Leocenis García: Los empresarios de Venezuela, una minoría acosada e indefensa

Leocenis García: Los empresarios de Venezuela, una minoría acosada e indefensa

 

 

En mayo del an?o 2006 el mundo amanecio? estremecido. Un joven americano, pistola en mano ingreso? a una discoteca de ambiente gay en los Estados Unidos, provoco? una masacre. Una vez que el mundo supo la noticia, li?deres de todos los continentes condenaron el hecho. El propio presidente de los Estados Unidos Barack Obama, se sintio? avergonzado porque un grupo, una minori?a, fuese acosada hasta la muerte por sus ideas y su forma de vida.





Aunque todo el mundo no comparte ideas como el matrimonio entre personas de un mismo sexo, todos estaban dispuestos a condenar la intolerancia por razones discutibles, como los principios morales de la mayori?a. Las minori?as, hoy parecen aclamadas por todos los defensores de derechos humanos del planeta. Ningu?n ser racional se opone a ello.

Este principio levantado en defensa de las minori?as raciales y religiosas, excluye a una de las ma?s motivadoras, u?tiles y optimistas minori?as de la sociedad moderna. Esta minori?a esta? conformada por un grupo de hombres a los que siempre, y en todo momento se les ha considerado culpables, en cualquier enfrentamiento con la sociedad, de manera que siempre se les hacer pagar por sus errores. Viven bajo un re?gimen de terror, bajo leyes, controles especiales, a los cuales deben responder, sin oponer resistencia. Leyes que esta minori?a no puede comprender o predecir, y que el acusador puede interpretar de manera que le plazca. ¿Co?mo puede llamarse esto? ¿Persecucio?n? ¿Terrorismo? ¿Acoso? Sin duda que si?.

Esta minori?a acosada, indefensa, no tiene ninguna ONG, ni voz dispuesta a levantarse en su auxilio, a pesar de crear enormes beneficios para el resto de la sociedad. Esta es la minori?a de los empresarios.

Robert Mugabe, un izquierdista proclamado presidente de Zimbawue, antigua Rodesia, el 4 de marzo de 1980, (lleva37 an?os en el gobierno de ese pai?s). En los primeros meses de 2007, celebró  su cumplean?os nu?mero 83, con una fastuosa fiesta a la que asistio? toda la e?lite gobernante, mientras que los zimbawuenses se encontraban en grandes colas como animales salvajes en busca de algo para comer, con los anaqueles de las tiendas vaci?os, y no en pocos casos con desesperación, mientras que el festejo -donde no falto? nada – habi?a costado un millo?n de do?lares americanos. La vi?spera de la celebracio?n, Mugabe acuso? a los empresarios, a la Unio?n Europea y a Gran Bretan?a, como los responsables de la hambruna de su pai?s. Aunado a esto los sen?alo? como gente «ambiciosa», maniobrando detra?s una guerra econo?mica para sacarlo del poder. Mugabe consideraba los escritorios de los empresarios, unos comandos, ataques, metralletas y bombas, intenta?ndole derrocar.

Nada nuevo en el horizonte, en la relacio?n del poder y los empresarios. El asunto no era novedoso, ya cuando en el an?o 1929 en Estados Unidos se produjo el quiebre financiero, e inicio? el hundimiento de la bolsa y la “Gran Depresio?n” de 1930, inmediatamente aparecieron charlatanes acusando a los empresarios y al libre mercado de aquel desastre.

Asi?, intentaron sepultar en un di?a la enorme contribucio?n de Adam Smith, cuya filosofi?a de la libertad natural conjuntamente con la mano invisible irrumpieron para dar paso a la mayor era de prosperidad y crecimiento econo?mico desde que el mundo existe. A lo largo de los an?os, las naciones que adoptaron el sistema de Smith (denominado Laissez Faire) prosperaron, sus ciudadanos disfrutaron de un incremento sin precedentes en su calidad de vida.

Con la Gran Depresio?n tambie?n aparecio? un renovado populismo acompan?ado del modelo de Keynes (o keynesiano), siempre a la vanguardia cuando la actividad econo?mica se viene al suelo.

Afortunadamente, gracias a Milton Friedman, sabemos que, la Reserva Federal, que es una creacio?n del gobierno – no de los empresarios – fue la principal responsable de crear la Gran Depresio?n. Friedman comprobo? científicamente , no con «sensaciones», «sentimientos colectivos», la clase de fraude sema?ntico al cual recurren los colectivistas que la inflacio?n es un feno?meno estrictamente monetario. Esa ma?quina de fabricar  billetes estaba entonces, y sigue estando, en manos de la Reserva Federal, es decir, el gobierno.

Ro?mulo Betancourt, el ma?s influyente socialdemo?crata venezolano, en su libro «Venezuela Poli?tica y Petro?leo»,acuso? a los empresarios extranjeros  de estar coludidos para saquear al pai?s. Hugo Cha?vez, a su llegada al poder, responsabilizaba a la «mano invisible del mercado», y Nicola?s Maduro, – que termino? siendo el hijo hippie de un padre bonchero que le heredo? una compan?i?a a punto de quebrar-, fue ma?s lejos todavi?a y dijo, que los empresarios habi?an declarado una operacio?n de guerra financiera  en su contra. Y saco? literalmente bayonetas y fusiles contra e?stos.

Todos estos argumentos de todos los buro?cratas de nuestro tiempo, resultan tan ridi?culos como el que los negros son delincuentes por su color, las personas con preferencias sexuales determinadas son perversas, o los isla?micos son todos fana?ticos terroristas. Por ma?s que la teori?a monetaria moderada oculte la caca, como los gatos; la verdad imprimir dinero si? genera inflacio?n, y la deuda pu?blica si?, la pagan los ciudadanos.

Los gobiernos suelen recurrir a estos argumentos, para poner en pra?ctica el modelo de intervencio?n keynesiano con lo cual, inevitablemente surgira? la inflacio?n, la pe?rdida del poder adquisitivo, los impuestos ma?s elevados y el acoso a la minori?a; el sector privado. La filosofi?a keynesiana es la de blancos que usan a los negros como caballos de carga, ignorando que el jinete se caera? y el caballo se volvera? contra ellos, y los matara? a patadas y mordiscos.

La socialdemocracia  suele recurrir al modelo keynesiano, y parecen reconocer el derecho de los trabajadores (la mayori?a), a su subsistencia (salario, comida, vivienda, seguridad social), pero de la misma forma parecen negarle el derecho de los empresarios (la minori?a inversora de capital generador de fuentes de empleo), a su subsistencia (ganancia). ¿No es eso discriminacio?n? ¿Puede haber justicia en eso?

A partir del an?o 2006, los coches del servicio penitenciario del re?gimen de Caracas, empezaron a llenarse de banqueros y empresarios. La opinio?n pu?blica lo tomaba de lo ma?s normal. Una cosa muy común en Venezuela. Aquí si tú triunfas, a la semana el país te odia, y se pregunta de dónde sacaste los billetes. Tengo una Biblia sobre eso.

Ese si?ntoma, desnuda el sentimiento ma?s sublime que ha sembrado el socialismo como sistema: la envidia, el resentimiento social, el culto al saqueo y no al trabajo. El odio al otro por construir. Esta es una moral bochornosa. Su principal argumento es la veneracio?n a los sentimientos del rencor contra el e?xito. Si los trabajadores luchan por su sueldo, esto es aclamado como «con- quistas sociales del pueblo». Pero si los hombres de negocios (creadores de empleos y que pagan sus sueldos), luchan por ganancias ma?s altas, son considerados unos cerdos mercantilistas, codiciosos.

Invariablemente en los an?os 2013, 2014, 2015 y 2016, el re?gimen de Caracas provoco? escasez de caraotas, leche, arroz, pollo, harina de mai?z, cafe?, aceite y de veinte productos ma?s, segu?n el Centro de Documentación  y Ana?lisis Social (Cendas). Ningu?n izquierdista levanto? la voz, ni dentro ni fuera del pai?s.

Imagine usted que? habri?a pasado si hubiera sido una medida empresarial, la que manteni?a a millones de venezolanos borregos interminables espera frente a los supermercados para comprar comida. Muchos teni?an el dinero para comprarla, pero no habi?a alimentos.

Toda pandilla, movimiento, grupo, montonera, banda, peloto?n o como se quiera llamar, interesados en esclavizar a una nacio?n, en concebir una estructura dictatorial, necesita alguna minori?a como chivo expiato- rio, a la cual poder endosar los problemas de la nacio?n y usarla comojusti cacio?n de sus acciones. En la Rusia Sovie?tica ese chivo expiatorio fue la burguesi?a, en la Alemania nazi fueron los judi?os. En la Venezuela de Cha?vez y la Zimbawe de Mugabe, los empresarios.