Dámaso Jiménez: Odiantes y hegemonía política

Dámaso Jiménez: Odiantes y hegemonía política

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Uno:

Aristóbulo Isturiz, lugar teniente del castro comunismo  que ya se acomoda en Venezuela con miras a instalarse en el resto de Suramérica y el Caribe, reconoce que libran una batalla a veces contra el imperialismo estadounidense, otras contra la derecha rancia, y ya pocas veces contra la oligarquía que solo puede ser representada por la denominada boliburguesía, es decir, ellos mismos..





Jerarquiza la misión de la fraudulenta constituyente, impuesta como un asalto pirata para cercenar los derechos democráticos de 14 millones de venezolanos que eligieron un parlamento democrático. Su único propósito: pasar por encima de la Constitución y las leyes luego de agotados todos los recursos de decretos por habilitantes. Su fin: convertir la cúpula chavista en el único órgano inquisidor posible más allá del bien y el mal para legalizar la persecución y los delitos de Estado y criminalizar la resistencia, la protesta el “encaramiento” vía redes sociales de los abusos. Esa es la hegemonía política de la que habla Istúriz por encima de cualquier medida engatillada de mejoramiento o crecimiento económico.  Cuál economía, si el chavismo se basa injustamente en volver cada vez más pobres a los ciudadanos hasta poder comprar su voluntad y voto por comida.

A nadie más que al gobierno le interesa la hecatombe productiva y una inflación de 4 dígitos que paralice el país y margine toda autoestima y voluntad ciudadana, incluidos derechos cercenados por una revolución cuya máxima proeza fue entregar  la soberanía venezolana a cubanos, chinos, rusos e iraquíes, que no saldrán hasta extraer la última gota de riqueza del subsuelo, o hasta que sus fechorías en suelo venezolano afectan a terceros.

La hegemonía política por encima de la economía es la única manera que tiene la dictadura militar para evitar que se vuelva a encender el motor productivo del país, que son los ciudadanos en un entorno libre.

Un gobierno pretoriano lo que desea es lo contrario: que todo cueste, que todo duela, que la única manera de conseguir un pasaporte, una cédula, una caja de alimentos rancios y desabridos, sin estándares de calidad y fabricación anónima, sea rogando o bajando la cabeza a cualquier estirpe uniformada. Un país rico, autónomo, productivo  e independiente, siempre será malo para sus propósitos de esclavitud, es la frase filosófica del más grande populista y farsante de la historia.

Dos:

“Quien genera la violencia es la oposición”, dice Diosdado Cabello, una especie de profeta carismático de la iglesia del Nuevo Orden Chavista, quien pasa por alto que enfermarse en Venezuela es morir porque los hospitales son cascarones vacíos para esperar la muerte.

¿No será el olvido y el abandono de la salud de los venezolanos un generador de violencia? O la inflación bachaqueada al 1000%, o la disminución de los alimentos en 55%, o la caída de las reservas internacionales en 5 mil 400 millones de dólares, o el 45% de pérdida del poder adquisitivo, mientras la clase gobernante cuenta con flota de aviones propios, yates, lujos y esa vida de reyes que resulta extremadamente violenta a los ojos de los sospechosos habituales en las colas, en las farmacias o en las oscuras calles donde desaparecer o morir es una historia más.

“Nosotros vamos a combatir la violencia con amor y justicia”, dice Cabello mientras revisa la lista de quienes deberán comparecer ante su nueva majestad, la ANC fraudulenta.

“No se trata de una hegemonía dictatorial”, miente Isturiz, porque sabe que el modelo de Chávez sin Chávez solo es posible instalarlo criminalmente, tomando ciudadanos como rehenes, o mintiendo cínicamente con un dejo humano ante las cámaras, mientras expulsan en tiempo real a los corresponsales que buscan informar al mundo del terror oculto.

El camión que lamentablemente se llevó por delante 13 vidas y atropelló fuertemente a 80 personas en un ataque terrorista en Barcelona durante 40 segundos, es solo un precedente de la maldad de sectas violentas cuando nos adentramos en los testimonios de miles de víctimas que fueron detenidos en las protestas en Venezuela. Son relatos orales sobre soldados, enfermeras, funcionarios de gobierno despojados de todo vestigio de alma, única explicación posible a la motivación que los impulsa a infringir dolor a cientos de jóvenes que respiraron la angustia de un gobierno odiante y hostil. Asalariados con técnicas avanzadas de tortura para golpear durante días a los detenidos, testimonios de batazos en las piernas, desprendimiento de órganos, enfermeras que pedían la complacieran dándoles un cachazo en la cabeza a los muchachos antes de inyectarles un analgésico, un rumbo corrupto del que todavía no hemos despertado.

Tres:

Tan mal actor como gobernante el presidente Maduro admitió ante los corresponsales extranjeros que la violación de los DDHH en las protestas durante los últimos meses y la profunda crisis económica, de hambre y miseria que vive el país es suya, de quienes  destruyeron la economía y dispararon contra los ciudadanos, acciones más que violatorias de los DDHH.

¿Pero cómo quieren que los quieran luego de 122 días de intensa represión en la calle para acallar las protestas por hambre, falta de medicinas, una inflación invivible, una devaluación de la calidad de vida vergonzosa, a niveles de burla y humillación? ¿Por qué no les dio la gana de permitir un corredor humanitario  mientras el dinero  fluía para bombas y municiones? ¿Una ley de Odio luego de tirar la bomba atómica de la ANC porque fueron derrotados en la calle? ¿Se puede decretar el olvido? ¿Qué hacer con el saldo de calle de 140 muertes, 3 mil heridos, 5 mil 400 arrestos;  1.048 de los cuales aún se encuentran detenidos, 655 de ellos procesados en tribunales militares y 676 presos políticos?  (Cifras abiertas del Foro Penal Venezolano)

“Está bien, es mi culpa. Todo lo que quieran es mi culpa. Todo lo que ustedes dicen es verdad, pero lo que no será mi culpa es traicionar esta revolución”, lo dijo Maduro y es el epígrafe perfecto de quien sabe que la historia no lo absolverá y que es responsable de cada una de las muertes y el dolor producido en estos días de atropellos y terror, bajo la única justificación de preservar el poder a costa de la hegemonía dictatorial y el dolor y la infelicidad de los venezolanos, los que se quedaron y los que se fueron.

@damasojimenez