De la Loma de Bonilla a la primavera de Praga, por @lmesculpi

 De la Loma de Bonilla a la primavera de Praga, por @lmesculpi

 

 

Fue el 22 del pasado mes de junio, en el Foro de la Fundación Espacio Abierto con Vladimir Villegas, Jesus María Casal y Gerardo Blyde.  Al iniciar el Foro acordamos que Víctor Hugo D’Paola pronunciara unas palabras en homenaje a Pompeyo Marquez, quien había fallecido días antes.

Víctor Hugo quien fuera amigo y compañero de Santos Yorme por algo más de cinco décadas era el orador indicado para cumplir tal cometido. En su sentido discurso afirmó:  ” Fue un hombre de gran cultura, voraz lector. Aunque cumplía con sus grandes ocupaciones buscaba estar al día en lecturas y nuevas publicaciones, un verdadero devorador de libros, asumió la cultura como innata a su personalidad”.

¿Quien iba imaginar que menos de quince días días después las mismas palabras – con plena validez- las  podríamos utilizar también para despedir a Víctor Hugo?  ¡Esas sorpresas de la vida! Ciertamente esa fue una característica común de ambos personajes. Quienes tuvimos la fortuna de conocer a Víctor supimos de su afán y dedicación a la lectura, su pasión por la literatura. Actualizaba permanentemente su enjundiosa biblioteca con libros de política, historia, novelas y poesía.

Recuerdo a mediados de la década de los sesenta a Soto -ese era su seudónimo -esperando “un contacto” en alguno de los largos pasillos techados diseñados por Villanueva en la UCV, siempre vestido con saco o chaqueta que combinaba con el pantalón, portando un periódico y un libro. Sabía que era miembro del Comité Regional de la Juventud Comunista, por una imprudencia juvenil supimos algunos liceistas que era el responsable militar; en ese tiempo nos limitábamos a intercambiar saludos.  Después  de la fuga del San Carlos , me correspondió organizar una reunión clandestina de un grupo de dirigentes de la organización juvenil con Teodoro y trasladar a Soto al lugar del encuentro.

A partir de la decisión de construir un aparato legal (UPA) para participar en el proceso electoral de 1968 y el funcionamiento del Consejo Central de la JCV, iniciamos una fraterna amistad, no alterada por las desavenencias políticas cuando ellas existieron.

Ya legales o semi-legales en nuestros encuentros en las tascas de La Candelaria, recordaba con orgullo su origen humilde, nació en la Loma de Bonilla un pequeño caserío, del municipio Carache en el estado Trujillo. Estudió bachillerato en Barquisimeto y el año de la caída de Pérez Jiménez se traslada a Caracas,ese mismo año inicia la militancia, la  asumiría como un compromiso de por vida.

Le tocó vivir una interesante experiencia histórica,  ese año en que un nuevo fantasma recorría Europa: el de la rebelión juvenil, presenció  con la invasión a Checoslovaquia el ocaso de la primavera de Praga, regresando del Festival Mundial de la Juventud, permaneció en la capital Checa durante los diez primeros días la ocupación soviética, junto a los estudiantes de periodismo para la época Víctor Suárez y Pastor Heydras, entre otros venezolanos que venían del evento celebrado en Sofía. Como relata en su libro de memorias (uno de casi la decena de obras políticas breves que escribió ) : Una vida en la izquierda. ” Los que habíamos regresado de Praga nos convertimos en divulgadores de la verdad de los hechos. El debate se hizo vivo y condujo al cisma de los comunistas venezolanos y a la aparición del MÁS”.

Estaba por editarse Checoslovaquia el socialismo como problema, el famoso libro de Teodoro que incentivo la polémica y que agrupó en torno a la controversia, parte de los que luego fundamos el MAS. Víctor Hugo participó muy activamente del debate y en el nacimiento del nuevo movimiento, compartimos militancia durante años en el Comité Regional de Caracas, organismo del que fue Secretario General, antes de ser responsable de la organización nacional del partido, también participamos en la Fracción Parlamentaria donde ejerció una muy destacada labor, como diputado, senador y jefe de bancada.

Fue un apasionado polemista, conservando siempre su característica caballerosidad. Consecuente y fiel al ideal  asumido  como opción ética y existencial. Adverso desde sus inicios  el proyecto político que ha gobernado los últimos diez y ocho años. Su columna en Tal Cual testimonia esa convicción  comprometida con la visión democrática y moderna de la izquierda enfrentada a todo signo de  autoritarismo. Lo despedimos parafraseando la dedicatoria escrita en el libro ya citado: Al amigo y compañero que ya no está presente, salvo en el recuerdo de una profunda amistad.

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