Caracas llega a sus 450 años entre el caos y bullicio eterno

Caracas llega a sus 450 años entre el caos y bullicio eterno

Foto @Pamelatoledo28
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En Caracas, antes del primer rayo de luz, al amanecer, ya rebeldes ondas comienzan el bullicio eterno que caracteriza la ciudad: el canto de las sirenas de policías y de ambulancias. AVN

La Sultana del Ávila se levanta antes de las cinco de la mañana, inclusive este miércoles 25 de julio cuando cumple 450 años de fundada.

La otrora ciudad de los techos rojos, suena a reporte de tráfico madrugador, y a “una Venezuela educada que me regale los buenos días”, según el pregón de los vendedores ambulantes del Metro.

Caracas aplica, según la geografía urbana, como una ciudad global tipo Beta, por sus indicadores humanos e infraestructura.

El bullicio eterno lo componen cornetas de carros, chillidos de guacamayas, ruidos de motos, todo interrumpido de vez en cuando con un grito desesperado: ¡Agárrenlo, agárrenlo!

Mapio.net

 

Mariely Valero, periodista y cantante, con discapacidad visual, considera que en las mañanas Caracas suena a gente trabajadora.

Proveniente de los Andes, del estado Trujillo, resalta el contraste sonoro entre un lugar tranquilo y una metrópolis como la ex sucursal del cielo.

“Cada quien percibe las cosas, la realidad, también a partir de su propia personalidad. Para mí, Caracas suena a gente amable. A música, a merengue rucaneao, a algarabía. Es un mosaico que se expresa en diversos sonidos”.

Depende del lugar donde te encuentres los sonidos serán distintos. En el pico Naiguatá, el punto más alto del Waraira Repano, a 2.765 metros de altura, se puede sentir como una bruma, la vibración, la respiración, de la cuna de Bolívar.

Foto @Pamelatoledo28

 

A Hans Loretto, director de la Orquesta Sinfónica Juvenil Juan Bautista Plaza, proveniente de Calabozo, estado Guárico y con casi una década viviendo en la capital, lo más agradable es el ritmo y la fuerza de esta maravillosa y hostil tierra de 1.930 km² que actualmente alberga a más de dos millones de personas.

Los niveles de ruido durante las “horas pico” son abrumadores. “O te despiertas y te pones las pilas o la ciudad te come”, reflexiona el joven músico.

Destaca que no es necesario tener oído absoluto para identificar decenas de sonidos en solo un momento, si se escucha con atención.

“Debajo de sonidos muy urbanos y caóticos, se pueden conseguir cantos de pájaros, niños jugando o música a lo lejos”.

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De las cuerdas de oro al Valle de Balas

Dicen que la antigua ciudad sonaba a Billo Frómeta, y viceversa, “para cantarte a tí mi Caracas puse las cuerdas de oro”, entonaba el maestro, devenido en hijo adoptivo de la capital.

La banda criolla Desorden Público ya se refería en 1997 a Caracas como el Valle de Balas, “Cada quien cuenta su cuento de atropello, cada cual saque a pasear su propio miedo”.

Más recientemente, el argentino Gustavo Cerati, líder vocal de Soda Estéreo, descubrió que la ciudad de la furia no estaba al borde del Río de La Plata, sino enclavada a 15 kilómetros del mar Caribe, en Venezuela.

El recurrente canto de las sirenas —policiales y de ambulancias— es sin lugar a dudas uno de los principales sonidos del colorido mosaico auditivo.

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Caracas suena a…

Llaves chocando, a rejas cerrándose y a alarmas activándose. “Aquí todo es un beta”, canta ahora El Prieto, rapero urbano del underground local.

Caracas, suena a carajito desinhibido, a sifrino (chico rico) y a malandro (delincuente).

A batazo seco de home ron en un Caracas-Magallanes y a “mamadera de gallo” por la derrota.

También a los cuatro tonos de la puerta de embarque en el aeropuerto de Maiquetía.

Caracas, maravillosa y hostil, suena como lo entona su himno a “voz de rebelión y cuna de la libertad”.

Foto @miguelgutierrezphoto

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