“Tocará jugar lotería o rezarle algún santo para poder arreglar el carrito”

“Tocará jugar lotería o rezarle algún santo para poder arreglar el carrito”

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Foto archivo

Hasta un año puede permanecer un carro por una reparación sencilla en un taller mecánico de Carora. Un trabajador promedio debe ahorrar por varios meses y hasta pedir un crédito sólo para comprar una batería, reseña Diario El Caroreño.

Todo un drama resulta reparar cualquier sencilla falla de un carro en Carora y sin mencionar que se trate de un motor fundido o desmontar una caja. Los altos costos de los repuestos, que se han incrementado últimamente de manera escandalosa, y las dificultades para conseguirlos hacen que mantener un vehículo se haya convertido en una misión imposible.

Expertos en la materia automovilística detallan que los precios de las partes automotrices, cuya mayoría es importada, se han dolarizado por la falta de divisas para las importaciones. Indica que hasta el 2009 se podían mantener los precios pero como los importadores no reciben divisas, eso es imposible.

Usuarios indicaron que no solo se trata de reparaciones. “Hay piezas de usos y desgaste que cada cierto tiempo deben ser sustituidas y eso es un dolor de cabeza, por ejemplo los cauchos y las baterías pues las primeras, en apenas un año, pasaron, de 40 mil hasta 250 mil, dependiendo de la marca y categoría, y los segundos llegan hasta un millón cada uno, cuando se podían conseguir en 40 mil. Igualmente pone como ejemplo los amortiguadores de Aveo que pasaron a costar, de 27 y 30 mil, a 95 mil este año”.

“Compré mi carrito hace unos siete años, ya era usado, es un modelo 2002. Siempre estaba pendiente de sus servicios para que no echara broma. Se le venció la batería y me tocó sacar un crédito para cómprasela. Por los huecos que abundan en Carora se me dañó el tren delantero y no lo quiero rodar así porque terminará comiendo los cauchos. Lo tengo botado desde hace cuatro meses y no he logrado reunir ni para las primeras piezas, el mecánico me pidió que me lo llevara y allí lo tengo debajo de una mata en casa de mi suegra. Tocará jugar loterías o rogarle a un santo para conseguir la plata”.

Ya se trata de una cuestión de suerte trabajo todos los días, hasta los domingos, mato tigres pero en este país es imposible ahorrar, sólo me medio alcanza para comer”, detalló Carlos Arturo Romero, ingeniero en computación.

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