Rosales: Sin pan, sin gasolina, sin medicinas, sin democracia

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La rutina nefasta del gobierno se centra en profundizar el sinsabor en la vida del venezolano, así lo aseveró Henry Rosales, secretario general de MPV en Aragua al describir el caos y angustia que se apoderó del día a día de los ciudadanos, quienes no encuentran tregua frente al malsano accionar de una cúpula que ha podrido en sus cimientos a la sociedad, cargada de revancha y hastío por tanta desidia.

Nota de prensa





“Sin pan, sin gasolina, sin medicinas, sin democracia” así está el estado Aragua, fiel reflejo del resto de Venezuela, país petrolero y rico en recursos que no levanta cabeza, sino por el contrario se hunde en la indolencia y desprecio de un régimen que no cesa en su pretensión de acabar con todo y con todos, para conservar el poder a costa de la vida y bienestar del pueblo, dijo el dirigente opositor.

Para Rosales, la dramática postura de Maduro y sus cómplices, quienes afirman que en el país no ocurre nada y que vivimos cargados de una excesiva normalidad es el hecho histórico más irresponsable y abominable de los últimos tiempos indicando que lamentablemente esto se ha convertido en una política de Estado que afirmó “estamos en la obligación de incidir con determinación y coraje para cambiar”.

Puntualizo que un gobierno que se jacta de ser una potencia petrolera demuestra sin desdén el fracaso del modelo anacrónico que instauró, el cual no es ni siquiera capaz de garantizar el suministro de combustible a los residentes de la nación, ratificando que las colas, hoy en las estaciones de servicio, son el testimonio fehaciente del deterioro e inoperancia de la principal industria venezolana.

El secretario general de MPV Aragua señaló que Maduro no puede escapar de su responsabilidad en la destrucción del aparato productivo, situación que hace que la gente coexista en un espacio de territorio seco en el que la anarquía por obtener lo necesario impera, generando un inminente colapso social que se intenta tapar a punta de represión, culpar al otro y expropiar el trabajo honesto de años.

“Colas, colas y más colas dominan la cotidianidad” expresó Rosales, quien apuntó que las largas filas que hoy se forman en busca de gasolina no son distintas a las que se hacen por comida, para exigir atención digna en los hospitales, para lograr obtener dinero en efectivo de un cono monetario inexistente, para comprar una medicina desaparecida o para tratar de validar la esperanza en partidos políticos que consigan la tan ansiada expresión del voto como método de salida de la crisis.

Finalizó instando a los venezolanos a no dejarse vencer, a pesar de la adversidad, seguir luchando para recuperar la decencia y dignidad que restablecerá la democracia y pondrá fin a la actual pesadilla que encarna la revolución que tiño de rojo a Venezuela.