Juan José Moreno A.: La humillación como arma de “gobierno”

Juan José Moreno A.: La humillación como arma de “gobierno”

 

El jueves de esta semana le tocó al líder de Primero Justicia, Henrique Capriles, soportar el atropello de los esbirros del régimen que, en el Aeropuerto Internacional de Maiquetía, tienen la deshonrosa misión de burlarse de los dignos ciudadanos que en el quehacer político del país se esfuerzan en la tarea de construir la patria  decente a la que aspira retornar la inmensa mayoría de los venezolanos.

Recordamos los casos más recientes de los diputados Luis Florido y William Dávila, vejados al ser impedidos de viajar al exterior en cumplimiento de su misión como representantes del pueblo, elegidos en un proceso donde se demostró que somos un número infinitamente mayor que quienes se empeñan en defender y servir al peor gobierno en toda la historia del país.

A Capriles se le impidió, por el momento, llevar ante la más alta instancia de la Organización de las Naciones Unidas en materia de derechos humanos, las denuncias muy bien soportadas de los crímenes que se están cometiendo contra los ciudadanos de este país que expresan sus deseos de hacer valer sus derechos constitucionales de vivir en democracia.

Como a Florido y Dávila, Capriles fue objeto de la burla de funcionarios que de manera abusiva anularon su pasaporte, retardándole el cumplimiento de una gestión que no por esa acción dejará de llevarse a cabo, como no dejarán de completarse ante todas las instancias a las que podamos tener acceso en el mundo hasta lograr aplicarle la “patada histórica” en el trasero de Maduro y de todos quienes hoy lo acompañan en esta hora crucial para Venezuela.

Pero lo ocurrido el jueves con Capriles en el aeropuerto no constituye un hecho aislado ni que se puede concebir como irrelevante; pues no, porque se trata de una “política de Estado” del chavomadurismo, que impone la humillación como una de sus armas de “gobierno” y tal vez como la misión más exitosa para los planes perversos de este régimen corrupto y violador de derechos humanos.

Es una humillación, una auténtica vileza como la que se viene cometiendo, entre otros, contra  líderes como Leopoldo López, Antonio Ledezma, Daniel Ceballos, injustificadamente privados de sus libertades; y de una manera reiterada contra la esposa y la madre de Leopoldo durante sus visitas en Ramo Verde. Y qué decir de los presos políticos de los últimos días que fueron obligados a comer excrementos ligados con alimentos en otra cárcel militar del país.

Fue a una gran humillación, a una inmensa burla a la que sometió a todo el país el Consejo Nacional Electoral con su farsa para impedirle el ejercicio de un derecho constitucional tan sagrado para el pueblo como el del revocatorio presidencial y el de las elecciones; como es la humillante la situación que padece toda la población venezolana sometida a una terrible escasez de alimentos y medicinas que la obliga a las más impensables e interminables  colas que le roban el tiempo a cada persona que tiene la necesidad de incorporarse a ellas en busca de un kilo de harina o de un rollo de papel higiénico; y como lo es también el impedimento a manifestar en áreas de la ciudad reservadas sólo al grupito de privilegiados con todas las comodidades para formar parte de la farsa montada por el régimen con el pretendido  propósito de brindarse un apoyo tan inconsistente que se niega a verificar en las mesas de votación.

Y la historia es larga, si miramos hacia atrás desde el inicio de esta pesadilla que comenzó a partir del momento cuando Chávez irrumpió en la escena política encontraremos centenares de situaciones que corroboran estas afirmaciones a las que hoy nos referimos.  

Pero estas, junto a las atrocidades que se vienen cometiendo contra un pueblo indefenso y vapuleado son situaciones que no pasan desapercibidas para el grueso de la población, por lo que cada día se incorpora con mayor fervor a la intensa lucha que se libra en cada rincón del país. Y afortunadamente en el plano internacional las cosas también están cambiando para bien de esta gesta que no tiene vuelta atrás. Después de tanta indiferencia, Latinoamérica y Europa, principalmente, fijan su atención en lo que está sucediendo en Venezuela, y las medidas que se comienzan a aplicar apuntan hacia el desvanecimiento de un régimen que tiene sus días contados, mientras los responsables de esta tragedia que hoy padecen los venezolanos empiezan a entender que el mundo se les está reduciendo y que sus desmanes contra toda una población no quedarán impunes. Fuerza y constancia es la actitud que estamos todos llamados a mantener en los actuales momentos.

@JJMorenoA

 

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