El socialismo del siglo XXI creación sublime del finado nos arrastró a las playas primitivas del tipo de Estado despótico, aquí no podemos hablar de democracia cuando el régimen ayuno de fervor popular decidió suspender el derecho al voto.
Es tanto el rechazo que ni con las triquiñuelas del obsecuente CNE pudiera ganar alguna elección; la vergüenza para el mundo del Derecho de los “magistrados express”, sin credenciales pero con prontuarios, legisla a discreción pasando sobre la anulada por ellos AN y reescriben la mejor Constitución del mundo todos los días. Las coordenadas que siguen son la discreción y la provisionalidad, un movedizo marco normativo al margen de la Constitución que favorece la incertidumbre, el crimen y la impunidad. Y nos trajo a la pobreza, que resulta su mejor guarida para conservar el poder como sea, porque nadie en el mundo los recibirá salvo la escoria de la humanidad, el régimen cubano, coreano del norte y Mugabe.
Estamos ante un modelo que ya alcanzó la condición estructural de fracasado y fallido, de un retroceso político, de un vil despotismo que trajo hambruna, miseria y muerte por violencia y falta de medicinas. Un régimen que ahuyenta las inversiones porque no hay la mínima previsión del futuro. Patética resulta la deuda fraudulenta contraída al margen de la aprobación del poder público más democrático, plural y legítimo, la AN electa el 6D.
Este cóctel de sustancias tóxicas y despóticas provoca la violación continua de los derechos humanos, bajo un régimen incapaz para cualquier acción de gobierno decente y con una cúpula que se transfiguró en el estado más corrupto de nuestra historia republicana.
La ecuación de nefastas políticas comunistas más corrupción más eliminación de la independencia de los poderes es igual a caos y Régimen despótico y primitivo, que aniquiló el Estado de Derecho. La gran masa de la población percibe que para poder tener acceso a los alimentos o a las medicinas, debe tolerar al régimen que fomenta la miseria, dependencia del Estado y sumisión. Veamos la siguiente fotografía de la realidad que nos topa.
La encuesta sobre condiciones de vida en Venezuela, llevada a cabo por la UCAB, UCV y USB entre 2014 y 2016, revela que el porcentaje de hogares en condición de pobreza de ingreso pasó de 48,4% a 81,8%, y la pobreza extrema de 23,6% a 51,5%. Maduro está aplazado. En 2016 4,2 millones de pobres no se beneficiaron de ningún programa social gubernamental, evidencia que 9,6 millones de personas ingirieron 2 o menos comidas al día, que a 93,3% de los hogares no les alcanzó el ingreso para comprar alimentos en cantidad suficiente, y que 72,7% de la población perdió en promedio 8,7 kilogramos de peso corporal. En 2016 el consumo de alimentos se desplomó, y hoy enfrentamos las peores condiciones desde principios del siglo XX.
¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!