Para nosotros resulta no solo doloroso, sino vergonzoso el profundo desprecio que desde hace 15 años, PDVSA, la roja, ha venido mostrando hacia el medio ambiente.
Por Horacio Medina @unape
Lo peor es que, a nivel público nacional e internacional, PDVSA y el régimen venezolano, se abrazan cínicamente con la bandera en defensa del ambiente y se inscriben en la lucha contra el cambio climático. Absolutamente falso, un alarde de descaro sin límite.
Basta con visitar el Lago de Maracaibo donde, a simple vista, se pueden apreciar incontables derrames procedentes de roturas en líneas sub-lacustres, estaciones de flujo con filtraciones, pozos no reparados que muestran goteras que se convierten en chorros de petróleo; líneas de gas que producen grandes burbujas en la superficie, etc., etc., etc.
Cualquiera puede comprobarlo, tanto que incluso muchos de los barcos que cargan crudo en los terminales de La Salina y Puerto Miranda, donde también ocurren derrames, han debido someterse a procesos de limpieza porque no son aceptados en los puertos de destino.
Esto sin hablar de las descargas de los tanques de lastre de los barcos en las costas venezolanas.
Toda una apología a la desidia, la ineficiencia, la negligencia, impulsadas por la corrupción ilimitada y la impunidad manifiesta.
Tampoco olvidemos los continuos derrames que ocurren en las riberas de los ríos en el Oriente del país, en Monagas y Anzoátegui, afectando manglares y destruyendo el hábitat de la fauna, allí el asunto no es diferente ni en las causas, ni en las consecuencias.
Sin embargo, nos queremos referir hoy a lo que está ocurriendo con el derrame ocurrido en Trinidad y que ha afectado significativamente las costas de Sucre, Nueva Esparta y Los Roques. Hecho que informamos en nuestro resumen diario de noticias, días atrás.
Ahora resulta que 61 organizaciones no gubernamentales de Venezuela emitieron y firmaron un comunicado que entregaron a PDVSA, en el que expresan su condena y alarma ante la gravedad del daño ambiental ocasionado por el derrame de petróleo en el tanque 70 de la refinería Pointe-à-Pierre de la empresa estatal Petrotrin, de la República de Trinidad y Tobago, ocurrido el 23 de abril y exigen al gobierno de ese país una indemnización debido a los residuos de crudo que llegaron a costas de venezolanas.
Voceros oficiales de estas organizaciones han expresado con claridad que, aunque no tienen datos exactos acerca de la cantidad de barriles derramados, presumen que se trata de un volumen de consideración porque alcanzó buena parte del Golfo de Paria y, en menos de un mes, ya llegó a costas venezolanas en el oriente y centro del país (por ejemplo, en lo personal vimos fotos de nuestras muy familiares Playa Medina y Morro de Puerto Santo, en el estado Sucre).
También queremos dejar constancia de lo que muchos sabemos, el plan de contingencia que está desarrollando Petróleos de Venezuela (PDVSA) no funciona y fue implementado tardíamente lo cual permitió que el derrame llegara al parque nacional Los Roques.
Estas ONG’S y grupos rescatistas, también nos dicen en su comunicado y declaraciones que 500 tortugas marinas, una especie en peligro de extinción han sido afectadas por el derrame, además de afectar sus zonas de nidificación. Queda claro que otros tipos de especies han sido afectadas, como son las aves y los moluscos, eso sin saber qué está pasando con los peces.
Nos enardece que ni PDVSA, ni los ministerios de Petróleo y del Ambiente, ni la Cancillería, se hayan ocupado de presentar un reclamo formal a Trinidad y Tobago, exigiendo cumplir con los acuerdos internacionales inherentes a estos casos.
La verdad es que casi nada funciona, ni en PDVSA, ni en el país.
Muchos de nosotros, legítimos trabajadores de PDVSA, la azul, repetimos, una y otra vez, hace 15 años cuando tratamos de evitar la toma de PDVSA que: “El deterioro de PDVSA será también el deterioro del país y la muerte de la esperanza de millones de venezolanos que todavía luchan por salir de la pobreza”
Lamentamos no habernos equivocado.