Juan José Moreno: Mucho importan los aliados circunstanciales

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En la historia de la humanidad observamos una gran diversidad de circunstancias  en las que países,  grupos políticos y sociales e individuos, apartan sus diferencias  por muy antagónicas  que pudieran ser, para enfrentar al enemigo común  en un momento dado. Célebres han sido, por ejemplo, las alianzas entre los bandos enfrentados durante la Segunda Guerra Mundial; las que se concretaron para llegar al derrocamiento de Augusto Pinochet en Chile; y los más importantes intentos para enfrentar la dictadura perezjimenista en Venezuela, entre muchos otros.

En el país que hoy nos corresponde rescatar de la peor y más descarada dictadura que haya sufrido el pueblo, se nos presenta una situación que es necesario encarar con la debida ponderación, y para lo cual debemos tomar en cuenta la necesidad de las alianzas en función de los fines que a través de ella se persiguen. En tal sentido hay que tener presente que la alianza es esencialmente una conexión a través de la cual se comparte un interés común, y que mediante ellas es posible y generalmente obligatorio establecer asociaciones estratégicas y tácticas, con adversarios incluso radicalmente opuestos, determinadas por la importancia del propósito perseguido.





En estos momentos, cuando Venezuela se encuentra sumida en la peor crisis general de su vida republicana, impuesta por las causas conocidas por todos, donde resalta la definitiva ruptura del orden constitucional, existen consideraciones que debemos abordar. En primer lugar, es preciso tener claro que alianza no es necesariamente fusión, y que así como entre los más variados grupos (políticos, sociales, etc.) alineados en el amplio sector de la oposición existen diferencias de enfoque y posiciones individuales que las desmarcan del conjunto, convergen en el propósito  de rescatar al país de la tiranía; de la misma forman, conviven con nosotros sectores no afines tradicionalmente con nuestro pensamiento político, pero que perciben y  sufren también las consecuencias de un régimen que, por causa de su incapacidad y arbitrariedades, conducen al país  a la hecatombe,  y lo cual los lleva a coincidir con quienes  nos resistimos a aceptar esta situación

Tal realidad nos obliga a plantearnos una reflexión muy seria y profunda sobre el particular, y en este caso debemos insistir en el aspecto de esas alianzas  no tradicionales con las que estamos llamados a compartir en estos momentos de lucha, y canalizar los aportes que estos sectores puedan ofrecer a favor del logro del principal objetivo que tenemos los venezolanos en el presente: rescatar la democracia y la libertad, en lo inmediato amenazadas por la convocatoria presidencial a Constituyente.

Aliados potenciales o circunstanciales han aparecido durante los últimos días en el país prácticamente  inesperados.  Creo que nadie, por ejemplo, esperaba el inicial pronunciamiento de la fiscal Luisa Ortega Díaz  y menos sus posiciones subsiguientes, aunque debe reconocerse que para algunos denunciantes de casos, especialmente de diputados que debieron recurrir con sus demandas ante su despacho, comenzaban a percibir cierta  receptividad en la funionaria.

Ya antes de la Fiscal, conocimos posiciones de relevantes funcionarios del chavismo que, con sus actuaciones han contribuido a abrir los ojos de muchas personas dentro y fuera  del PSUV, al aportar argumentos  sobre los irregulares manejos dentro del gobierno de Maduro. Citemos algunos nombres, entre ellos los de los ex ministros de Hugo Chavez:  Jorge Giordani,  de Planificación;  Ana Elisa Osorio, de Ambiente; y Héctor Navarro, de Educación y otros cargos; así como de militares de alto rango como  los  generales mayor Cliver Alcalá Cordones, Miguel Rodriguez Torres y Alexis López Ramírez; de la defensora  del pueblo, Gabriela Ramirez  y de uno de los más connotados ideólogos de la revolución Nícmer Evans. Y la lista es realmente extensa

De manera que hoy el sector mayoritario de los venezolanos que se opone a las arbitrariedades que está cometiendo el régimen de Maduro se ve reforzado con el aporte cierto que ofrece gente proveniente de las propias “entrañas del monstruo”, personas que no serían precisamente integrantes de nuestros  listados a cargos electivos en futuros procesos electorales, pero sí individuos con quienes bien podremos compartir luchas por objetivos comunes como enfrentar el proceso constituyente propuesto por Maduro y, aun más allá, por el rescate de la democracia.

Por eso, aunque suene como una expresión harto trillada, debemos insistir en esa expresión de que “en Venezuela cabemos todos”, y que no se trata de exterminar al adversario, sino converger con él en esa tarea de reconstruir el país hoy vilmente arruinado y destruido en todos los sentidos.

De allí nuestra invitación final es a no profundizar en las diferencias que tenemos con ese adversario que hoy es nuestro circunstancial aliado, ni en sus actuaciones pasadas, pues el futuro está adelante y en ese sentido debemos marchar. Y no se trata de caerle a besos ahora, sino marchar junto a él, conscientes de nuestras diferencias, pero especialmente de las posibilidades de trabajar por Venezuela cada uno desde su posición.

@JJMorenoA