Domingo Alberto Rangel: Votar o no votar

Domingo Alberto Rangel: Votar o no votar

Domingo Alberto Rangel  @DomingoAlbertoR
Domingo Alberto Rangel @DomingoAlbertoR

 

Cuando la policía bogotana se avecina a una cuadra donde proliferan los buhoneros automáticamente se repite una escena que bien podría estar sucediendo en cualquier ciudad europea… los infelices huyen despavoridos, no sin antes recoger sobre un mantón, a la carrera, sus escazas pertenencias. Hay sin embargo en la capital colombiana algo que recién ha cambiado… ahora los buhoneros no son peruanos, ecuatorianos y pastusos… son venezolanos.

También en las casas acomodadas de la capital cachaca de un tiempo para acá se acostumbra que la mujer de servicios sea venezolana. Las prostitutas, llamadas trabajadoras sexuales por la hipocresía de la nueva izquierda, suelen ser compatriotas nuestras, no solo en Bogotá sino también en Ciudad de Panamá, Madrid y Miami.





Hay otra diferencia en estos tiempos: Los buhoneros y las putas reconocen que la policía colombiana es más decente que las contrapartes nuestras y eso mismo podrían declarar detenidos y expulsadas de España o los Estados Unidos. Los uniformados de aquellos países desde luego que son corruptos pero no al punto de robar al detenido las pocas pertenencias o quitarle cartera y celular.

No obstante la triste realidad que retrata un país empobrecido al punto de que toda una generación de muchachones sueña con marcharse al exterior… o se quedan en nuestro país pero a riesgo de terminar comiendo de la basura… en los medios locales abundan comunicadores que siguen repitiendo cual loros intoxicados de cocaína, la leyenda que nos caracteriza como habitantes de “un país rico, muy rico”.

Pero, no solo abunda entre los fablistanes ese desapego a la realidad: Políticos y escritores de artículos supuestamente “de opinión” –que desde luego no forman la opinión pública- a mi modo de ver las cosas le faltan el respeto a sus lectores y seguidores con lo idiota e inútil de sus argumentaciones.

Mientras el país se hace añicos, en artículos donde se glosa el último escándalo del circo politiquero o en las diarias apariciones ante los medios más estupidizantes que simplemente polarizados, esta semana solo se atina discutir boberías sobre los doscientos millones que le incautan a la señora Tintori o haciendo ver que un derecho individual, como es el voto, debe ser tratado colectivamente… “votar o abstenerse” escriben estos remedos tropicales de Hamlet.

A ver: Por supuesto que la esposa de Leopoldo López una vez más dio muestras de su nula capacidad para ocupar puestos públicos donde a las señoras del jefe se les debería exigir lo mismo que los romanos le exigían a las consortes del César: “Más que ser honrada debe parecerlo”. Pero eso no es importante porque ya estamos acostumbrados a las boberías de la dama.

Más importante es reflexionar que para la gente común esos doscientos millones apenas significan unos doce mil dólares porque el venezolano común y silvestre no tienen acceso a otro tipo de cambio que al odioso dólar supuestamente cucuteño… casi la misma cantidad que en cualquier aeropuerto dejan pasar sin tener que hacer una declaración… lo mismo que hace cuarenta años atrás una persona honrada podía ahorrar en un año, sin ser ministro o director de banco.

Más importante, a los fines de trascender el círculo vicioso del tira encoge semanal, entre oficialistas y opositores, es ventilar el debate nacional, buscando soluciones a los problemas que son muchos. ¿Cómo?

No es difícil y luego expreso una solución: Pero, antes cabe señalar la falta de respeto al lector o a quien escucha y ve una radio o televisora, cuando sucede que el político invitado o el ancla, ambos supuestamente cultos y “versados”, confunden un derecho humano individual, si, individual, como es el voto… con algo presuntamente colectivo… que a todos nos debe interesar antes que conseguir soluciones a los problemas que aquejan a la gente.

Señores políticos y opinadores: Si a ustedes les gusta o no un candidato o las elecciones como paquete… ese es su problema… mientras que por el contrario el problema de la gente común es el empobrecimiento, la falta de empleo, lo poco que se gana en Venezuela, la híper inflación o la inseguridad… ¡no engañen a quienes los leen o los ven y escuchan inventando como “gran problema” el voto de una elecciones que por el escaso interés que han desatado son clandestinas y donde los candidatos parecen helados de yuca!

Si quieren ayudar que unos y otros, ya que oficialistas y opositores son estatistas… ustedes únanse y propongan un método para que el gobierno, que por su tradicional ineptitud no lo ha hecho en años, reparta la cartilla de racionamiento –caja CLAP- a todos los que ustedes consideren dignos, el mismo día de la semana, con los mismos artículos a lo largo del año y al mismo precio en todo el territorio nacional… carajo, los cubanos lo hacen hace décadas… no debe ser tan difícil.

¡Nosotros libertarios, para que los idiotas luego no nos reclamen, nos contestamos por los momentos con proponerle a los diputados que dejen de debatir boberías bizantinas… que por ley prohíba las alcabalas donde militares y policías atracan a los productores del campo… solo con eso bajan los precios de las hortalizas… no hay que ser sabio para darse cuenta!