Nelson A. Pérez: Gancho al hígado

Nelson A. Pérez: Gancho al hígado

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Las sanciones económicas impuestas por los EEUU al régimen de  Maduro  son un gancho al hígado del régimen que deja postrado y en cuenta regresiva al narco estado.





Iniciemos el análisis por la industria petrolera generadora del 97% de flujo de divisas que entran al país.

La suspensión de emitir Carta de Crédito a favor de PDVSA presupone la imposibilidad financiera de la transacción de crudo a las empresas petroleras radicas en suelo norte americano. Es decir, supongamos que Venezuela cierre una negociación de envió de crudo petrolero a una empresa gringa, al llegar el crudo a puerto del norte, se hace necesario que la empresa compradora emita una Carta de Crédito, a través de una institución bancaria de eses país, a favor de PDVSA para cancelar el pago y el crudo pueda ser descargado por la empresa que compro el petróleo. Buena esa emisión de Carta de Crédito queda prohibida, luego la operación de compra vente queda prácticamente anulada por la  imposibilidad del pago.

PDVSA compra a las empresas de los Estados Unidos los fluidos o químicos catalizadores  necesarios para mejorar los grados API del petróleo venezolano, que se caracteriza por ser un crudo pesado y extra pesado con mucho contenido de sulfatos, y tal como se encuentra en los yacimientos es imposible de extraer, por lo que se hace necesario mejorar su viscosidad y hacerlo más fluido y manejable. Bueno eso también requiere de la emisión de  Carta de Crédito de PDVSA a la empresa que vende los fluidos. Esa emisión crediticia también queda prohibida a todas las instituciones financieras norteamericanas. Luego, no se puede importar de suelo norteamericano esas sustancias necesarias para el manejo de la extracción de petróleo del subsuelo o pozo petrolero.

Eso implica que PDVSA no contara, de ahora en adelante, con un flujo de divisas que le permita manejar el negocio petrolero interno,  así como,  cumplir con sus compromisos comerciales y las obligaciones de envió de petróleo, ya comprometido, a las empresas de resto del mundo con quien comercializa el crudo, fundamentalmente China, India,  Petro Caribe, etc.,  y las regalías a Cuba.

Por otra parte, PDVSA es una empresa que por sus características estructurales requiere necesariamente de operaciones crediticias para su funcionamiento con proveedores en la compra de activos, equipos maquinarias, repuestos, etc. que garanticen el pleno funcionamiento de la estatal petrolera, así como para el pago de facturas internacionales. Estas medidas de la Casa Blanca, prácticamente paralizan financieramente a PDVSA y ponen a boquear al régimen.

Estamos pues a las puertas de una grave crisis de hidrocarburos que coloca de rodilla a nuestra principal industria generadora de divisas. En pocos días la escasez de gasolina en las estaciones de PDVSA a nivel nacional, provocara la inmovilización del parque automotor venezolano, agravando en forma dramática la ya escaza producción de bienes y servicios de las moribundas empresas públicas y privadas.

También se prohíbe la transferencia de pago de dividendos de la empresa CITGO filial de PDVSA a las arcas venezolanas, lo que comprometa aún más el flujo de divisa del régimen.

Por otra parte la situación financiera consolidada de PDVSA ha venido decayendo abruptamente desde hace ya algún tiempo,  el año 2014 PDVSA en su Estado Consolidado de Resultado (Estado de Ganancias y Pérdidas) tenía 12.465 millones de dólares de ganancia integral, para el año 2015 cayó a 2.588 millones de dólares y para el año 2015 aterrizó con una espuria ganancia integral de 1.592 millones de dólares, es decir en dos años dejo de percibir más de 10.873 millones de dólares por mal manejo integral del negoción petrolero y la caída en los precios de los hidrocarburos.

La planta física de PDVSA para sus operaciones de extracción, producción y comercialización de hidrocarburos ha caído drásticamente, por la imposibilidad de apalancamiento financiero de sus activos productivos y por mal manejo de sus operaciones, sobre todo en el área de taladros.

La situación financiera del país no es menos grave. Los bonos financieros emitidos y por emitir del Estado Venezolano a través de PDVSA y el BCV, se han catalogado como bonos basura, es decir activos tóxicos, por la altísima situación financiera de riesgo país, y no podrán ser comercializados en ninguna Bolsa de Valores de USA con su repercusión al resto del mundo financiero. Es decir, toda empresa o persona que posea bonos de la deuda publica venezolana, ha perdido en estos momentos una millonaria suma de dinero, a muchos los llevará a la quiebre. Lloverán como aluviones las demandas contra los activos financieros del país por impago, dentro y fuera de Venezuela. El régimen venezolano está, de hecho,  en una situación de crack financiero de su deuda que asciende a más de 150 mil millones de dólares.

El BCV le otorgo a PDVSA en el periodo 2016-2017 aproximadamente 445.000 millones dólares para su funcionamiento operacional y compromisos financieros, es decir más de 45 veces el monto de nuestras exiguas Reservas Internacionales actuales. Parte de esos recursos para el funcionamiento de PDVSA se obtuvieron con la emisión de 12.000 millones dólares en bonos del BCV, hoy bonos tóxicos o bonos chatarras.

El nivel de las Reservas Internaciones se estima a la fecha en 9.000 millones de dólares y las operativas en 700 millones de dólares, es decir una iliquidez en divisas cask del 92%, contando solo con la posibilidad de venta o pignoración del oro en reserva. Ello ha traído como consecuencia el disparo de la divisa oficial controlada DICOM, Por escasez de oferta oficial de dólares,  de 3.400 Bs/$ a 9.190 Bs/$, con una inflación estimada para cierre del año de aproximadamente 1.330%, todo una locura, que disparará los precios de bienes y servicios a montos astronómicos.

Por otra parte, la escases de papel moneda por el fracaso en el manejo del denominado cono monetario, ha generado la aparición del corralito bancario, es decir el cobro de un porcentaje que oscila entre el 12% y el 15% por adelanto de efectivo en los comercios, a la población que requiere de dinero en efectivo para sus compras cotidianas, pues la entrega de efectivo por parte de los bancos, en cajero electrónico y cheques, está limitada.

La contracción en las importaciones de bienes y servicios necesarios para el funcionamiento del Estado, con ello el consumo de bienes de primera necesidad, que se estima en un   75%, en un país con una capacidad de oferta de bienes y servicios inelástica, por la destrucción del aparato productivo, trae como consecuencia un incremento desproporcionado de los precios, sobre todos de los productos de la cesta básica, imposibles de adquirir con un salario golpeado ferozmente por la inflación.

Este oscuro panorama que nos aqueja se agravará en las próximas semanas en forma monstruosa. El pueblo venezolano deberá prepararse para soportar situaciones graves en su vida cotidiana. Culpable de esta tragedia un gobierno de forajidos que se apodero del estado en nombre del socialismo y destruyó como nunca el presente y el futuro del pueblo venezolano.

Volverá necesariamente, de nuevo, el ruido en las calles con una población asqueada de tanta miseria, corrupción, narco tráfico  y desgobierno.