Richard Casanova: la lucha contra el olvido y el silencio

Richard Casanova: la lucha contra el olvido y el silencio

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Hace unos días recordaba al célebre escritor checo, ganador de muchos premios y eterno nominado al premio Nobel de Literatura: Milan kundera, quien fue expulsado en 1950 del Partido Comunista por hablar mal de la organización, algo que aprovechó el genial novelista como inspiración para su famosa obra “La broma” -una sátira con humor kafkiano sobre el comunismo stalinista- que le dio la vuelta al mundo y fue traducida a 21 idiomas. Luego Kundera fue también perseguido por su participación -junto a otros escritores- en los acontecimientos de la Primavera de Praga y años después, por retaliación hasta fue privado de la ciudadanía checa y adoptó la nacionalidad francesa. Sin embargo, su pluma siguió dando la batalla: es inútil reprimir el espíritu libertario del hombre pues es parte esencial del ser humano. Esa es una lección que los tiranos usualmente aprenden muy tarde.

Sin el talento literario de Kundera, el pueblo venezolano hizo lo propio: se burló a más no poder de la payasada de “aquí no se habla mal de Chávez”, lo que en realidad frustró la aspiración real del gobierno de imponer un “aquí no se habla”, punto. Más bien, la dictadura quedó en ridículo y esa mofa exacerbada dejó claro que el militarismo cubano-islámico no es suficientemente poderoso como para silenciar al país. Y esto tiene una importancia singular cuando la narco-revolución hace ingentes esfuerzos por contener la protesta popular y evitar un escenario electoral.





En estas lides de la opinión pública, eventualmente uno se siente repetitivo y puede que fastidioso, hasta que recuerda que toda dictadura y especialmente los regímenes militaristas, tienen una necesidad intrínseca: la institucionalización del olvido y del silencio, la cual sólo se combate con la perseverancia. Ciertamente, en nombre de un supuesto orden, de la paz social y la seguridad nacional, el régimen pretende imponer como cierta una realidad inexistente y usa la represión -física, sicológica e institucional- para que nadie hable del sufrimiento del pueblo y hasta se olviden las atrocidades que las cúpulas podridas han cometido. Sueñan con “aquí no se habla”, con un país postrado, atemorizado y servil. Por eso Kundera decía que “…la lucha contra el poder es la lucha de la memoria contra el olvido”. Y permítanme agregar que es también una lucha espiritual pues el régimen asume como estrategia quebrar el optimismo de la mayoría, sembrar resignación y dinamitar nuestros sueños. Es además una lucha por la unidad, cuando el gobierno permanentemente intenta dividirnos y fracturar el espíritu unitario de las fuerzas democráticas. Por eso vale la pena insistir, hablarle a quienes sucumben ante esa estrategia gubernamental y por momentos los agobia el pesimismo.

A todos, sirvan de ejemplo esas lecciones que tarde aprende el tirano, aquellas que día a día nos da un pueblo que no se calla, ni se rinde; que padece los calamitosos servicios públicos y la mentira oficialista; que sufre para conseguir alimentos y medicinas pero todos los días protesta aquí y allá aunque los medios estén amordazados. En fin, hablamos de un país que no se arrodilla y está decidido a cambiar. #EleccionesYA

Twitter: @richcasanova

(*) Dirigente progresista / Vicepresidente ANR del Colegio de Ingenieros de Vzla.