Carta a un irresponsable Presidente, por Leocenis García

Carta a un irresponsable Presidente, por Leocenis García

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Señor Presidente , he visto con más lástima que asombró, sus reciente medidas de aumentos salariales y controles sobre precios de productos.

Cuando un gobierno recurre al aumento de salarios en medio de los controles y la absoluta militarización de la economía, está realmente empobreciendo aún más a la gente. Usted ha decidido ir más allá de los límites que cualquier estatista hubiera traspasado.





El gobierno pone montañas de dinero en manos del público, pero la situación se agrava. La explicación es muy sencilla: Una cosa es el salario nominal, es decir, estos billetes y monedas que la gente recibe, y otra el salario real, que es el poder adquisitivo de esos billetes. Allí está el problema.

La recesión económica de los años 2014, 2015 y 2016, 2017, en Venezuela, significa en términos prácticos una caída del poder de compra o del consumo.

Su gobierno optó por aplicar la receta de intentar dirigir la economía como a un soldado de guerra. Los aumentos salariales rompen con la vieja tradición de una negociación entre la CTV (la organización sindical de obreros), Fedecámaras (la cámara de empresarios) y el gobierno. A cambio, su régimen opta por no consultar a nadie, y hacer aumentos sin ningún «cálculo económico», como hubiese dicho Vong Mises.

Cuando ello ocurre, los empresarios y sus empresas, deben hacer una erogación, pero ¿de dónde sacan para pagar el aumento? Su Gobierno se ocupa –como el caudillo, el bárbaro tribal- de su propia satisfacción, tomar por la fuerza aquello que les de rédito electoral, sin preguntarse cuánto va a costar sus aplausos momentáneos.

Sin duda, ante una medida arbitraria como esa, se pone al sector privado ante un verdadero callejón sin salida. Si suben los precios de sus productos, ustedes les meten presos. Como es de esperarse, un número de empresas no puede aumentar el salario y, responderán recortando el número de empleados, o soportando esa pérdida.
El gobierno, lógicamente no tiene este problema, imprime billetes y con eso paga el salario. Esto genera impuesto inflacionario porque emite más billetes.

Su gobierno ya ha decretado el aumento en otras ocasiones, y el sector público como gobernaciones o alcaldías (departamentos o condados en otros países) no los paga inmediatamente. El gobierno acumula deuda de cuatro y cinco meses, mientras los empleados públicos aúllan por hambre en las oficinas de los burócratas. Cuando finalmente pagan el retraso, el dinero está devaluado por la inflación. Sus burócratas , Presidente, han descubierto en el atraso de pago, una forma de refinanciarse.

El control de la economía, a través de un combo de funcionarios empistolados ha llevado a la destrucción del sistema económico privado. Mientras esto sucede el gobierno recurre a una llamada política de exaltar los símbolos patrios. ¿Qué nacionalismo puede haber en tener a Simón Bolívar pintado en billetes sin valor? Un billete de 100 bolívares cuesta (fabricarlo) 10 céntimos de dólar y un dólar está en 16 mil bolívares; cuesta más imprimir el billete que la capacidad de compra de éste.

El billete de Bolívar no es hecho en Venezuela, es ensamblado y tiene cuatro costos: máquina, papel, químicos y mano de obra. Solo la mano de obra es nacional, lo demás no.

Aunque la gente pobre de Venezuela no entiende bien los tecnicismos sobre la expansión de dinero, la gente no lo ve académicamente, pero lo ve. Se da cuenta que ese fajo de billetes al día siguiente se esfuma. Los precios suben de un día para otro.

Señor Presidente, el ciudadano en su rol de propietario, de productor, de emprendedor, sabe que lo hace mejor que el gobierno, porque cuando el gobierno pierde, la pérdida se socializa, pero cuando el individuo pierde, la perdida es de él.
Lo que fracasó en Venezuela fue el modelo socialista que está convencido de que la economía se puede manejar desde el Estado, estatizando empresas, generando inflación y haciéndose cada vez más populista.

La modernidad de un país no está en lanzar carretillas de billetes a las calles de sus ciudades. La modernidad está en el gran enemigo del socialismo, es decir, el derecho a la propiedad.

Cuando los impuestos son muy altos, la gente los evade o intenta hacerlo, eso pasa con el impuesto encubierto de la inflación, que con sus medidas usted engorda ¿Cómo lo evade la gente? No usando el bolívar, el escudo, el peso o la moneda devaluada por el gobierno, y buscando otra moneda, la fuerte sea euro, dólar o como se llame.

Ningún gobierno con vocación real por la gente intentaría sacarla de la pobreza creando dinero, imprimiéndolo por carretas y tirándolo a la calle.

Me duele Venezuela, y lo que usted con su Gobierno hacen con ella. Pero, nosotros encontraremos , porque la conocemos, la vía, para salir de esto. Haremos como ese país de Asia que al acabar la segunda guerra mundial estaba hundido en la pobreza, apenas tenía recursos naturales, estaba obligado a importar todo el petróleo y las materias primas, e incluso la mayor parte del agua que consumía. (Así va a quedar Venezuela cuando salga del poder el chavismo).

Ese país de Asia, la diminuta colonia de Hong Kong floreció a causa de su sistema de gobierno que aplicó los principios del liberalismo de mercado y redujo a lo indispensable sus intervenciones. Pues, bien, hoy día este diminuto país es el segundo más próspero del área del Pacífico.

También el Banco Mundial piensa algo parecido. En un estudio del año 1993 sobre los «cuatro tigres» y el milagro económico del Sudeste asiático se concluía: ‹‹El rápido crecimiento en cada uno de estos países se debió fundamentalmente a la aplicación de un conjunto de políticas económicas cuyo denominador común es que todas ellas se orientan por las señales que emiten los mercados libres de intervenciones, consi- guiendo de esta manera una acumulación de capital más elevada, y una mejor asignación de recursos económicos›› (Banco Mundial 1993:n6)

Claro, Presidente, esos son cosas que usted, difícilmente comprenderá mientras siga adorando a Stalin, Lenin, Fidel, gente interesante, es verdad. Pero unos fracasados, como todos los comunistas del mundo.