A nadie debe sorprender la reacción de los principales voceros del régimen frente a la decisión del sector democrático del país, de aceptar inscribir candidatos para las elecciones regionales, acostumbrados como estamos a su manera deshonesta de actuar. Lo propio de quienes ejercen la marramuncia como política de Estado.
Correspondió precisamente a Nicolás Maduro “lucirse” ante sus ilegales constituyentistas con un insultante discurso en el que disfrazaba su “complacencia” por la aceptación de la oposición a participar en las elecciones convocadas, con el claro chantaje de pretender hacer creer que con ello oposición estaba reconociendo la legalidad del Consejo Nacional Electoral y de la fraudulenta Asamblea Nacional Constituyente.
Nada más alejado de la verdad, nada más hipócrita, si tenemos claro que asistimos a ese proceso convocado por el CNE, en primer lugar, porque es un derecho de los venezolanos que está consagrado en la Constitución de la República y, en segundo término, porque hemos dejado sentado que ese hecho no nos apartará del camino emprendido de mantenernos en la lucha por el cambio que reclama el país con miras a la restitución de la democracia, a un muy lamentable costo pagado hasta ahora de más de un centenar de vidas jóvenes. Por otra parte, no podemos caer de nuevo en el pasado error abstencionista que costó la entrega total de todos los poderes del Estado a la camarilla gobernante, en el caso que el proceso llegara a su final.
Conscientes hemos y seguimos estando, de que la jugada del régimen consistía en recibir de los demócratas una respuesta negativa al llamado del CNE, para acudir solos ellos a unas elecciones que le garantizara ahora apoderarse de todas las gobernaciones y alcaldías del país, como lo hicieron con ese parapeto que es la Asamblea Constituyente. Pero debido a que le fallaron los cálculos, la treta ahora es jugar al descrédito de la oposición como ha sido siempre, acompañada de tácticas como la anunciada por el capitán Cabello, de amenazar con imponer condiciones que dificulten su efectiva participación en el proceso fijado para diciembre, y más recientemente por Nicolás Maduro con su evidente manipulación chantajista del hecho.
En este esquema de claridad, es necesario también tener presente que esta convocatoria a elecciones del prostituido CNE, tiene la intención de distraer al país en relación con la crisis general la cual soporta la población, con una de sus campañas carnavalescas que lo caracteriza; y que la oposición democrática entiende que la dictadura constituyentista impuesta muy probablemente suspenda cualquier proceso electoral cuando estime que el madurismo lo tiene perdido.
Todo está muy claro, repetimos, pero es necesario que cada uno de los actores comprometidos en esta tarea de rescate del país, asuman en estos álgidos momentos la unidad como un deber ineludible, para enfrentar los retos del momento y los que vendrán. Hoy más que nunca, el país debe encontrarnos unidos para denunciar, entre muchos, la feroz arremetida de otro ilegítimo poder, el TSJ, contra nuestros alcaldes a quienes se les persigue por no evitar la protesta de calle, contra el uso de la fuerza militar para someter a nuestros manifestantes y, muy especialmente, en esa lucha que debe ser creciente para frenar la actuación de una Constituyente con la que se pretende borrar del país los últimos vestigios de institucionalidad democrática que nos están quedando.
Debemos lamentar, por otra parte, la decisión de las organizaciones de oposición que se negaron a inscribir candidaturas y, más aun, la separación de Vente Venezuela de la MUD, decisión que debemos democráticamente aceptar, así como reconocer la posición de Alianza Bravo Pueblo, expresado por su dirigente nacional, el diputado Richard Blanco, quien al ratificar la decisión de su partido de no acudir a elecciones con un CNE ilegal, reclamó respeto a esta postura pero al mismo tiempo señalar la disposición de ABP de continuar en la MUD, entendiendo la necesidad de que se mantenga la unidad por sobre cualquier diferencia que pueda existir en un momento determinado en el camino emprendido por el rescate de la democracia.
Es por todo esto, por lo que debemos insistir en la necesidad de mantenernos muy prevenidos, porque el adversario mantiene una actitud delincuencial de la cual es necesario cuidarnos para no caer en sus acosumbradas trampas y chantajes.
@JJMorenoA