Pedro Vicente Castro Guillen: La lucha es por el alma de Venezuela

Pedro Vicente Castro Guillen: La lucha es por el alma de Venezuela

Pedro Vicente Castro Guillen @pedrovcastrog
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La lucha actualmente planteada es sin duda por el alma de Venezuela, para derrotar esta kakistocracia madurista atrasada sin ningún sentido de país, nación o patria, porque aunque se usan estos términos como sinónimos no son lo mismo. Cuando hablo de alma no me refiero al sentido aristotélico del término, de una noción de alma como sustancia, más bien me refiero a recuperar el sentido del proyecto histórico de Venezuela que se define después de la Guerra Federal. Que no es otro que el proyecto Republicano y democrático que con sus vicisitudes sólo pudo realizar una primera experiencia exitosa en la segunda mitad del Siglo XX.

Hoy asistimos en pleno Siglo XXI a un retroceso que nos lleva casi al siglo XVIII, cuando las instituciones pre modernas y las jerarquías por razones políticas y de ingreso eran lo común en la vida política y civil bajo el dominio de la Corona Española. A estas alturas de la evolución del socialismo en el siglo xxi donde está claro que la pretensión de los gerifaltes del madurismo es mermar por no decir eliminar la escogencia de los gobernantes por el voto popular directo y secreto, como ocurrió con la imposición de la asamblea comunal, está claro que existe la pretensión de modificar las bases de la soberanía popular y las bases de todo lo que ha constituido la conquista de los derechos humanos, ciudadanos y económicos de los venezolanos.





Hoy vivimos bajo un régimen de opresión biopolítica en donde el hambre, la pobreza, la inexistencia del derecho a la vida, la precariedad material entendido en el más amplio sentido, son los instrumentos de control del régimen, aquello de que se valen para pretender permanecer eternamente en el poder. Los venezolanos hemos sido despojados de los niveles civilizatorios que hoy disfruta América Latina y de la cual fuimos un país de avanzada hasta hace apenas dos décadas.

El reconquistar la democracia y la vida civilizada pasa por entender las enormes dificultades de tal tarea, y, afortunadamente la ciudadanía ha ido alcanzando un entendimiento claro de la naturaleza del régimen y de la calaña de los gépidos que lo regentan. Los venezolanos hoy sabemos que el castro-madurismo no dejara el poder por las buenas, que están dispuestos a usar la fuerza sin ninguna contención, medida o escrúpulo, porque confían en las interdicciones éticas del campo democrático, que el camino político escogido para sacarlos del poder es constitucional y electoral.

Y por qué electoral porque la kakistocracia autoritaria que nos desgobierna no tiene ningún temor o recato moral en usar la fuerza –eso ya lo hemos experimentado- en asaltar conjuntos residenciales enteros como ocurrió en el recién finalizado brote de protestas callejeras. Pero lo que no sabe manejar, lo que los enreda es el voto y las elecciones. Usted me increpará iracundo con todo derecho por lo demás: cómo que no saben manejar el voto, lo han hecho con la trampa, el fraude electoral continuado, la manipulación de las reglas electorales, y otras cosas más. Así es, tengo que conceder. Pero también es verdad que esas prácticas también los han debilitado, erosionado y dividido. Porque en Venezuela la cultura del voto es muy fuerte -qué duda cabe de que Chávez la usó con sagacidad-. El chavismo cuando era una fuerza social homogénea siempre se legitimó con el voto.

A la oposición le corresponde salir a votar en las regionales a pesar de todo lo que sabemos que van a hacer: trampas, inhabilitaciones, encarcelamiento de los candidatos, alteración de las reglas electorales. Pero hay que ir a votar para que tenga que verse ante el país y el mundo como una fuerza política antidemocrática que desea perpetuarse en el poder a costa del sufrimiento de los venezolanos. Si no tenemos fuerza bruta y tenemos votos, estamos 90-10% según todas las mediciones de opinión, sería un verdadero disparate quedarse en casa mientras el chavismo se vuelve a coger las gobernaciones. Sé que me dirán: ¡pero es que si las ganamos nos las van a quitar! pero porque le vamos ahorrar el trabajo de que nos las quiten, a estos gépidos hay que ponerlos a trabajar en su propia destrucción, que el país y el mundo tengan permanentemente las pruebas de lo que son capaces y de la necesidad de salir de este régimen castro-madurista y reconquistar la Democracia y la República Libre y Soberana.

Pedro Vicente Castro Guillen               @pedrovcastrog