Cómo empezar esta columna semanal sin expresar el descontento y la molestia por lo que estamos viviendo en Venezuela, frente a un gobierno que quiere pintarse como democrático y que a todas luces se comporta como una dictadura hegemónica.
Un golpe de estado, eso fue lo que hicieron estos señores la semana pasada cuando un grupito de magistrados, designados a dedo por Nicolás Maduro cabe destacar, presentaron entre gallos y media noche una sentencia que inhabilitaba a la Asamblea Nacional, que a diferencia de ellos fue electa por el voto popular de 14 millones de venezolanos que desean cambiar.
En cualquier país del mundo, si un gobierno se atreve a romper el hilo constitucional de su nación y su presidente cierra el Congreso, estamos hablando de ¡Golpe de Estado! Eso no es secreto para nadie.
Como dirigentes políticos, como servidores públicos sabemos que tenemos un compromiso aun mayor con Venezuela y su gente. Hemos estado desplegados a lo largo y ancho de nuestro país explicándoles a todos la grave situación por la que estamos atravesando. Dando la batalla, porque ésta es una lucha continuada.
Por eso hemos pedido a todos los sectores de la sociedad que hacen vida en Venezuela a que no nos dejen solos. Esto no es una lucha solo de los partidos, ésta es una lucha de todos. Es un esfuerzo y un compromiso que debemos sellar todos y cada uno de nosotros con nuestro país y su futuro.
No podemos quedarnos de brazos cruzados frente a esta ruptura del orden constitucional de nuestro país. El poder legislativo fue elegido por más de 14 millones de venezolanos. Es un poder que tiene toda la legitimidad necesaria para ejercer sus funciones, no podemos dejar que nos sigan boicoteando la democracia.
Nosotros pedimos a los países que conformen la OEA a que reconozcan lo que pasa en nuestro país y que dejen sin efecto esta sentencia para que se restituya el hilo constitucional en Venezuela. Esta decisión inconstitucional del gobierno venezolano, no es más que una demostración de un gobierno fracasado, que perdió el apoyo del pueblo y que ya no sabe qué más puede hacer para conseguir dinero con qué tapar sus malas jugadas.
Hemos demostrado que Venezuela es una nación que quiere futuro. Es un país que tiene mucho más para ofrecer. Los venezolanos queremos elecciones. Queremos elegir un futuro distinto y mejor. Queremos resolver el conflicto a través de elecciones, estamos luchando contra un gobierno se robó el Revocatorio y que pretende robarse, también las esperanzas del pueblo. Pero no lo vamos a permitir.
La constitución es clara, cualquier sentencia de algún poder que viole los artículos que están en la Carta Magna es nula. Es írrita y ningún venezolano debe acatarla. No hay ningún poder por encima de la Constitucional y juntos la vamos a hacer cumplir. Es hora de decidir, quiénes están con la democracia y el pueblo; y quiénes prefieren apoyar equívocamente la corrupción y la dictadura.
¡Seguiremos adelante!