pueblo tiene derecho a cambiarlo. Elecciones ya.