Juan José Moreno: “Candelita que se prende…”

Juan José Moreno: “Candelita que se prende…”

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Decía Hugo Chávez, en relación con el candelero que se iniciaba en cada momento de sus períodos como Presidente ante las protestas del pueblo por su mala gestión gubernamental, que “candelita que se prenda, candelita que se apaga”. Y mire usted, si se apagaba o se extendía el problema en cada oportunidad es algo discutible. Lo cierto es que hoy, sus herederos del “trono”, no se cansan de intentar todas las formas posibles para atizar el fuego que se prende, y lo único que hacen es rociar con más combustible el incendio, aplicando lo que en criollo llamamos “echar más leña al fuego”.

Sin intentáramos un breve recuento de lo que ha sido la tarea permanente y progresivamente fatal del régimen para que el país llegara a la situación en la que hoy se encuentra, recordemos entre otros los siguientes hechos acaecidos desde el inicio de su nefasta gestión.





Las torpezas piromaníacas del presidente Nicolás Maduro arrancan desde el propio momento de su cuestionada elección en abril de 2013, cuando después de admitir públicamente la posibilidad y disposición de su parte de realizar la auditoría de votos solicitada por el candidato “perdedor”, Enrique Capriles, dado el estrechísimo margen de su presunta victoria electoral, lejos de honrar lo prometido en su noche de disimulo y aparente euforia, enfrentó a sangre y fuego a quienes protestaron en las calles, defraudados por un Consejo Nacional Electoral que en aquel momento mostró sus garras e intención de complicidad con quien es hoy declarado abiertamente interna y externamente como dictador, al proceder a una revisión que no satisfacía las exigencias de quienes denunciaban fraude. Los hechos de protestas que llegaron a tornarse violentos por la intervención de los cuerpos de orden público del Estado y sus aliados políticos armados, arrojaron los primeros 9 fallecidos y 78 lesionados, según lo admitió en aquel momento la fiscal general de la República, Luisa Ortega Díaz.

Ese mismo año, el 13 de septiembre, ante denuncias sobre violación de derechos fundamentales de los venezolanos referidos a represión, torturas y persecución política, formulados ante la Corte Interamericana de los Derechos Humanos (IDH), el gobierno de Maduro optó olímpicamente por “renunciar soberanamente” a ese organismo, alegando no permitir que “nadie mancille a Venezuela”

En enero de 2014 se inician en el país una serie de protestas, que arrancaron en el estado Mérida, contra la delincuencia, el acelerado aumento del costo de la vida, la escasez de productos de la dieta básica del venezolano, desatada en el país especialmente desde la llegada al poder de Hugo Chávez y continuada por Nicolás Mauro, y nuevamente la represión deja su estela de muertes con alrededor de 43 fallecidos, más de 483 heridos y cerca de 2 mil detenidos, que incluyeron a opositores, oficialistas e integrantes de los cuerpos policiales y de la Guardia Nacional; y el Foro Penal Venezolano denunció 33 casos de tortura.

Por las muertes ocurridas en 2014, fue detenido y juzgado Leopoldo López, en un juicio amañado que lo condenó a casi 14 años de prisión, pese a que quedó claramente establecido que fue declarado culpable de los hechos violentos suscitados durante el año 14 anterior, por el dedo acusador de Nicolás Maduro, en un acto ampliamente repudiado por la población y en el que contó con la complicidad del otro de los atizadores del fuego que tiene encendida a Venezuela, Diosdado Cabello.

En el 2015 una contundente victoria popular le dio el triunfo en las elecciones de diciembre a la representación partidista de la Mesa de la Unidad Democrática, obteniendo de esa manera una mayoría calificada en la Asamblea Nacional; pero la orden que salió de Miraflores hacia los poderes secuestrados por el incendiario mayor, fue el desconocimiento de la representación de Amazonas , con la complicidad de los poderes electoral y de justicia de esa mayoría, que le hubiera permitido ejercer con holgada mayoría obtenida sus funciones plenas para enrumbar al país hacía la institucionalidad perdida. Así, prendió el Gobierno su otra candela que decretó el inicio de la ofensiva gubernamental destinada a quebrantar el orden constitucional denunciado por la propia Fiscalía recientemente.

Y a lo largo de esa situación de crisis general, el recrudecimiento de la delincuencia en el país llevó al Gobierno a tomar la “brillante solución” de conferir a grupos del hampa común la función de “guardianes” de la población en los llamados “territorios de paz”, que permitieron dotar con los más sofisticados armamentos y municiones a estas organizaciones delincuenciales, a las que, posteriormente, dada la inmensidad de su poder ofensivo contra un pueblo indefenso, se vio presionado a combatir. Para ello creó las llamadas OLP que, como todo lo “chimbo” que inventa les está resultando fatal, al llevarse por medio a personas inocentes. Recordemos el caso de Barlovento, donde una docena de humildes y honestos campesinos fueron acribillados por efectivos militares en nombre de las tales OLP.

Los hechos recientes son harto conocidos y ante el agravamiento de la crisis política, económica y social que vive el país, no pudo hacerse esperar la actuación de los países de toda América que, comprometidos con la libertad, la democracia y la defensa de los derechos humanos en la región, tomaron la decisión a través de la OEA de iniciar un proceso de cuestionamiento y propuestas para la solución de los problemas denunciados por nuestros parlamentarios de oposición ante el organismo; y la respuesta, nuevamente como avivador del fuego fue abandonar el organismo y salir con la “cabuya en la pata” con una deuda de más de 8 millones de dólares. Y para continuar reviviendo las llamas, sus dos provocadores, Delcy Rodríguez y Samuel Moncada, pese a que plantearon el retiro, se mantienen en su plan de guapetones en cada reunión de la OEA. Pero lo cierto es que, en su proceder incendiario, Maduro y su pandilla están logrando el mayor aislamiento de Venezuela del mundo jamás conocido en toda la historia republicana de la nación.

Y todavía sin lograr superar la crisis institucional creada, y el odio despertado ante una población que hoy nuevamente protesta, con sacrificio de cerca de 40 nuevas vidas por fuerzas del “orden público”, el candelero en el país toma mayor fuerza con su anuncio “constituyentista”. Entonces, dígalo usted, ¿nos encontramos o no frente a un pirómano de la política, que está convirtiendo a Venezuela en un país de cenizas?
@JJMorenoA