Orlando Viera-Blanco: El gran legado del 16J…

Orlando Viera-Blanco  @ovierablanco
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“El 16J no registró sólo una ansiedad de cambio político, sino de cambio profundamente humanitario, social y ético”

La jornada del 16 de Julio/2017 será recordada como el gran paso de la recuperación de la patria, de la libertad, del orgullo nacional. El análisis va más allá de cifras. Se trató de un evento inédito en el que en pocos días, la sociedad civil organizó una movilización ciudadana sin precedentes, en Venezuela y en el mundo, arrojando un resultado más que político o electoral, inmensamente ciudadano, afectivo y humano.  El pueblo tanto le dijo a Maduro que no lo quiere, como le espetó, no  es Ud. la representación de la Venezuela decente y modesta que salió votar, sana, convencida y pacíficamente.





Jamás ni en Venezuela ni en el mundo se había realizado un plebiscito con recursos, logística y vigilancia de los ciudadanos organizados. Quedó demostrado que ni “plan republica” necesitamos. El mérito de esta iniciativa fue la firme voluntad de la gente de salir de un gobierno opresor y alejado de su historia, al menor costo social, político y humano posible, esto es: ¡votando!…Otra lectura relevante fue la palmaria participación de los sectores populares. Desde Santa Ana de Coro, pasando por los Guayos, El paso de los altos Mirandinos; lechería, Carora,  Caricuao, La Dolorita o Nazareno hasta Chacao, Londres, Montreal, Lyon, NY, Sídney o Dubai. Venezolanos de todos los estratos y latitudes que dijeron: “queremos una nueva Venezuela, que pasa por un nuevo orden, es decir, un nuevo gobierno.

El mandato a la AN fue claro: restituir los Poderes Públicos: El Poder Electoral, Moral y Judicial; reiterando el abandono de cargo del PDR, por inobservancia e incapacidad. La orden a las FFAA fue soberana: intervengan para restaurar la constitución y la democracia. Un zarpazo republicano que demanda un nuevo modelo de poder. La mayoría de esa voluntad popular quedó evidenciada cuando en sólo 2030 centros de votación y 14.000 mesas (regularmente son 15.000 centros y más de 45.000 mesas), votaron 7.2 millones  de Venezolanos. Si a ello le agregamos bloqueo oficial, intimidación, poca propaganda, tiempos preparatorios y recursos muy cortos, no es difícil proyectar que una votación en condiciones plenas, hubiese  superado sobradamente la revocatoria del mandato.

Pero a mi juicio lo más significativo del 16J, es que nos deja ese país que nos hemos empeñado en desconocer. La Venezuela unida, eficiente, educada y fraterna de la cual desdecimos con mucha holgura. Una venezolana me expresó:  “La verdad Orlando tenía cierta duda de salir a votar porque pensaba que me podía encontrar con pugnas, gente agresiva, desenfrenada y con una “típica” desorganización. Pero fui  y todo fluyó en orden, con sorprendente rapidez, eficiencia y mucha urbanidad”. Una verdadera fiesta democrática de rescate cultural y costumbrista. La Venezuela colorida, ilustrada, generosa y republicana, dijo presente…Entonces el país que salió el 16J, es la patria alegre, embriagada de reencuentro, que es mayoría [secuestrada por una minoría criminal], donde el valor de la dignidad y el orgullo de ser venezolano, dejó de ser quimera.

Me gustó el 16J más en lo actitudinal que en lo político (sin desmerecerlo). Insisto. No es solo  tema de matemáticas. Hay otros componentes. Una mayoría calificada que anhela regresar a Venezuela. Una mayoría que cedía su paso a los de la tercera edad (aun algunos no siéndolos). Una mayoría que cargó con sus hijos y los hizo parte de este ejemplo…Una mayoría que concedía paso a los que tenían prisa y daba los buenos días. Una mayoría que confiaba en su compatriota. Que conversaba alegre y cálidamente en las colas. Que elevaba canticos  y tonadas, sin complejos ni vergüenza de exhibir su prosapia. Una mayoría que lloraba sus pérdidas y su alma llanera. Una mayoría que estrechaba abrazos, y colaboraba amablemente. Una mayoría con rostro de paz, capeada de bandera y gorra tricolor, dispuesta a luchar por el rescate de Venezuela. Una mayoría que cree y se siente parte de una nueva historia; que tributa los caídos. Una mayoría comprometida con el futuro de nuestros hijos, que asume sus culpas y responsabilidades. Una mayoría que quiere regresar…El 16J desmitificó la Venezuela buena que rebotamos, que confinamos a una criminalidad congénita. El 16J confirmamos que si, si, si se puede, y !vale la pena intentarlo!

El mensaje del 16J que preocupa al gobierno es más cualitativo que cuantitativo: Nadie afloja las barras. Nadie renuncia a su derecho a vivir decorosamente y a su ilusión de liberar su país. El 16J no registró sólo una ansiedad de cambio político, sino de cambio profundamente humanitario, social y ético. El 16J nos reconocimos como el país floreciente que no creemos posible. El 16J dejó de lado la apatía, la maledicencia, la fractura. Lapidaria la frase de Margarita: “Si así organizamos un evento de esta magnitud, imaginemos cuánto nos costará recuperar un país”. Pues muy poco… En semanas Venezuela-con los Venezolanos del 16J y el arrastre de los que aun dudan o temen-será otra! Eso nos dejó el 16J: La refundación de la patria que está a la vuelta del calendario. Como lo dice el pasaje bíblico: Crucemos [apartemos] el Mar rojo, escribamos esa página y coronemos el orgullo de ser venezolanos. ¡Falta poco!

@ovierablanco