Ollas comunitarias, un alimento para las almas venezolanas

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El reverbero de la casa parroquial de la iglesia San Miguel Arcángel, en Sabaneta, está encendido desde las 7:00 de la mañana. Allí colocan la primera olla para ablandar los kilos de costilla, hueso rojos y osobuco, detrás de ella ponen a cocinar dos más pequeñas. Alrededor de ese hervido empiezan a entrelazarse el espíritu solidario de los voluntarios de los grupos de apostolados de la parroquia eclesiástica y de la organización Cáritas de Venezuela.





Por: Keila Vílchez Boscán / Panorama

A Aleida Vera, del Camino Neocatecumenal, le tocó cortar la mitad de los tubérculos: auyama, ocumo, apio, papa, zanahoria. “Eran muchos kilos, pero lo hice feliz”, comentó. Sin embargo, esto solo era muestra de la solidaridad de los fieles, quienes durante toda la semana llevaron sus donativos a la iglesia. A su lado, Jackelín Fernández terminó de limpiar la costilla para las otras dos ollas más pequeñas.

Los adolescentes, hijos de los voluntarios, colaboraban gustosos con la limpieza de las verduras. Otros ayudaron a terminar de picar verduras.

El ánimo y el amor le dieron el sazón al caldo. La meta era lograr servir unas 400 tazas de hervido. El objetivo: contribuir a mitigar el hambre de las personas de más bajos recursos de la parroquia con el programa.

“Todos contribuyeron con algo, unos que tienen más posibilidades ofrendaron un poco más, pero la feligresía donó todo lo que se necesitaba, y es gratificante ver cómo cada uno dio un poquito de cada cosa y se armaron las tres ollas”, contó Aleida Vera.

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