Juan Guerrero: Amansar la mente

Juan Guerrero: Amansar la mente

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La Rusia socialista heredó de la Alemania nacionalsocialista los experimentos para ablandar el cerebro y calmar el alma por ansias de libertad. Las experiencias tomadas de seres humanos sometidos a las más crueles torturas para silenciarlos, pasó luego a los países bajo dominio soviético.

La Cuba revolucionaria pronto las puso en práctica y fueron los artistas y escritores quienes sufrieron, junto con científicos y políticos, las torturas psicológicas que les ablandaron los cerebros hasta terminar como piltrafas humanas.





Por estos días en la Venezuela del socialismo del Siglo XXI se acentúa el discurso sobre el tratamiento psiquiátrico a los opositores de la dictadura de Maduro. Los antecedentes habría que buscarlos en Hugo Chávez, quien, frente a la insistencia por el reclamo de sus tierras, tildó a Franklin Brito de loco y pidió su reclusión en un centro psiquiátrico.

Todos sabemos el resultado de esa triste y dolorosa historia… y del responsable del asesinato por inanición de ese venezolano.

Ahora esas fechorías se están aplicando siguiendo un plan diseñado y asesorado por los cubanos del G2, quienes saben mucho de su aplicación.

La fiscal general, Luisa Ortega Díaz, al decir de Pedro Carreño, ha sido señalada de loca y por ello solicitó públicamente, se le realizara un examen psiquiátrico. Otro tanto se ha hecho en el caso del editor y político, Teodoro Petkoff. A quien se le sometió a un interrogatorio por más de 2 horas.

Las persecuciones aduciendo razones psicológicas o psiquiátricas se van a multiplicar en las próximas semanas. Eso se ve venir como una estrategia para desacreditar a la oposición y a quienes adversan a la dictadura.

Es una estrategia que busca desaparecer a todo opositor, sea por razones políticas, económicas, militares, intelectuales, académicas y hasta religiosas.

Catalogar a una persona como enferma mental, sin que esta lo sea, como también acusarla como homosexual, es señalarla como agente “social insalubre” y por tanto, sujeto que contamina. Por ello el Estado debe aislarla y remitirla a una tumba de silencio aunque esté físicamente viva.

Por eso catalogar a una persona como enferma mental u homosexual, para la dictadura de Maduro y su pandilla, es una manera de silenciar a sus enemigos. Eso ha ocurrido ya en varias ocasiones, y para ello se construyó, bajo tierra, un sitio de total aislamiento que se ha llamado La Tumba, bajo la administración del entonces ministro de relaciones interiores, Miguel Rodríguez Torres. Bajo sus instrucciones en ese sitio se comenzaron a silenciar seres humanos, quienes, muchos de ellos con años sin ver el sol, han perdido la noción de la realidad, gracias a este militar formado en la era revolucionaria y socialista.

-Esta gente es malvada. Todavía no han mostrado su real y verdadera mente diabólica. Le comentaba una señora a mi esposa, en días pasados. Y lo decía ella, quien los conoció desde sus años como estudiante universitaria.

Si esto continúa así veremos también el confinamiento, ya no en lugares cercanos como La Tumba, en Caracas, sino en especie de “archipiélago gulag” o islas aisladas, tipo isla del Burro o Aves o La Tortuga. Recomiendo leer a Solzhenitsyn para que conozcan esas aberrantes historias de la era de Stalin y sus campos de “reeducación” y confinamiento del socialismo soviético.

Porque la mente de la perversidad cuando se sabe poder de Estado es sanguinaria, ruin y déspota. Y actúa sobre la base de la venganza para causar dolor más allá de la muerte. A la mentalidad vengativa le conviene mantener vivos a sus enemigos y verlos sufrir. Eso está muy bien documentado por la bibliografía criminalística y psiquiátrica.

Y esto no es para tomarlo ni como chanza ni risa ni burla. Lo que viene es mucho más grave y dantesco, visto los tiempos finales de un animal agónico como es la dictadura socialista de Maduro que tiene detrás como asesores, tanto a los insensibles cubanos de la contrainteligencia, como a los aberrantes terroristas islámicos del Daesh. Esa combinación, junto con la actuación de pranes y vengativos dirigentes psuvianos, son una profunda herida de daño psicológico terriblemente lacerante en el alma del venezolano, muy difícil de superar en los próximos años.

(*)  [email protected]   TW @camilodeasis   IG @camilodeasis1