El País: Guerra Maradona-Kempes… ¿quién apoya dictaduras?

Maradona
Maradona

 

La estrecha vinculación entre el fútbol y la política en Argentina no requiere mucha explicación. Basta decir que el presidente, Mauricio Macri, llegó a la política después de dirigir durante 12 años el club Boca Juniors. Los políticos más importantes y hasta los sindicalistas clave tienen su pata en el fútbol. En Argentina no se puede estar desvinculado del balón. Es imposible. Pero también los jugadores son referentes políticos. Lo que dicen afecta a las elecciones, reseñó El País de Argentina. 

Cuando Carlos Tevez, con el kirchnerismo en el poder, criticó la pobreza que había visto en Formosa, la polémica fue enorme y le acusaron de hacer campaña a favor de Macri, su amigo. Pero nadie arrastra tanto peso político y polémica como Diego Armando Maradona.





Su apoyo al régimen de Nicolás Maduro ha provocado una ola de críticas y ha abierto una inesperada guerra con Mario Kempes, otro referente histórico del fútbol argentino, que ha acabado con el matador defendiéndose de su supuesto apoyo a la dictadura argentina (1976-1983).

En el país austral, dominado por la llamada grieta, esto es la división política, Kempes fue machacado en las redes por el sector más izquierdista cuando criticó a Maradona porque el 10 había dicho que estaba dispuesto a luchar como un soldado para apoyar a Maduro. “Somos chavistas hasta la muerte”, decía Maradona. El exjugador del Valencia le contestó abiertamente en twitter: “Cómo puedes apoyar la muerte de 124 jóvenes, por defender la libertad y la democracia de su país. No a la dictadura!”.

No fue el único futbolista que criticó a Maradona, también Chilavert le contestó con dureza “Habla contra el imperialismo pero vive en Dubai”. La polémica creció por todo el planeta y hasta el opositor Henrique Capriles entró al choque. Pero en Argentina tuvo otra derivada. La palabra “dictadura” utilizada por Kempes hizo que empezaran a llegarle todo tipo de críticas por su participación en el polémico mundial de 1978, en plena dictadura argentina.

Los militares utilizaron ese mundial como una forma de reforzarse. A pocos metros del estadio principal, el Monumental, donde se jugó la final que ganó Argentina, estaba uno de los mayores centros de detención y tortura, la ESMA. Algunos presos han contado que desde allí se escuchaban los gritos de los goles. La celebración de un mundial en plena dictadura, en uno de los momentos más duros de la represión, es una de las páginas más oscuras de Argentina y de la comunidad internacional, que no lo impidió.

En las redes empezaron a reprochar a Kempes que diera lecciones democráticas a Maradona cuando él participó como estrella en ese mundial que tanto ayudó a la dictadura. Kempes dejó pasar unas horas de críticas, pero finalmente se defendió. Buscó una entrevista que le hicieron antes del mundial del 78, y que se titulaba “Mis goles son para Argentina, no para Videla”. En ella, el jugador evitaba cualquier condena a la dictadura, pero trataba de desvincularse.

“Es posible que la dictadura trate de utilizar sus goles a su favor”, le decía el periodista. “Este no es mi problema. No veo por qué la política tenga que estar mezclada con el fútbol. Es más, pienso que este mundial será bueno para mi país y permitirá, entre otras cosas, que el pueblo argentino se acerque más a otros pueblos”. Como es habitual en Argentina, la polémica no se apagará hasta que llegue la próxima. La combinación de los dos ingredientes que más mueven a los argentinos, fútbol y política, casi siempre inseparables, es una fórmula garantizada de éxito.