Baldomero Vásquez: Diálogo, poder y partidos enemigos

Baldomero Vásquez: Diálogo, poder y partidos enemigos

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Compartimos la idea –propia de la perspectiva del Realismo Político- de que el eje de la política es el poder, tanto a nivel nacional como internacional. Diremos, sin mayores refinamientos, que para evaluar cualquier situación de conflicto concreta, el punto de partida no puede ser otro que: cómo está distribuido el poder entre los diferentes actores políticos involucrados; y, además, que la búsqueda de poder es el principio que guía las acciones de unos agentes frente a otros.





Se gana o pierde poder dependiendo de las acciones, exitosas o fracasadas, que permanentemente se llevan a cabo. Ganar poder le permite a un actor tomar acciones ofensivas que en la correlación de fuerzas anterior no tenía posibilidades de ejecutar.

Consideramos que esta perspectiva es útil para las circunstancias actuales de nuestro país. En concreto, el resultado de la acción, llamada estrategia, del Diálogo MUD-Gobierno realizada en 2016 redundó, sin duda, en una ganancia de poder para el gobierno y en una pérdida de poder para la MUD. El cortocircuito que aquella produjo entre la MUD y su base de apoyo es la causa de la pérdida de capacidad de aquella para movilizar las otrora marchas multitudinarias de apoyo que era el elemento más importante de su poder. Esa capacidad era algo tan valioso que había que preservarla rechazando todas las sugerencias de Diálogo sustentadas en exhortaciones idealistas/legitimadoras que cometen un grave error: no admiten que el criterio de distinción política del gobierno es el par amigo-enemigo. Admitirlo, sencillamente nos esclarece que el gobierno no dialoga para buscar puntos de encuentro porque percibe al “otro” (los opositores) como un enemigo; por tanto, su interés será destruirlo porque lo ve como un obstáculo para alcanzar su objetivo irrenunciable que es perpetuarse en el poder.

Es en este contexto, de ganancia de poder obtenida, que se explican las acciones antidemocráticas recientes del gobierno contra la oposición, las cuales no eran posibles ejecutar antes del Diálogo: encarcelar diputados, violando la inmunidad parlamentaria; amenazar con prisión al expresidente de la AN, Henry Ramos Allup; anular pasaportes de diputados; burlarse del Secretario de la MUD, usar al CNE para ilegalizar a los partidos opositores.

La última acción mencionada es muy peligrosa, más allá del contratiempo electoral que provoca, porque se inscribe dentro de lo que es un objetivo estratégico de este tipo de régimen de inspiración totalitaria; suprimir la Libertad de Asociación, o sea, erradicar la amenaza con la que desde su óptica evalúa a todo tipo de agrupación autónoma de individuos (partidos políticos, ONGs, gremios, sindicatos, etc).

En el sentido expuesto, para finalizar, es lógico intuir que el gobierno apuntará su mira contra los partidos Primero Justicia y Voluntad Popular porque estas dos nuevas organizaciones se han extendido por todo el país. Frente a esto, la tarea de los demócratas es unirnos para resistir la embestida autoritaria. Para ello, afortunadamente, no estamos solos, pues contamos con la voz recia del episcopado venezolano en esa lucha.