¿Por qué no hemos salido de la dictadura?, por Ana Karina García

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Estamos viviendo años oscuros en la historia de nuestro país, a mis 26 años no tengo conciencia de otra cosa que las restricciones de libertades, la profundización de la crisis económica y las continuas despedidas, con la creciente migración en Venezuela, pero también con cada año mas de vida, solo tengo recuerdos de una lucha constante por la libertad de Venezuela.  De cuando era pequeña solo tengo de referencia de  las imágenes en TV o noticias de prensa, pero  en los últimos 10 años, ya viviéndolo como protagonista de esa historia de luchas,  cada día entendiendo más a profundidad la realidad política que no se veía cuando era pequeña a través de los lentes de una cámara, ni de la escritura de nuestros valientes periodistas.

Cada batalla, cada lucha y cada sacrificio lo daba convencida que podía lograr sacar la dictadura y cambiar mi país, para así poder tener todo lo que soñaba en Venezuela, oportunidades, seguridad, estabilidad, tranquilidad, desarrollo, cosas que a lo mejor en otros países son la cotidianidad, para mi eran un sueño que solo podría conquistar derrocando la dictadura. Sin embargo al pasar de los años entendí que no era tan fácil como yo lo creía, comencé a conocer el ego de los políticos, los intereses, los pactos, negocios, el amiguismo, el poder por el poder en sí mismo, y entendí que la política evidentemente no era color rosa, no habían solo el lado de los buenos y el lado de los malos, sino que era más complejo.





Entendí que la política era un juego de intereses, que detrás de cada decisión había una razón de ser, detrás de cada persona que te ofrecía apoyo había un interés, que el sistema político en Venezuela y en América Latina estaba lleno de vicios, que la meritocracia no era la metodología para crecer y surgir, sino el apadrinaje, que quienes financiaban al chavismo también financiaban a muchos de la oposición, que la honestidad y la crítica no eran bien vistos en los partidos, porque hería el ego de  los que se hacían llamar líderes, que el debate no era la metodología para construir una línea, sino lo era la macoya, allí cuando entendí todo esto me pregunte ¿Lo correcto es seguir en la política, si yo no creo en este sistema? ¿Estar en un partido no me hace igual que todo eso contra lo que lucho? ¿Sera que lo mío no es la política?

Primero pensé que la respuesta a esas preguntas, estaba en términos generacionales, es decir que mi generación y todo lo que estaba luego del 2007 era distinto y que junto a ellos podía transformar la política, pero poco a poco me fui dando cuenta que los vicios y la forma de hacer política no tenia nada que ver con edades, sino con valores y visiones, de allí entonces volví nuevamente a las preguntas anteriores.

Evidentemente las respuestas no son fáciles, ni son necesariamente concurrentes, pero hoy estoy segura que lo correcto es luchar contra se sistema político de vicios, antivalores, intereses, el poder por el poder en si mismo, la falta de meritocracia, la política como negocio y no como servicio.

Este sistema mencionado no está en un solo partido, ni en una sola generación, tampoco en un solo área de la sociedad, este sistema se ha regado como un virus en todos los sectores y eso es lo que hoy mantiene la dictadura en el poder, solo podremos salir de ella si entendemos que no luchamos contra un gobierno, sino contra un sistema político.

Allí me respondí las preguntas y  decidí luchar desde dentro de un partido, entendiendo que el sistema también había hecho mella allí, pero que desde ese espacio yo podía con mis acciones y mis opiniones combatir ese sistema, formar a mi generación en un sistema distinto y así derrocar la dictadura, a lo mejor me equivoco, pero por lo menos se que no estoy de brazos cruzados, sino que todos los días mi vida se convierte en una lucha por el cambio.

Para terminar te hago un llamado a ti, no importa el espacio donde estés te invito hacer lo mismo, a entender que el gobierno se mantiene en el poder por un sistema inmerso en nuestra sociedad, que hace que la dictadura sea el pan nuestro de cada día, determina quien es parte de ese sistema en tus espacios cotidianos, y combátelo, transfórmalo.

Que nuestras luchas sinceras no den el resultado esperado, no es que sea imposible lograr el objetivo, es que estamos haciendo un mal enfoque en la lucha, no pierdas la esperanza, emprendamos una lucha contra este sistema y estoy segura que lograremos no solo conquistar la libertad, sino cambiar el país, llevar a Venezuela al progreso y desarrollo.